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La preocupación por mejorar la educación de sus hijas le cambió la vida

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Remar contra la corriente ha sido la constante en la vida de Patty López, pero ella ha sabido driblar los infortunios y al dar su servicio a los demás, los logros le llegaron en cascada.

López, de 51 años de edad, se convirtió en la primera mujer inmigrante que ocupó un puesto en la Asamblea de California, cuando en diciembre de 2014 sustituyó a Raúl Bocanegra en el Distrito 39, representando al Valle de San Fernando en el capitolio estatal.

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“Comencé mi educación muy tarde, por eso decían: ‘No lo va a lograr’”, rememoró la exasambleísta que rompió los patrones de campañas políticas, quien invirtió tan solo 10 mil dólares, recursos que salieron en parte de sus ahorros y el resto se recaudó en ventas de pozole, tamales y pupusas con vecinos.

Fue precisamente la educación el vínculo entre la comunidad y su elección.

Esta inmigrante, originaria de Michoacán, México llegó a Los Ángeles a la edad de 11 años. Cuando tenía tan solo 18 años, se casó con Juan, con quien ha procreado a cuatro hijas: Patricia (32 años), Jacky (25), Diana (23) y Crystal (15).

“Desde que yo estaba en el sexto grado, ella se involucró en la escuela con los padres, trayendo programas para agarrar libros y materiales que necesitábamos”, dijo Patricia sobre los primeros pasos de su madre, en entrevista que brindó hace unos años a Hoy Los Ángeles cuando López era candidata.

“Tiene pasión por ayudar a la gente”, agregó la hija.

Del activismo a la política

Ese primer contacto luego se convirtió en activismo y cuando el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles (LAUSD) planeaba cerrar 20 escuelas para adultos y programas vocacionales, esta mujer salió a las calles con otros padres. Al final se logró que al menos 10 centros educativos siguiesen operando.

“Si los padres no estamos en la mesa, cortan presupuestos de los programas de arte y deporte”, destacó.

De pequeña, al llegar a L.A. sus progenitores no la mandaron a la escuela. “Porque mis padres tenían mucho temor”, recordó López, detallando que en los ‘80 había muchas redadas. Así fue que con solo 14 años comenzó a trabajar en restaurantes y fábricas.

Por esa razón, cuando sus hijas estaban en la escuela, ella se inscribió en un centro vocacional a estudiar inglés y tomó un curso para ser asistente legal. Ese encuentro con la educación le abrió el horizonte y co-fundó la asociación Padres Activos del Valle de San Fernando.

Ese vínculo con la comunidad, detalló, fue clave cuando en las elecciones legislativas del 2014 sometió su nombre en la papeleta.

“Fue una sorpresa para el sistema político”, aseguró al desglosar que con el respaldo de su familia, vecinos y miembros de la comunidad colocaron carteles, tocaron puertas y enviaron mensajes en las redes sociales para ganar el asiento del Distrito 39.

Dos años después de haber dejado su puesto, ella sigue visitando Sacramento haciendo abogacía por los pequeños negocios y apoyando a organizaciones no lucrativas que la buscan por asesoría en la presentación de becas, trámites de licencias y otros papeleos.

“Lo poquito que yo aprendí lo estoy poniendo para ellos”, indicó.

Si bien ella no pudo aprovechar la educación a corta edad, ahora empuja a las mujeres para que se preparen y logren las metas profesionales que se propongan.

“Le digo a mis hijas que no importa lo que elijan de profesión, pero que lo hagan con amor; que no solamente es el salario, que les deje una satisfaccion personal, eso no tiene precio. Cuando se hace algo que a uno le gusta, le apasiona, no lo sientes como trabajo”, manifestó.

Y como López afirma que se debe hablar con el ejemplo, la meta que tiene en este momento es perfeccionar su inglés y convertirse en abogada.

“Las mujeres que ya criaron a sus hijos que se den la oportunidad de cumplir sus sueños, ya sea de educación, trabajo o de cualquier cosa que quieran lograr. Es bueno que inviertan en ellas, que se sientan que tienen un valor muy especial”, concluyó.

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