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‘Tenía miedo de decir que no podía ir a trabajar’: Hija de salvadoreño fallecido de covid-19 que laboraba en Mission Foods

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En la mente de Alisha Álvarez todavía resuena el espíritu alegre y las historias que le narraba su padre, José Roberto Álvarez, ese hombre de bigote espeso y mediana estatura, que se caracterizó por una disciplina de trabajo y amor al prójimo que le inculcó a los tres hijos que ahora rememoran su legado.

“Es tan difícil hablar de él porque lo quería mucho”, dijo con un nudo en la garganta y lágrimas en sus ojos al intentar describir a su progenitor, quien falleció por coronavirus y que laboraba en una de las tres empresas clausuradas por las autoridades de salud al detectarse un brote de esa enfermedad.

“[Era] muy cariñoso, nunca me dejó sin darme un abrazo, un beso”, dijo Álvarez al tratar de organizar sus recuerdos sobre “Beto Mena”, como algunos lo conocían en su comunidad.

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José Roberto era originario de San Miguel, El Salvador. Llegó a Estados Unidos a principio de la década de 1980. De profesión era ingeniero y en los últimos dos años se desempeñó como jefe de mantenimiento en Mission Foods Corp, empresa ubicada en la ciudad de Commerce.

Al principio de la pandemia, en marzo, estuvo yendo al trabajo todos los días. En mayo, la empresa envió una carta en la que notificaban que alguien estaba enfermo de coronavirus.

“Mi mamá y mi papá se fueron a hacer el test y los dos no lo tenían, eran negativos”, manifestó Álvarez.

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En las semanas siguientes, no se tuvo una comunicación oficial de la compañía que se especializa en tortillas y una variedad de productos mexicanos. Sin embargo, en junio se escuchó entre los empleados que habían personas que tenían Covid-19, y así se fueron sumando varios casos.

Álvarez cuenta que en la medida que fueron apareciendo otros trabajadores contagiados, la empresa guardó silencio.

El 22 de junio, este hombre de 67 años que padecía de diabetes y presión arterial alta comenzó a mostrar algunos síntomas de coronavirus. Una semana después, el 28 de junio, él y su esposa se realizaron el test nuevamente. Esta vez los dos salieron positivos.

“En esta situación él tenía miedo de decir que no podía ir a trabajar, porque él creyó que lo iban a sacar”, contó Álvarez en relación al peligro de contagio.

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A principios de esta semana, las autoridades del Departamento de Salud Pública del condado de Los Ángeles, reportaron que 40 personas dieron positivo al coronavirus en Mission Foods Corp, mientras que 58 se identificaron en S&S Foods y otros 43 en Golden State Foods Corp. En total son 141 contagios.

De acuerdo a Bárbara Ferrer, directora de salud del condado, esas tres empresas fueron cerradas porque cada negocio al tener tres casos debe notificarlo, pero aquí nadie lo hizo.

“Nuestro inspector les pidió que hicieran algunas modificaciones para mejorar realmente sus protocolos de control de infecciones en los tres sitios”, dijo Ferrer a la prensa el lunes.

Después de que se diagnostó su contagio, José Roberto permaneció aislado en su casa. Ahí las dos personas que vivían con él también se infectaron, es decir su esposa y una hija que padece de una enfermedad crónica.

Seis días después, el pasado 4 de julio, tuvo problemas para respirar y fue llevado al hospital. Al día siguiente, lo ingresaron a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y de ahí ya no se recuperó.

“Es tan difícil no tenerlo”, aseguró Álvarez, detallando que su padre pasó dos semanas conectado a un respirador artificial y el pasado 20 de julio perdió la batalla contra el Covid-19.

“Mi papá ha sido para mi mamá su compañero por 35 años, es difícil no tenerlo aquí, era todo para nosotros”, confesó.

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Álvarez asegura que su padre no se estaba quieto, siempre buscaba algo que hacer. Si ella tenía una pregunta, él tenía una respuesta. Lo que disfrutaba era contar historias de lo que oía, leía o veía.

“Era tan inteligente que nosotros queríamos oir todo lo que él decía”, aseguró.

Si alguien llamaba a la casa, por alguna necesidad, su esposa le decía que lo hiciera la siguiente semana, pero José Roberto trataba de responder de inmediato.

“Quería ayudar a todos”, aseguró.

En esa cualidad se han inspirado para que la vida de este inmigrante salvadoreño no quede en el anonimato. En este momento, la familia está trabajando para crear Beto Mena Foundation, una organización no lucrativa que sirva a la comunidad como una forma de honrar a José Roberto.

Al mismo tiempo, al dar a conocer este caso están tratando de darle voz a la comunidad latina que se ve obligada a ir a lugares de trabajo en donde hay riesgo de contagio.

De acuerdo a Óscar Ramírez, abogado de la familia Álvarez, en este caso la compañía Mission Foods “no reveló un brote masivo a todos los trabajadores” como era su obligación.

“Si hay un brote de Covid-19 en un lugar de empleo, deben divulgarlo a sus trabajadores para que sepan y no ocultarlo intencionalmente, que es lo que ocurrió aquí”, manifestó el abogado.

La respuesta de Mission Foods

Ante los señalamientos de la familia Álvarez, a través de una declaración escrita, Mission Foods aseguró a Los Angeles Times en Español que la compañía tomó las medidas oportunas para proteger la salud y seguridad de los cerca de 600 empleados, en las instalaciones de Commerce.

Desde principios de marzo, según Paul de la O, director regional de manufactura, la empresa ha “trabajado duro” para mantener informados a todos los empleados; asimismo, dijo que “entregaron personalmente un aviso detallado a nuestros empleados cada vez que nos enteramos de un caso confirmado entre nuestra fuerza laboral”.

El portavoz aseguró, además, que no comparten “la identidad de ningún empleado afectado”. Sin embargo, dijo que la fuerza laboral siempre recibió avisos sobre el departamento, el turno y el último día de trabajo del empleado afectado, así como las medidas preventivas recomendadas.

“También hemos alentado y permitido que las personas de alto riesgo que puedan estar preocupadas por contraer Covid-19 tomen licencias. Esto incluye en nuestras instalaciones de Olympic, donde tenemos empleados de alto riesgo a los que se les ha otorgado una licencia prolongada debido al Covid-19 ”, enfatizó De la O.

‘Tengan una voz’

En este momento, la familia todavía no asimila lo ocurrido con el jefe del hogar y no han decidido la forma en que lo despedirán.

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Sin embargo, Álvarez manifiesta que la muerte de su padre es un ejemplo para que otros empleados agarren fuerza y evitar que a otras familias les pase lo mismo.

“Hay otras familias que trabajan ahí y quiero que personas que están en esa situación tengan una voz”, manifestó.

“No es justo trabajar para alguien que no va a hacer todo [lo] posible para tenerte bien y mantenerte seguro, no es justo, porque estas compañías sin empleados no pueden hacer nada”, concluyó Álvarez.

Nota editada en la que se incluye respuesta de Mission Foods

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