Dan otro paso en el reconocimiento a su identidad al develar rótulo del corredor salvadoreño
Los Ángeles — La parafernalia fue holgada en la develación del rótulo que ratifica la designación del corredor comunitario salvadoreño, un sector floreciente de negocios de origen cuzcatleco en el vecindario Pico-Union; sin embargo, el triunfo ha sido pausado y para algunos todavía es insuficiente.
A escasa una milla al norte del evento, realizado este sábado, en donde se concentraron un puñado de representantes de asociaciones y un par de funcionarios salvadoreños, se ubica cada día Dora Pérez a la orilla de la avenida Vermont, rodeada de frijoles frescos, mangos tiernos, quesadillas y semillas tostadas.
“Hoy se vende bien poquito”, se lamentó la comerciante originaria de Sonsonate, al occidente de El Salvador. “Ahora vendemos menos porque hay muchos vendiendo”, aclaró mientras limpiaba y sacaba el frijol de las vainas. “Hoy todo está lleno y ofrecemos (todos los negociantes) lo mismo”.
Pérez lleva cerca de tres años en el denominado mercadito salvadoreño, el cual está en esquina con la calle 11th. Aquí hay alrededor de 60 comerciantes en la calle y en la plaza adyacente.
La demanda de vendedores y la renta de espacios en el área aledaña no es coincidencia. De hecho, es lo mismo que Óscar Domínguez, fundador y presidente del corredor salvadoreño, observó cuando llegó a vivir a Los Ángeles en 1990, en ese entonces con 18 años. Venía huyendo de la guerra.
Domínguez, de 47 años, llegó indocumentado como muchos de sus connacionales. Y al igual que lo hicieron sus predecesores, desde finales de la década de 1970, el vecindario Pico-Union fue el primer asentamiento de los inmigrantes que buscaban refugio debido al conflicto civil en aquella nación.
“En esta área vivía mi tía, la que me ayudó a venir”, relató el empresario y consultor de negocios.
En un lapso de 30 días en 2001, El Salvador sufrió dos terremotos devastadores; el primero de una magnitud de 7,7, seguido de otro, de 6,6.
La zona le era familiar. Y es que con ola migratoria que se incrementó en la década de 1980, se fueron creando negocios que atraían a su gente por los productos nostálgicos.
Aquí estaba el extinto Banco Agrícola Comercial, éste era utilizado para el envío de remesas. Mientras operaba, los fines de semana era común ver largas líneas de gente que puntualmente hacía su depósito para ayudar a su familia en El Salvador.
En ese momento, en la plaza de la esquina de la avenida Vermont y calle 11th, no había más comercios de origen cuzcatlecos. Al llegar ahí, a principios de la década de 1990, la comerciante Rosy Guzmán cuenta que encontró un mercado virgen. Su negocio de artesanías era el único en la zona.
Guzmán, originaria de Los Planes de Renderos en la capital salvadoreña, luego estableció un mini-supermercado.
“Lo que nos ayudó a nosotros fue el banco”, relató detallando que luego ella invirtió en publicidad en televisión y como consecuencia sus negocios se hicieron populares. “Fue un boom realmente”, confesó.
Hábitat para la Humanidad brinda la mano a salvadoreños para construir viviendas con pagos desde $80
Hábitat para la Humanidad ha ayudado a construir o reparar viviendas de 40 mil familias, es decir que alrededor de 200 mil personas han sido favorecidas con su asistencia.
La ratificación del corredor
La zona cada vez se ha ido posicionando entre la comunidad. Aquí llegan personas de otras ciudades del norte de California o de otros estados en busca de cuajadas, carne, camarones, alguashte y otros productos. Y los fines de semana la aglomeración de consumidores es descomunal.
Este sábado, mientras los vendedores trataban de convencer a los clientes de que compraran sus productos, las cámaras eran dirigidas a la cantante de origen costarricense Maribel Guardia y al viceministro para los Salvadoreños en el Exterior, Mauricio Cabrera.
Guardia, Cabrera, Domínguez y otras personalidades locales, develaron de forma simbólica el rótulo colocado en la autopista interestatal 10, en la salida de la avenida Vermont. De esta forma, se ratificó la designación del corredor comunitario salvadoreño, iniciativa que comenzó a gestarse en 2008.
“Es un orgullo para el pueblo salvadoreño”, celebró Cabrera, funcionario que llegó en nombre del gobierno del presidente Nayib Bukele, admitiendo que esta iniciativa demuestra “el ímpetu, el crecimiento que el salvadoreño ha tenido en Estados Unidos y el desarrollo que a futuro viene”.
Perfil del corredor salvadoreño
Durante dos años, Domínguez junto a varios empresarios y voluntarios gestionaron en la ciudad y en el Estado la creación del corredor. A nivel local, las puertas se les cerraron.
“El concejal Ed Reyes nos dijo: ‘No (se puede), está un poco complicado’. No sé si estaba complicado o no nos quería ayudar por ser salvadoreños”, rememoró el fundador del corredor, en entrevista con Los Angeles Times en Español, sobre los trámites con el entonces concejal del Distrito 1.
Sin embargo, en el capitolio encontraron eco con el apoyo del entonces asambleísta afroamericano Mike Davis. En el 2010, se aprobó en Sacramento la ley ACR-126 que designó el corredor de forma oficial. Esa legislación obligó a la ciudad de Los Ángeles a reconocerlo, algo que se logró en 2014.
Con esa ley en mano, la utilizaron para gestionar la instalación de rótulos en la autopista 10, en la que según el Departamento de Transporte de California (Caltrans), circulan mensualmente 2 millones de vehículos.
“Esto es algo histórico”, sostiene Domínguez al comparar el corredor con los barrios chino, coreano y filipino. “Le da fuerza y vistosidad al área”, puntualiza.
“Como salvadoreños nos impulsa a poner más negocios, a desarrollarnos y comprar bienes y raíces; nuestro plan realmente es crear una plaza salvadoreña, un museo y unas galerías”, indicó sobre las proyecciones.
El corredor abarca 14 cuadras desde la calle 11th hasta el bulevar Adams sobre la avenida Vermont, y desde la avenida Normandie hasta la calle Hoover sobre el bulevar Washington. En toda esta región estiman que hay más de 95 negocios desde restaurantes, tiendas, agecias de seguros y supermercados.
La presencia salvadoreña
En la ciudad de Los Ángeles, junto al conglomerado de negocios sobre la avenida Vermont hay dos grandes concentraciones de comercios salvadoreños: en los alrededores del emblemático parque MacArthur y sobre el bulevar Van Nuys, en el vecindario de Panorama City.
Esos enclaves están ligados al crecimiento poblacional. De acuerdo al Censo de 2010, en el condado de Los Ángeles radican alrededor de 358.825 personas de ascendencia salvadoreña, es decir que después de la capital de El Salvador es el lugar en donde más cuzcatlecos están concentrados.
Salvador “Chamba” Sánchez, profesor de Ciencias Políticas del Colegio Comunitario de Los Ángeles y de ascendencia salvadoreña, considera que celebrar la designación del corredor es una victoria, pero lo califica como “un falso sentido de empoderamiento”.
“En mi opinión (es) una cosa simbólica que refleja el poquito poder que tenemos como comunidad”, señaló el experto. “El corredor es un lugar muy pequeño, no es suficiente para la comunidad que nosotros somos”, añadió.
A criterio del experto para lograr mayor impacto en la comunidad, se necesita que haya gente que se siente a la mesa en donde se toman las decisiones y que esos líderes no respondan al poder político dominante, sino que antepongan el interés de los salvadoreños.
En este momento, se identifican al menos a tres oficiales públicos electos en el Sur de California de ascendencia salvadoreña.
En la ciudad de Santa Ana, en el condado de Orange, se encuentra la concejal Cecilia Iglesias, electa en el cargo en noviembre de 2018. Mientras que Reyna Díaz, es miembro de la junta escolar de Duarte desde 1997. Entretanto, Wendy Carrillo es miembro de la Asamblea de California desde diciembre de 2017.
Hemos entendido que no vamos a crear algo que nada más es para los salvadoreños, tenemos que incluir a todos. El próximo salvadoreño que vaya a ganar un puesto aquí localmente en Los Ángeles va a necesitar tener ese tipo de influencia con los mexicanos, afroamericanos, coreanos y poder unir a nuestra comunidad centroamericana con los salvadoreños
— Raúl Claros, comisionado de vivienda asequible de L.A.
Entretanto, en L.A. emerge la figura de Raúl Claros, un joven de origen salvadoreño de 38 años, quien desde hace dos años es el comisionado de vivienda asequible, nombrado directamente por el alcalde angelino Éric Garcetti. El activismo de Claros coincide con la lucha realizada para establecer el corredor.
¿Qué significa el corredor para los salvadoreños? Se le pregunta. “Nos da reconocimiento a la comunidad”, señala puntual quitándole importancia al demérito que Sánchez y otros sectores de la comunidad hacen de lo que significa esta iniciativa.
Al contrario, Claros plantea que su generación, los hijos de inmigrantes o los que llegaron jóvenes de El Salvador, ahora están listos para el salto a las posiciones de poder. No obstante, valora que ese paso requiere un balance, trabajar con las oficinas de concejales y con otras comunidades.
“Hemos entendido que no vamos a crear algo que nada más es para los salvadoreños, tenemos que incluir a todos”, indicó.
“El próximo salvadoreño que vaya a ganar un puesto aquí localmente en Los Ángeles va a necesitar tener ese tipo de influencia con los mexicanos, afroamericanos, coreanos y poder unir a nuestra comunidad centroamericana con los salvadoreños”, abundó Claros.
El nicho sigue creciendo
En un recorrido por este corredor, nos encontramos a Carolina López preparando la masa para las tradicionales pupusas. Ella cuenta que desde antes de trabajar en este lugar le llamaba la atención la concurrencia de sus connacionales que llegaban en busca de productos nostálgicos.
“Me hizo venir la necesidad y otra porque me gusta la cocina”, explicó detallando que aparte del platillo más popular de El Salvador, ella prepara pastelitos, tamales y yuca con chicharrón. En el negocio en que trabaja, López está rodeada de mangos tiernos, mamones, chipilín y frijoles de seda.
“No para (la gente) de llegar”, manifestó la comerciante apostada en la entrada de la plaza ubicada frente a la estación de policía de la Olympic.
En el pasado, el flujo mayor era los fines de semana, ahora los comercios operan todos los días, dijo López, quien fue contratada para cocinar debido a la demanda de la zona. El local en que labora está abierto de 8 a.m. a 8 p.m., horarios parecidos, dijo, a los que tienen los negocios aledaños.
“Sábados y domingos en este lado no se puede ni caminar, viene mucha gente”, destacó López.
Mientras en un tramo de la avenida Vermont, unos posaban para la mejor fotografía debido al rótulo que ahora lleva el nombre de El Salvador, en el otro extremo, en el que ya se considera la réplica del Mercado Central, centro de abastos localizado en la capital cuzcatleca, la actividad productiva seguía.
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