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“Hoy es peor de lo que era antes”: Viendo lo que sucede en Minneapolis, algunos angelinos recuerdan a Rodney King

Elyssa Wells y otros protestan el jueves en el centro de Grand Avenue, desafiando las órdenes de la policía de abandonar el área.
(Robert Gauthier/Los Angeles Times)

Para millones de personas que lo han visto desde el lunes, el último alegato de George Floyd al oficial de policía de Minneapolis, ahora acusado de su asesinato, fue un eco de las últimas palabras de Eric Garner: “No puedo respirar”.

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Para los millones que lo vieron desde el lunes, la súplica final de George Floyd al oficial de policía de Minneapolis, ahora acusado de su asesinato, fue el eco de las últimas palabras de Eric Garner: “No puedo respirar”.

Por segunda vez en seis años, esas palabras se han convertido en un grito de guerra para los manifestantes en todo el país, incluidos cientos en Los Ángeles, los cuales detuvieron el tráfico en la autopista 101 el miércoles por la noche y nuevamente el viernes.

Pero para algunos negros, las imágenes del asesinato de Floyd y los disturbios civiles que han seguido en Minneapolis también son dolorosos recordatorios de una grabación mucho más antigua. Casi 30 años después de que la policía golpeara a Rodney King, la rabia y la desesperación siguen siendo familiares, pero la esperanza de justicia ha disminuido.

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“No me siento mejor, y me molesta decir eso”, manifestó Kerman Maddox, un consultor de asuntos públicos que vivió cerca del epicentro del levantamiento en 1992 y cubrió los disturbios como reportero en South Los Ángeles. “Hoy es peor de lo que fue en aquel entonces”.

Por perturbador que fuera, Maddox señaló que la grabación de Rodney King se había sentido brevemente reveladora: al fin, él y otros creían, los estadounidenses blancos se verían obligados a confrontar cómo la policía trataba a los hombres negros.

“Mi primera respuesta fue, finalmente alguien lo captó en video”, dijo Maddox. “Algunos de nosotros fuimos víctimas de eso, pero nunca hubo una cámara. Pensamos, por fin vamos a obtener justicia, porque está claro lo que está pasando, tan claro como la nariz en tu cara”.

Incluso después de que un jurado de Simi Valley determinó que los oficiales no eran culpables, Maddox se consoló a sí mismo pensando que los disturbios harían inusual la violencia policial.

“Cuando después se vio la destrucción, creías que la gente había entendido el mensaje, y esto nunca volvería a suceder”, subrayó Maddox. “Pero pasa una y otra vez y nada parece cambiar. Nada parece mejorar”.

Al observar los disturbios civiles en Minneapolis, dijo que sintió el mismo dolor y rabia que cuando su vecindario fue destrozado en 1992. Pero como padre de un adolescente, ese ultraje ahora está lleno de terror.

“En aquel entonces, solían golpearnos, pero no nos mataban”, enfatizó. “Ahora, cuando mi hijo de 13 años va al parque, me preocupa... ¿alguien va a llamar a la policía porque está ahí?”

La congresista estadounidense Karen Bass (demócrata de Los Ángeles) ya estaba trabajando sobre la mala conducta policial a través de la Coalición de la Comunidad, su organización de justicia social de South Los Ángeles, cuando salió a la luz el video de Rodney King golpeado. En una entrevista el viernes, recordó la esperanza generalizada de que la grabación marcaría un punto de inflexión para comunidades como la suya.

“Recuerdo haber sentido eso, fue visceral”, dijo la congresista. “Con la invención de la cámara de video, estábamos seguros de que finalmente obtendríamos justicia. Desde entonces ha habido no sé cuántas grabaciones de personas negras que reciben un tiro por la espalda, dispararon cuando estaba corriendo. En la abrumadora mayoría de los casos, los oficiales no fueron acusados ni condenados”.

Esta opinión circula a través de las redes sociales.

El viernes, el ex oficial de policía de Minneapolis, Derek Chauvin, fue arrestado y acusado de asesinato en tercer grado en relación con el homicidio de Floyd. Pero los videos del incidente parecen mostrar a varios oficiales esperando mientras Chauvin presionaba su rodilla contra el cuello de Floyd, y Bass señaló que ellos también deben ser arrestados y responsabilizados.

“Estos oficiales estaban ahí de pie y ayudaron en la comisión de un delito, merecen ser arrestados también”, manifestó Bass.

Mientras tanto, instó a sus electores a no perder la esperanza.

“A pesar de cómo nos sentimos, tenemos que seguir adelante”, dijo. “Quiero ver la desesperación expresada en la acción que hace avanzar las cosas”.

Ese es el mensaje que Dominique DiPrima remarcó a las personas que llamaron esta semana a su programa de radio en la mañana en KJLH. La residente de esta ciudad por largo tiempo vivía en el Área de la Bahía cuando se dictó el veredicto en 1992, pero recuerda haber protestado en las calles de San Francisco.

Desde entonces, dijo, la violencia policial ha sido “una conversación constante” en su trabajo.

“Lo que más escucho es frustración, ¿cuándo va a parar esto?”, expuso DiPrima sobre las recientes llamadas a su programa. “Algunas personas me han dicho que tenemos que empezar a disparar de nuevo. Y también hubo gente que comentó que ya se rindió”.

Aunque dijo que la tarea de reforma se siente como imposible, señaló que las recientes protestas han traído cambios concretos.

“Cuando la gente habla por teléfono y dice que todo lo que hacemos es protestar, les respondo que [la asambleísta estatal] Shirley Weber aprobó un proyecto de ley que cambió las circunstancias en que la policía puede usar la fuerza letal”, manifestó DiPrima. “Ahora tenemos un comité de supervisión de los alguaciles con poder de citación, eso no sucede sin ‘Black Lives Matter’”.

Aún así, dijo, que el progreso había tenido un costo enorme, tanto en vidas perdidas como en aquellos que se ven agobiados por la lucha para responsabilizar a la policía.

“Un par de años antes de su muerte, tuve la oportunidad de entrevistar a Rodney King en KJLH y fue realmente inquietante”, expuso DiPrima. “Porque se podía ver el peso de eso: no sólo el incidente y la golpiza, sino el peso de llevar la lucha en beneficio de nosotros”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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