Anuncio

Operación especial del LAPD sorprende a miles de niños con juguetes

Uniformados de azul, manejando autos especiales, sobrevolando un helicóptero y armados de sonrisas, 20 miembros del Equipo Especial de Tácticas y Armas (SWAT) del Departamento de Policía de Los Ángeles, sorprendieron este miércoles a mas de 2 mil niños con juguetes y la visita de Santa Claus.

Para Eddie Pérez, miembro del SWAT, está misión que se realiza anualmente en el Instituto Ortopédico para Niños (OIC), en Los Ángeles, no puede fallar.

“Tenemos 21 años ofreciéndole a los menores sonrisas a través de este evento y esta vez no iba a ser la acepción”, dijo Pérez.

Anuncio

El SWAT colecta los juguetes y Santa reparte los regalos en el hospital, un lugar que lo mismo puede resultar muy deprimente o de mucha esperanza para las familias, pero que siempre resulta un lugar que impone seriedad, sostuvo Pérez.

“Yo personalmente tengo 15 años en la misión y no hay mejor regalo personal que ver sonreír a los pacientes y a los niños que vienen de fuera para ver a Santa”, agregó Pérez.

Una sonrisa que paralizó a varios miembros del SWAT fue la del pequeño Joseph.

El menor de cinco años de edad, nació con deformaciones en los huesos de su cuerpo, pero eso no le impidió alegrarse e intentar correr para saludar a Santa

Paola Betan, madre del niño de cinco años de edad, observaba al menor recibir obsequios del personaje gordinflón y automáticamente su rostro reflejaba una felicidad.

“Al ver feliz a los niños, uno también está feliz y agradecido. Como padre no puedes pedir más en fechas como estas”, dijo Betan.

Joseph es uno de aproximadamente 1,200 pacientes menores de edad que atiende el hospital.

Debido a sus deformidades, Joseph ha visitado el hospital por lo menos una vez desde que nació. Él sabe que ese es el lugar donde recibe terapias y donde le ayudan a sentirse mejor.

Betan sostiene que no es fácil como familia lidiar con la enfermedad del niño. No obstante, “días como este nos traen esperanza y fe para continuar”.

A lado de Betan se encuentra Filiberta Rojas. Ninguno de sus cinco hijos es paciente del hospital, pero el dinero es escaso en el hogar.

“Mi esposo trabaja y yo cuido a los niños. Este año yo les dije que no podría comprarles regalos porque no había dinero, pero luego una amiga me dijo de la repartición y venimos aquí”, dijo Rojas.

“Mis hijo menor tiene cinco y el mayor tiene 11 años. Con estos regalos he ahorrado por lo menos 200 dólares y ellos están contentos”, agregó.

Anthony Scaduto, presidente y director ejecutivo del hospital sostuvo que no hay mejor medicina como la felicidad.

“Durante el año, los niños que nos visitan viene con dolores y tristes. Esta época nos da la oportunidad de acércanos a ellos y proporcionarles más que una receta o un tratamiento, un gesto de apoyo y de familia”, dijo Scaduto.

Anuncio