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La fiesta para Clinton en L.A. sirvió para levantar el ánimo en medio de la tristeza

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La celebración demócrata preparada en el centro de Los Ángeles no se pudo consumar. Las camisas con el nombre de Hillary Clinton eran escasas y los invitados que acudieron puntualmente al bar Edison parecían petrificados, con la vista puesta en los televisores que mostraban los resultados.

En el escenario se había colocado un podio, acompañado del texto que decía “mujeres juntas” en letras blancas sobre un fondo azul. En una pantalla gigante, al lado derecho, se seguía en directo las tendencias de los contendientes, que siempre mostraba al republicano a la cabeza.

“Es muy extraño lo que está pasando”, comentó Rita Ortiz, voluntaria que integró el grupo “Latinos por Hillary” durante la campaña. “Todavía esta mañana fui a la iglesia a pedir por Hillary”, agregó la empresaria que se involucró en el banco de llamadas para colocar a una mujer en la Casa Blanca.

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El evento estaba programada comenzar a las 9 de la noche, pero a esa hora el puñado de invitados presentes eran dominados por un silencio sepulcral, apenas se escuchaba a los meseros cuando ofrecían hamburguesas, papas fritas y sandwiches entre los pasillos.

“Me siento muy triste”, manifestó Breanna Peterson, de 23 años de edad, que viajó desde la ciudad de Upland para festejar. En su camisa lucía un pin con la palabra “Hillary”. “La gente de los estados del centro del país no nos quieren”, advirtió la joven hija de una mujer mexicana.

Cerca de las 9:30 pm el local se animó con gritos y aplausos. En las pantallas se había anunciado el triunfo de Hillary en Nevada, un estado en el que muchos de los voluntarios estuvieron tocando puertas, metiéndose incluso en ciudades donde la mayoría apoyaba a Donald Trump.

En ese resquicio apareció el congresista Xavier Becerra, representante del Distrito 34. De entrada se manifestó sorprendido, pero hasta esa hora, cerca de las 9:40 pm, consideraba que el resultado podía revertirse dependiendo de lo que pasara en Wisconsin, Arizona, Michigan y Pennsylvania.

“Ojalá que en las próximas horas nos den buenas noticias”, expresó el congresista, buscando una esperanza que modificara la tendencia que desde el inicio había colocado en la punta al magnate neoyorquino. “Al final del día lo que cuenta es tener un presidente que trabaje para todos”, aseguró.

Antes de que iniciara el programa, Leticia Guevara, voluntaria que salió a tocar puertas y realizó llamadas, expresó su preocupación por el racismo que irradió el candidato republicano. “Aún tenemos esperanza, estamos bajando a todos los santos”, dijo la residente de El Sereno.

Alrededor de las 10 de la noche, subió al escenario el alcalde de L.A., Eric Garcetti. Si bien a esa hora no se confirmaba al ganador, en su discurso dejaba entrever lo que era un resultado adverso del que los seguidores demócratas se tenían que levantar.

“En algunas elecciones ganamos, en otras perdemos”, sentenció el edil.

En el escenario desfilaron el congresista Becerra, la congresista Maxine Watters, el concejal José Huízar, los senadores estatales Kevin De León y Ricardo Lara, entre otros.

En el costado izquierdo del local, en donde estaban los funcionarios públicos, una joven no podía ocultar las lágrimas de su rostro.

“No voy a dormir, no se rindan, mañana se levantan conmigo, porque yo tengo esperanza”, desafió Watters. En cambio, Lara al tomar la palabra dijo en español: “No se me agüiten”, recordando que es hijo de inmigrantes indocumentados de quienes ha aprendido la perseverancia.

“Ahora tenemos que demostrar que no nos vamos a rendir”, proclamó el senador que representa el Distrito 33.

El acto concluyó cerca de las 10:39 de la noche. Las luces del escenario se diluyeron, los rayos tenues color azul fueron los únicos que quedaron encendidos. Algunos invitados salieron de inmediato del local, otros continuaron conversando de los resultados electorales con una copa en la mano.

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