Los estudiantes de UC Berkeley desconfían de la ofensiva contra la mala conducta sexual prometida por las autoridades
Trece estudiantes de sexo femenino acusaron a un ¿¿profesor de sociología de la Universidad de Berkeley de acoso sexual, que incluía abrazos e intentos de besos. Una de ellas afirmó que el catedrático le ofreció recibir una calificación más alta si dormía con él; otra comentó que le escribió una carta de recomendación negativa cuando ella rechazó sus propuestas.
Funcionarios de la universidad hallaron responsable de mala conducta sexual a Abdelbaki Hermassi, suspendieron el pago de su salario por un trimestre y apuntaron los hechos en su archivo personal. Los estudiantes se indignaron, respondieron que dichas sanciones resultaban indulgentes y movilizaron a todo el campus para realizar protestas. Corría el año 1980.
Más de 35 años después del primer caso de acoso sexual en UC Berkeley, el campus que ha sido visto como un bastión de la política progresista y el activismo por la justicia social, todavía lucha por hacer las cosas bien.
En la actualidad, la casa educativa está inmersa en tres casos de acoso sexual que involucran a miembros de la facultad de alto nivel. El año pasado, en medio de una gran controversia, renunciaron bajo presión el decano de la facultad de derecho, Sujit Choudhry, el famoso astrónomo Geoff Marcy y el vicerrector de investigación, Graham Fleming.
La semana pasada, funcionarios del campus despidieron al entrenador asistente del equipo de baloncesto masculino, Yann Hufnagel, al comprobar que había acosado sexualmente a una reportera, enviándole mensajes de texto explícitos y amenazantes. El exjefe de Hufnagel, entrenador en jefe Cuonzo Martin, está ahora bajo escrutinio por el manejo que hizo de la situación.
Para Michael Burawoy, copresidente de la Asociación de Académicos de Berkeley y quien fue testigo de las protestas contra Hermassi cuando apenas ingresaba a la universidad como un joven profesor de sociología, el hecho de que el campus siga lidiando con los mismos tipos de casos -y con la crítica- es, como mínimo, mediocre. Algunos profesores miembros de este grupo están pidiendo un voto de ‘no confianza’ para el rector, Nicholas Dirks, y el preboste Claude Steele.
“Los administradores de las universidades han tratado de esconder esto debajo de la alfombra”, dijo Burawoy. “Ha habido un mal manejo de los casos y una cierta ingenuidad al pensar que pueden mantenerse en silencio”.
Los regentes de la Universidad de California, que concluyeron su reunión de dos días en San Francisco el jueves pasado, emitieron su respaldo a la intervención de la presidente de UC, Janet Napolitano, en los casos en Berkeley. Al enterarse- a través de los medios de comunicación- del caso de la escuela de derecho, Napolitano ordenó tomar acciones adicionales contra Choudhry, que había sido autorizado a permanecer en su puesto de trabajo con una reducción salarial del 10%, después de que los investigadores hallaran el año pasado que durante seis meses había abrazado, besado y tocado a su asistente ejecutiva en contra de su voluntad, en varias ocasiones. También se le ordenó someterse a consejería y disculparse.
Además, Napolitano eliminó a Fleming del puesto de “embajador global” que se le había dado luego de su renuncia, y anunció que un comité de todo el sistema comenzaría una revisión y aprobación de todas las sanciones impuestas por los administradores de la escuela para los casos de conductas sexuales inapropiadas. “Hemos tenido demasiados casos en que las sanciones no cumplen con el criterio de comportamiento”, resaltó Napolitano. “Ya es suficiente. Estamos en el año 2016”.
Los estudiantes, frustrados por el manejo que ha hecho la administración de Berkeley en el caso de la facultad de derecho que salió a la luz este mes, se descargaron en la junta de regentes de UC que se llevó a cabo el jueves.
Paul Monge, un estudiante de primer año, quien afirmó haber sido abusado sexualmente en su infancia, señaló a los regentes que los funcionarios deben informar a los estudiantes de los casos de mala conducta sexual verificados, por el bien de su propia seguridad. También deben imponer sanciones más severas, dijo, y agregó que la reducción salarial impuesta a Choudhry “promueve un perverso incentivo de que si tienes una posición de autoridad puedes ‘pagar’ por la falta cometida”.
El jueves, Dirks habló de algunas de esas preocupaciones al presentar un nuevo plan para combatir las conductas sexuales inapropiadas. Entre otras cosas, el plan contempla expandir la educación y la formación, reforzar los servicios de apoyo a las víctimas y establecer un nuevo comité de revisión para asegurarse de que se impongan sanciones de “manera firme y consistente, independientemente del rango o la posición del demandante o el demandado”.
“Estamos comprometidos a asegurar que Berkeley sea una comunidad acogedora, segura, respetuosa e inclusiva para cada uno de nuestros estudiantes, así como para el personal, los profesores y visitantes”, escribió el rector en una carta abierta a la comunidad del campus.
Pese a su reciente historial, los expertos señalan que Berkeley no es más propensa a la mala conducta sexual que otras universidades. Registros anuales sobre la violencia sexual muestran que la Universidad de Berkeley tuvo 50 casos de delitos sexuales forzados, dentro y fuera del campus, en 2012 y 2013, según datos del Departamento de Educación de los EE.UU. Durante ese mismo período, UCLA reportó 57 casos, UC Santa Barbara 39, UC Davis 37 incidentes, UC San Diego 31, UC Irvine 27 casos, UC Riverside 12 y UC Merced 3 hechos. UC Santa Cruz no fue incluida en los datos federales.
Los hechos reportados de mala conducta sexual en los campus escolares están en aumento a nivel nacional, en parte debido a una mayor atención a la cuestión que ha animado a más víctimas a dar un paso adelante, señaló W. Scott Lewis, socio del National Center for Higher Education Risk Management. Las solicitudes de capacitación contra el acoso y la experiencia del grupo para investigación se han duplicado en el último año, con más de 1,000 planteles que han recibido asistencia desde 2011.
La oficina de derechos civiles del Departamento de Educación actualmente investiga 173 colegios y universidades acusados ¿¿por el mal manejo dado a casos de mala conducta sexual. UC Berkeley, UCLA, UC San Diego, San Francisco, Santa Cruz y la UC Davis están, todas, en esa lista.
Los estudiantes de Berkeley afirmaron saber que hechos de mala conducta sexual se producen en los campus de todo el país. Pero manifestaron también que esperaban más apoyo de una universidad conocida por su activismo liberal.
Nicoletta Commings y Sofie Karasek se sintieron atraídas por la Universidad de Berkeley gracias a su tradición de justicia social. La fascinación que sintió Karasek al leer sobre el movimiento de libertad de expresión en la clase de historia, mientras estaba en la preparatoria en Massachusetts, la llevó a escribir su ensayo de solicitud a esa universidad acerca de su deseo de continuar el activismo ambiental allí. Llegó al campus en el otoño de 2011, justo a tiempo para unirse a cientos de manifestantes en Sproul Plaza, que apoyaban el movimiento Occupy por la igualdad económica. “Era todo lo que quería”, relató.
Pero después de haber sido asaltadas sexualmente por compañeros, Karasek y Commings dijeron que se sorprendieron cuando los administradores parecían no estar interesados en sus quejas, no las informaron acerca de las investigaciones e impusieron sanciones inadecuadas. Ambas, junto con una tercera mujer, están demandando a la universidad por el manejo de sus casos. La casa de estudios ha negado las acusaciones.
“Como Berkeley es un lugar muy liberal, pensé que protegerían a las personas vulnerables y responderían de manera apropiada”, afirmó Commings, quien estudia para obtener una maestría en salud pública. “Pero me hicieron sentir que a nadie le importaba”.
En 2014, 31 estudiantes y exestudiantes de UC Berkeley presentaron dos quejas federales contra la universidad en base a un patrón de décadas de mal manejo de investigaciones de agresiones sexuales por los administradores del campus.
La erupción actual de casos de alto perfil ha provocado al campus como nunca antes. Jeffrey Edleson, decano de la escuela de bienestar social y copresidente de un nuevo comité para revisar las políticas de conducta sexual inapropiada en la UC Berkeley, dijo que presionará para que se hagan “fuertes revisiones”. Sus cambios propuestos incluyen sanciones más duras para promover la disuasión, la expulsión inmediata del campus de los perpetradores hasta que puedan demostrar que se han reformado y más información pública de casos comprobados de mala conducta. Napolitano señaló que todos los casos confirmados son públicos, lo cual antes era muy inconsistente.
Edleson añadió que el nuevo plan de Dirks “muestra una gran promesa para mejorar el clima en el campus para estudiantes, personal y profesores”. El plan también aumentará el apoyo a la Oficina para la Prevención de Acoso y Discriminación para reducir el tiempo de resolución de los casos. Los funcionarios también aumentarán los fondos para los centros del campus que ayudan a conectar a las víctimas de la mala conducta sexual con asesoramiento y otros servicios.
Dirks también anunció más dinero para mejorar la formación y evitar así las malas conductas sexuales. Los defensores se han quejado de que, actualmente, estas clases son tan malas que los estudiantes se duermen en ellas, y algunos firman la hoja de asistencia y luego se retiran de inmediato.
Nancy Lemon, conferencista en Boalt Hall sobre la ley de violencia doméstica, afirmó que las mujeres necesitan formar grupos de apoyo “fuertes y parecidos a las pandillas” para quienes vienen con quejas de acoso sexual. En demasiados casos, dijo, los administradores han manejado estos hechos con “respuestas tibias”, que podrían ser impulsadas por la renuencia a desafiar las personas con poder.
Sin embargo, los estudiantes que han trabajado durante años en el tema son escépticos acerca de estos cambios. Karasek expresó que las reformas que prometen son “muy vagas”, Commings dijo que poco ha cambiado, a pesar de los años de trabajo en grupo, reuniones y otros esfuerzos para abordar la problemática. “La administración en este campus ha demostrado claramente que valora su imagen pública por sobre el bienestar de los estudiantes, y ha violado la confianza de las víctimas una y otra vez”, aseguró Commings. “Después de todo lo que he experimentado, veo esto como sólo un montón de palabras”.
Sloan Patrice Whiteside, líder de la Asociación de Estudiantes Boalt Hall en Berkeley, expresó que los estudiantes de derecho mantendrán bajo vigilancia a los administradores para asegurarse de que realicen reformas significativas. Se trata de Berkeley, después de todo. “Las cosas no van a quedar así”, dijo. “La reacción actual es algo muy propio de Berkeley. No nos quedamos callados cuando algo injusto sucede”.
teresa.watanabe@latimes.com
Twitter: @TeresaWatanabe
Traducción: Diana Cervantes.
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