Esclavitud moderna: Trabajadores temporales con visas H2 son víctimas de explotación en EE.UU.
LOS ÁNGELES — Las aves de rapiña volaban en círculos, estaban al acecho del cuerpo de un trabajador agrícola. El forense no pudo determinar la causa de la muerte, pero dictaminó que el hombre, identificado como Pablo Ordaz, podría haber fallecido por el calor en el condado de Person, Carolina del Norte.
“El Diablito”, como lo conocían sus compañeros, tenía 40 años de edad. La última vez que fue visto en las plantaciones de tabaco, en julio de 2005, el mercurio marcaba 118 grados Fahrenheit. Estas condiciones no le importaban a Ordaz, con el fin de trabajar y ayudar a su familia en México.
Al parecer, en estos campos agrícolas, los empleados no tenían el tiempo suficiente para beber agua debido a las exigencias laborales. Esta es una de las muchas quejas de los inmigrantes amparados en el programa de trabajadores temporales, quienes llegan a Estados Unidos con la visa H2.
“Estos trabajadores han tenido muy pocas protecciones”, señaló a HOY Alissa Escarce, vocera del Centro de los Derechos del Migrante (CDM), entidad transnacional no lucrativa creada en el 2005, con sede en la Ciudad de México y con filiales en Juxtlahuaca (Oaxaca) y Baltimore (Maryland).
Escarse agrega que el problema comienza con el proceso de selección en suelo mexicano, donde los interesados en las visas son víctimas de los contratistas, los abusos aumentan cuando están en el país de destino, donde nadie vela por las condiciones en las que laboran ni por el pago justo del salario.
En el 2013, CDM publicó el informe Revelando el Reclutamiento en el que detallan que 58% de los encuestados dijo haber pagado una cuota ilegal para obtener la visa de trabajo, el 47% manifestó haber hecho un préstamo y el 52% aseguró que no se les mostró contrato.
Asimismo, el 10% reportó haber pagado cuota por un trabajo inexistente, tal como le ha ocurrido a Adarely Ponce, oriunda de Hidalgo. En dos ocasiones pagó 352 y 294 dólares aproximadamente. En otra oportunidad después de un entrenamiento le pedían 700 dólares para obtener una visa.
“Nos dicen vas a trabajar 10 horas diarias, uno hace cuentas y por eso recurrimos a préstamos; muchas veces son fraudes, pero como ofrecen apartarnos un lugar, con la idea de irnos entregamos el dinero que nos piden”, explicó a HOY.
La primera vez que esta joven de 34 años viajó a Luisiana fue en el 2003, desde entonces ha laborado en 10 temporadas en una empacadora de mariscos y en una fábrica de chocolate. En su municipio natal no hay empleo, por eso es común que la población aproveche este tipo de trabajo.
“Aquí solo hay trabajo en el campo para los hombres y el pago es el equivalente a 4 dólares diarios; por eso, muchas mujeres y hombres nos vamos con las visas que nos ofrecen, con lo que ganamos en seis meses allá sobrevivimos al regresar”, agregó Ponce.
Origen de las visas
El gobierno estadounidense estableció, en 1943, las visas H2 para trabajadores extranjeros; sin embargo, en la década de los ’80 definió las categorías H2A para labores agrícolas y la H2B para tareas como jardinería, construcción y limpieza, entre otras actividades.
En el 2014, Estados Unidos otorgó 150 mil visas para trabajadores temporales, de ellas 134 mil se emitieron para trabajadores mexicanos, quienes contribuyeron a la economía en estados como Luisiana, Carolina del Norte, Massachusetts, Nueva York, Washington y California, entre otros.
Las visas H2 están basadas en una petición I-129 por parte del empleador estadounidense, por medio de ella el trabajador recibe la certificación del Departamento del Trabajo de EE.UU. y la aprobación del formulario I-797 emitido por el Departamento de Seguridad Interna (DHS).
Los gobiernos de Estados Unidos y México ven este programa como una manera de promover la migración ordenada y segura; no obstante, para algunos especialistas este es un doble discurso de las autoridades, porque sostienen que los empresarios se aprovechan de los trabajadores.
Abusos e impunidad
Cuando los aspirantes son contratados pueden recibir ingresos que comienzan desde los 9.28 dólares por hora; no obstante, las jornadas se extienden más allá de las 40 horas a la semana. Asimismo, las condiciones en que laboran y viven muchas veces son deplorables.
Gaspar Rivera, sociólogo y director del Centro Laboral de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), advierte que por medio de las visas H2 las empresas rompen huelgas y, en el Estado Dorado, se ha utilizado para traer a empleados agrícolas a los cultivos en Oxnard.
“Las visas funcionan bien para los empleadores, porque operan con toda impunidad y es un programa que se ha convertido en propiedad de los empresarios, pero no es lo mismo para los trabajadores quienes están sujetos a los abusos”, criticó Rivera.
Entretanto, Yanira Merino, coordinadora nacional de migración del Sindicato de Obreros de Norteamérica (LIUNA), plantea que este programa debería eliminarse porque los empleadores se acostumbran a tener mano de obra barata, violando de forma permanente las leyes laborales.
“Estas visas se han convertido en una esclavización moderna por como los reclutan, los contratistas no les explican sus derechos para que no se quejen”, valoró la líder de la unión laboral que aglutina a 550 mil trabajadores en EE.UU. y Canadá.
La renovación de las visas está en manos de los empleadores, por esa razón los trabajadores guardan silencio a lo que viven. El reclamo puede ser el autodespido para no regresar el próximo año, poniendo en riesgo la estabilidad económica de la familia que espera el sustento en casa.
Óscar Chacón, director ejecutivo de la Alianza Nacional de Comunidades Latinoamericanas y Caribeñas (NALACC), asegura que este programa pone de manifiesto la hipocresía de Washington que se niega a resolver el problema migratorio, cuando se sigue necesitando el trabajo de los latinos.
“Lo que vemos es que no hay inspectores monitoreando el cumplimiento de las regulaciones a las que están obligados los empleadores, aunque Estados Unidos diga que aplica las leyes con rigor, en la práctica hay un doble estandar”, puntualizó Chacón.
Asistencia legal
Si el empleador no paga el salario justo o las condiciones no son las adecuadas, aunque los trabajadores sean extranjeros pueden exigir sus derechos, aseguró la abogada Nicole Márquez, especialista en derechos laborales de la organización Worksafe, son sede en Oakland, California.
“Muchos no denuncian porque no están acostumbrados a ocupar ese derecho o porque no conocen los sistemas administrativos, pero las leyes aplican a todos por igual”, enfatizó la jurista, advirtiendo que lo mismo sucede con los inmigrantes indocumentados.
Línea de Ayuda
Worksafe
Tel. 510-922-8719
Centro de los Derechos del Migrante
Tel. 1-855-234-9699
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