Anuncio

La obesidad le bajó la autoestima, le provocó depresión y por poco pierde a su familia

Share via

Expresarse con buen sentido del humor, no era algo natural en Daniel Morales, sino que fue una manera para protegerse de las burlas por su obesidad, aunque en el fondo lo desgarraba el dolor, la frustración y la baja autoestima que se fue apoderando de él en la medida que subía de peso.

En los últimos 16 meses, este oriundo de León, Nicaragua, perdió 80 libras de peso, resultado de una dieta balanceada y una rutina de ejercicio que adoptó después de ver que la vida y el matrimonio de se le iba por un despeñadero por descuidar su alimentación y la falta de actividades deportivas.

“Uno se convierte en el chistoso de la gente para no sentirse mal”, afirmó, asegurando que antes que las demás personas le hicieran un comentario, él se adelantaba y cuando llegaba a una reunión, le decía al grupo: “con su permiso, voy a tomar dos sillas”, aunque la frase no era ninguna broma.

Anuncio

Morales, de 47 años de edad, llegó a Estados Unidos en 1988. Entonces, tenía un peso aproximado de 120 libras. Sin embargo, los excesos de hamburguesas, papas fritas, carne y tacos contribuyeron a su sobrepeso. “Me compraba hasta doce tacos; seis tacos de asada, seis de chorizo y aparte la soda”.

Las opiniones de la gente y familiares, al referirse a él como “panzón” y “gordo”, lo marcaron. Esas expresiones, en vez de animarlo a bajar de peso, lo condujeron a refugiarse en la depresión y evitaba salir a eventos sociales por temor a las críticas, aislamiento que deterioró su matrimonio.

“Creo que esto no funciona”, fueron las palabras de su esposa al plantearle el divorcio. Morales se había convertido en una persona agresiva y a causa de la obesidad tampoco había intimidad sexual, pues llegó a pesar hasta 370 libras. “Así cómo iba a funcionar uno en la cama”, aseveró.

Los pantalones que Morales compraba eran talla 50, pero tenía que ir con un sastre para que le agregara 2 ó 3 pulgadas. Las camisas 4XL le quedaban ajustadas. Al mismo tiempo, se le subió la presión y lo diagnosticaron pre-diabético; y una inflamación en la rodilla lo postró por dos meses.

En una consulta médica, con exámenes en mano, le advirtieron que si no hacía algo, no le daban muchas esperanzas de vida. “En lo primero que pensé fue en mi hogar, en mis hijos y mi esposa”, manifestó sobre el diagnóstico que recibió en octubre de 2014. “Todo eso me hizo reaccionar”.

¿Qué ha cambiado en la alimentación?

“Como de todo, pero en porciones más pequeñas”, afirmó Morales, asegurando que incluyó en su dieta las frutas, toma ocho vasos de agua al día y cena antes de las 7 de la noche. Desde que sigue este hábito, ha bajado un promedio de cuatro libras por mes. Su peso actual es de 290 libras.

Asimismo, revela que se ha auxiliado de dos aplicaciones tecnológicas que ha bajado en su teléfono. En una de ellas, mide las calorías que se come y en la otra, lleva el control de los pasos que da al día. Solo en febrero, afirma que recorrió 26.88 millas, con un promedio de 2 millas al día.

“Estoy agradecido con Dios, me siento nuevo”, manifestó, al señalar que el diagnóstico médico indica que la presión está normal y ya no es pre-diabético.

A pesar de que ahora se siente bien físicamente, la meta que tiene es llegar a las 250 libras. La motivación está por la nubes. Con la reducción de peso, le devolvió las ganas de vivir y se restauró su matrimonio en todos los sentidos. “Hay Daniel para rato”, concluyó.

Anuncio