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Preocupa a sus vecinos que Vernon tenga tantos casos de coronavirus como residentes

Pedro Albarrán en la planta Farmer John, propiedad de Smithfield Foods, en Vernon, California, el 29 de mayo.
(Gary Coronado / Los Angeles Times)

Los brotes en al menos nueve fábricas en Vernon despiertan la preocupación de que la enfermedad se pueda propagar a las ciudades cercanas de clase trabajadora fuertemente latinas.

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Dentro de la casa del famoso Dodger Dog, Pedro Albarrán observó con alarma cómo sus colegas se paraban frente a la línea de empaquetado de carne hombro con hombro, sin mascarillas, en medio de la pandemia de coronavirus.

La gente comenzó a toser. Luego, uno por uno, desaparecieron de sus lugares en la línea.

Efectivamente, el virus circulaba en la planta de Farmer John en la ciudad de Vernon, enfermando al menos a 165 trabajadores a partir del 2 de junio, según el Departamento de Salud Pública del condado de Los Ángeles. También se extendió por otras ocho fábricas con entre cinco y 24 empleados contagiados en cada una, para un total de más de 200 infecciones.

Bajo registro, sólo ha habido 21 casos confirmados de COVID-19 en la ciudad. Pero eso se debe a que Vernon, una potencia industrial en el sureste del condado de Los Ángeles, tiene pocas personas que realmente viven allí.

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Vernon es el hogar de aproximadamente 200 residentes y casi 2.000 negocios. La mayoría de los trabajadores viajan desde otras ciudades de clase trabajadora y fuertemente latinas, donde ahora existe una creciente preocupación de que los brotes de Vernon se extiendan a otras comunidades.

Según un informe reciente del departamento de salud del condado que evalúa la respuesta de Vernon y Farmer John a los brotes, 157 trabajadores infectados viven en las ciudades del condado de Los Ángeles, dos residen en el condado de San Bernardino y dos son de Long Beach.

“Por eso es importante detener el virus aquí, para que no se propague a otras ciudades”, manifestó Albarrán, un empleado de Farmer John de 25 años que conduce a su casa todas las noches a El Monte.

Los brotes de coronavirus han reavivado el escrutinio público de uno de los municipios más raros del estado. Con su cúmulo de fábricas y negocios y la escasez de personas que lo llaman su hogar, Vernon es una ciudad con un pasado colorido marcado por escándalos. Las acusaciones de corrupción en medio de una cultura política larga y secreta casi hicieron que el estado disolviera a Vernon como ciudad. Desde entonces, se ha embarcado en una serie de reformas.

The city of Vernon water tower sits along the Los Angeles River
La torre de agua de la ciudad de Vernon se encuentra a lo largo del río Los Ángeles.
(Kent Nishimura / Los Angeles Times)

La ciudad ha tenido una gran influencia en las ciudades circundantes, cuyos residentes a menudo dependen de trabajos ocultos en un lugar cuyo lema es “Exclusivamente industrial”. Pero la influencia de Vernon se ha sentido de otras maneras.

Más recientemente, la planta de reciclaje de baterías Exide se cerró en 2015 después de arrojar arsénico y plomo a otras ciudades del sureste de Los Ángeles, como Huntington Park, Boyle Heights y Maywood. En 2011, los funcionarios de Vernon evitaron la desincorporación al aceptar reformas y proyectos comunitarios por un valor de $60 millones.

Belén Bernal, ex alcalde de South Gate, dijo que las ciudades cercanas siempre han sido amenazadas por su vecino industrial. Los olores emanan de las fábricas. La calidad del aire es pobre. El hecho de que los residentes de South Gate que trabajan en las instalaciones ahora estén expuestos a grupos de coronavirus no es sorprendente, manifestó.

“Vemos que esto sucede una y otra vez en comunidades desfavorecidas”, destacó.

Los funcionarios de Vernon, conscientes de la reputación de la ciudad, dijeron que fueron proactivos en los esfuerzos para evitar la propagación del virus. La ciudad emitió una declaración de emergencia, cerrando el Ayuntamiento, excepto para negocios esenciales, y contribuyó con $250.000 de su fondo de desarrollo comunitario para apoyar las pruebas gratuitas en el área por el proveedor médico AltaMed, expuso Carlos Fandino Jr., el administrador de la ciudad.

Fandino dijo que los fondos de AltaMed muestran que Vernon quiere hacer lo correcto no sólo por sus empleados, sino también por las comunidades vecinas donde viven muchos de esos empleados. A pesar de los contratiempos pasados, piensa que Vernon ahora es “una ciudad modelo”.

Los trabajadores que han contraído el virus en la ciudad al sur de Los Ángeles podrían propagarlo en sus comunidades

“Todo el diseño aquí es para que Vernon sea un buen vecino de las ciudades circundantes y para ayudar a la población de maneras distintas a lo que hacemos para nuestros negocios y la comunidad de residentes”, manifestó.

Según el informe de los funcionarios de salud del condado, el Departamento de Salud y Control Ambiental de Vernon era el único departamento de salud pública en el estado sin un médico oficial antes del 2 de junio. El jueves, un representante de la ciudad dijo que había nombrado al ex médico consultor de salud del condado Laurene Mascola para ese cargo.

El informe también expuso que el departamento de salud de la ciudad es el único sin un programa de control de enfermedades infecciosas.

Fredrick Agyin, director del departamento de salud de la ciudad, dijo que monitorea la limpieza de Farmer John y tiene un inspector de tiempo completo del Departamento de Agricultura de Estados Unidos presente. Agregó que la ciudad siempre está dispuesta a asociarse con el departamento de salud del condado.

Un manifestante con un disfraz de cerdo conduce por el matadero de Farmer John en Vernon.
(Wally Skalij / Los Angeles Times)

Albarrán dijo que comenzó a notar nuevas protecciones en la planta en algún momento de abril. La compañía instaló barreras de plástico transparente tipo cortina entre los trabajadores y distribuyó cascos con protectores faciales para los empleados. Se colocaron divisores de plástico en los dos comedores de las instalaciones y se distribuyeron dispensadores de desinfectante para manos en toda la planta.

Mientras corta trozos de carne de cerdo en la línea, su careta se empaña y sus brazos rozan las cortinas de plástico. En todas partes de la fábrica hay carteles que dicen “Gracias” a los trabajadores.

Albarrán, quien emigró a California en los años 80 y logró ganar menos de $15 por hora en la planta, comentó que nunca se había sentido “esencial”.

“Siempre nos han visto como un número o como empleados reemplazables”, subrayó. “La ironía es que ahora que hay una crisis somos héroes. Ahora quieren protegernos. Eso no es justo”, dijo. “Trabajamos con miedo todo el tiempo”.

Incluso cuando él y sus compañeros de trabajo escucharon rumores de que el virus se estaba propagando, la compañía permaneció en silencio. Dijo que preferiría que los carteles dieran información sobre la cantidad de trabajadores infectados y qué departamentos están experimentando brotes.

“No sé por qué no nos lo dijeron. Creo que tenemos derecho a saber cuántos tienen la enfermedad”, remarcó.

Darryl Blackwell, empleado y delegado sindical de Westmont, dijo que aprecia los separadores de plástico y el equipo de protección. Pero la gente todavía se aglomera en ciertas áreas públicas, como donde los empleados ingresan, debido a una cantidad de máquinas rotas, reveló Blackwell.

Los trabajadores se hacinaban virtualmente hombro con hombro para atender las líneas de producción que se movían a velocidades inexorables, altos índices de enfermedades y lesiones, bajos salarios y reglas implacables sobre el tiempo libre o los descansos para comer o ir al baño. Las descripciones de la actual industria empacadora de carne suenan tomadas de Upton Sinclair.

“Eso es ridículo. Está echando abajo el propósito del distanciamiento social”, señaló.

El alcalde de Maywood, Eddie De La Riva, dijo que el liderazgo de Vernon ha sido más accesible en los últimos años. Pero le preocupa el impacto que tendrán los brotes de Vernon en sus residentes. La ciudad ya tiene recursos limitados y se pregunta si los recortes de empleos en Farmer John afectarían a los residentes y la economía de Maywood.

“Si Farmer John cierra o si a estas personas no se les permite ir a trabajar, ¿se les seguirá pagando?”, preguntó. “Si no, sólo afecta más a un problema que ya es muy delicado. Recibo correos electrónicos diariamente de personas que necesitan alimentos”.

En un comunicado, Smithfield dijo que está ofreciendo vacaciones pagadas para aquellos que se infectan o necesitan ser puestos en cuarentena.

En respuesta a las críticas de que las mascarillas, guantes y otra protección llegaron demasiado tarde, un representante de la compañía dijo que hicieron todo lo posible, tan rápido como pudieron.

“Durante la noche, la necesidad de mascarillas y protectores faciales se nos impuso a nosotros y a la nación”, manifestó la compañía en un comunicado. “La adquisición de estos artículos, en un momento en que las cadenas de suministro de EPP se estresaron al máximo, fue un desafío por decir lo menos... La sugerencia de que tardamos en reaccionar simplemente no es cierta y pasa por alto completamente una verdad incómoda: los suministros no estaban fácilmente disponibles”.

Los trabajadores salen de la planta Farmer John, propiedad de Smithfield Foods en Vernon.
(Gary Coronado / Los Angeles Times)

José Guzmán, un empleado de 61 años y delegado sindical, dijo que sabía que la planta llena de gente estaba lista para un brote. Comenzó a pedirle a un representante de recursos humanos suministros básicos como mascarillas y desinfectante para manos a fines de marzo, pero le contestaron que no era obligación de la compañía proporcionar los suministros, reveló Guzmán.

A medida que los casos de COVID-19 en el condado se dispararon, algunos empleados comenzaron a traer sus propias mascarillas hechas a mano para trabajar, dijo. En un momento, unos 25 empleados se reunieron para ir a la oficina de recursos humanos y entregar su lista de requerimientos juntos.

“La compañía inicialmente fue muy lenta para hacer cualquier cosa. Luego, cuando hubo más brotes, comenzaron a actuar”.

Según el informe de salud del condado, Vernon comenzó a investigar el primer brote en el departamento de deshuesado de jamón de la instalación en abril, sólo hasta que seis personas se infectaron. El departamento de salud consideró satisfactoria la respuesta de la planta.

Un empleado de Farmer John que solicitó el anonimato por temor a represalias, dijo que la presencia del virus dentro de las instalaciones se mantuvo en “silencio” durante semanas.

“Al principio, sólo escuchábamos rumores. ‘Oh, alguien está enfermo’”, relató el empleado. “Todos hacen preguntas, pero nadie las responde. Simplemente lo mantienen en silencio”.

La región se enfrenta a un panorama económico nefasto en los próximos dos años.

Un día, el departamento de deshuesado de jamones estaba cerrado, pero los supervisores aún no respondían preguntas, dijo. La noticia del brote se extendió dentro de las instalaciones, y también el pánico.

“Se acercaron a mí y me dijeron: ‘José, ¿qué vamos a hacer? Tenemos miedo de infectarnos y llevarlo a nuestras familias’”, expuso Guzmán.

Guzmán dijo que la compañía comenzó a entregar mascarillas e implementar medidas de protección a mediados de abril.

Para entonces, era demasiado tarde para él.

Comenzó a experimentar síntomas del virus mientras trabajaba el 16 de abril y dio positivo, junto con su esposa, poco después. Guzmán fue hospitalizado durante semanas con dificultades respiratorias y no ha vuelto a trabajar. Un tanque de oxígeno lo ayuda a respirar.

“No puedo llenar mis pulmones con aire”, reveló.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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