Donald Trump busca levantar su campaña, pero mexicanos en EEUU no olvidan los insultos
LOS ÁNGELES — La comunidad mexicana reaccionó indignada ante la visita de Donald Trump a territorio azteca. El encuentro con el presidente Enrique Peña Nieto provocó rechazo y contrariedad, al recordar los ataques constantes que lanzó el magnate al anunciar su participación en la contienda presidencial.
“¿No se da cuenta que lo están utilizando para que Trump gane la presidencia?”, se preguntó El Bobby Pulido en su cuenta de Twitter, red social que explotó con mensajes de repudio. Al llegar a Los Pinos en pancartas le exigían que pidiera perdón, pero la demanda no fue atendida.
Los manifestantes decían “alto a las ofensas” y “Trump no eres bienvenido”, en carteles que portaban en las afueras del recinto donde se reunió con el presidente mexicano. El candidato conservador ingresó en helicóptero a la vista de la muchedumbre que lo declaraba ‘non grato’.
Al informar de forma oficial, en junio de 2015, que lucharía por la nominación republicana el oriundo de Nueva York dijo que México no envía a su mejor gente hacia Estados Unidos, sino que “traen drogas, crimen, son violadores y, supongo que algunos, son buenas personas”.
Ese mensaje golpeó el orgullo de los inmigrantes mexicanos y ahora que, según expertos, el candidato de derecha se encuentra en aprietos en su carrera por llegar a la Casa Blanca está utilizando otras estrategias políticas, pero la comunidad no olvida los improperios.
“Ahorita que la está viendo difícil quiere cambiar la perspectiva”, indicó Silvia Marín, residente en la ciudad de Downey, quien llegó de Hidalgo hace 18 años. Esta será su primera elección en la que votará y como muchos de sus connacionales cree que el empresario no es alguien de confianza.
“Se dio cuenta que no va contar con el hispano y mexicano”, agregó la oriunda de Apan, de 66 años de edad. “No es sincero, no se le puede confiar, porque si llega a quedar [en la presidencia] va a cambiar”, valoró consternada por haberse invitado al magnate a que visitara el territorio mexicano.
En las encuestas recientes, elaboradas en la Escuela de Leyes de la Universidad Marquette en Wisconsin y en Economist/YouGov, indican que la candidata demócrata Hillary Clinton va a la cabeza con el 42%, mientras que el republicano se posiciona con el 37%.
Entre los simpatizantes conservadores, como sostiene Jazmina Saavedra, residente en la ciudad de Bell Gardens, el nominado de su partido ha sido víctima los medios de comunicación latinos y minimizan los sondeos de opinión, al asegurar que “cada día más latinos están a favor de Trump”.
“Esos resultados están siendo manipulados”, puntualizó Saavedra al admitir que el empresario, a quien califica como un “americanista”, se equivocó al principio de su campaña, pero “ahora está siendo aconsejado de una mejor manera y como parte de esa política está en México”.
El diario The New York Times publicó esta semana un listado de 110 líderes republicanos, entre ellos congresistas, gobernadores y funcionarios de alto nivel en el poder o que fungieron en esos puestos que no apoyarán a Trump, algunos contrario a sus principios van a votar por Clinton.
El gobernador de Massachusettts, Charlie Baker; el exgobernador de la Florida, Jeb Bush; el senador de Carolina del Sur, Lindsey Graham; el exsenador de la Florida, Mel Martínez y el exasistente de George W. Bush, Rudy Fernández, son algunos de los que no piensan votar por el magnate.
Rosario Marín, la primera mexicana que fue tesorera de Estados Unidos entre el 2001 y 2003, desde que se naturalizó estadounidense en 1984 votó por el partido republicano. No obstante, en una carta publicada en Univision aseguró que después de una profunda búsqueda interna votará demócrata.
“Voy a luchar por mi comunidad contra la amenaza de una presidencia tiránica que no valora las innumerables contribuciones de los inmigrantes a través de su hermosa y abundante historia”, argumentó Marín al plantear que el partido republicano no valora a los latinos.
Las voces en contra, no obstante, han generado alarma en la campaña de Trump, que antes de la visita a México dio a conocer el establecimiento de un consejo asesor hispano, integrado por políticos y líderes religiosos; además, ha dado señales para acercarse a los afroamericanos.
A juicio de Raúl Hinojosa, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de California en Los Ángeles, el cambio de estrategia del candidato republicano le sirve para atraer a los votantes de su partido que están alejándose, pero cree que poco impacto tendrá entre los electores latinos.
“Es una movida de desesperación porque es muy real la posibilidad de perder, es un intento de hablar moderadamente y tratar de convencer a los republicanos [diciéndoles] que no está tan loco como parece, que está dispuesto a dialogar y ser más flexible en sus propuestas”, subrayó Hinojosa.
Sin embargo, el investigador universitario considera que la visita a Peña Nieto dejó a la vista la astucia del magnate, porque envió un mensaje diferente al electorado anglosajón. “Fue una movida inteligente de Donald Trump y fue un error táctico del presidente mexicano”, concluyó.
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