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Freedom Schools, las escuelas donde estudiantes negros y latinos aprenden sobre el empoderamiento

 Nyairee Jenkins, right, reads a book in an outdoor class under a canopy at Freedom Schools.
Nyairee Jenkins, a la derecha, lee un libro en una clase al aire libre bajo un dosel en Freedom Schools, un programa de verano de alfabetización y enriquecimiento cultural de seis semanas, diseñado para jóvenes en los grados K-12 en comunidades donde el enriquecimiento académico de calidad es limitado.
(Irfan Khan / Los Angeles Times)

Freedom Schools (Escuelas de la Libertad) es un programa de alfabetización y enriquecimiento cultural para jóvenes en los grados K-12 en comunidades donde el enriquecimiento académico de calidad es limitado.

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La lección de ese día de julio hablaba de un esclavo que aprendió a leer por sí mismo, y luego se convirtió en un poeta tan consumado que los jóvenes blancos le pagaban para que escribiera versos a sus novias.

Si el esclavo, George Moses Horton, cobraba 25 centavos por poema y vendía 12 en una semana, ¿cuánto ganaba en total? Itzel Gama preguntó a un pequeño grupo de alumnos de tercero a quinto grado después de haber leído un libro sobre Horton.

Los estudiantes gritaron sus respuestas a través de mascarillas faciales, en una carpa blanca montada en el desarrollo de viviendas públicas Pueblo del Río, en el sur de Los Ángeles. Después del ejercicio de matemáticas, escribirían sus propios poemas.

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Para los alumnos de Gama y los 30 más o menos en el programa Freedom Schools en Pueblo del Río, ha sido un verano como ningún otro, en medio de una creciente crisis de coronavirus y un movimiento nacional contra la brutalidad policial tras el asesinato de George Floyd.

Desde 1995, Freedom Schools ha amenizado los veranos de niños -en su mayoría negros y latinos- de hogares de bajos ingresos en todo el país, brindando lecciones y libros sobre personas que se parecen a ellos: un chico de ascendencia puertorriqueña que intenta hacer amigos, un niño negro en Chicago que busca dar sentido a la muerte de su compañero de clase por la violencia de las pandillas.

La pandemia está afectando a las tasas de participación en los censos en todos los ámbitos socioeconómicos.

Mientras fortalecen sus habilidades de lectura, escritura y matemáticas en el programa de seis semanas, los estudiantes aprenden que ellos también pueden cambiar el mundo, una lección especialmente relevante dada la agitación actual. “Durante el verano, básicamente les hemos estado enseñando mucho a los pequeños sobre su historia y las barreras que tenemos que atravesar”, comentó Cory Butler, coordinador del sitio de la Freedom School en Pueblo del Río. “Que comprendan de dónde venimos les ayudará a entender mejor hacia dónde vamos”.

Fundada por el Children’s Defense Fund, las instituciones educativas llamadas Freedom Schools se inspiraron en las escuelas del mismo nombre establecidas en Mississippi en el verano de 1964 para enseñar historia negra, habilidades de liderazgo y los principios del movimiento de derechos civiles, así como alfabetización básica. El fondo supervisa el programa, que opera en más de 180 sitios en todo el país, pero cada escuela solventa sus propios costos.

“Es la pedagogía del empoderamiento. Eso es lo que necesitan los niños negros y latinos”, dijo el supervisor del condado de Los Ángeles, Mark Ridley-Thomas, quien desde hace mucho tiempo es partidario del programa. “Necesitan un sentido de afirmación que les haga saber que pueden lograrlo, a pesar de la adversidad”.

Los maestros de Freedom School son estudiantes universitarios o recién graduados del área. Ellos adquieren trabajos de verano y experiencia docente, mientras que los estudiantes obtienen modelos a seguir.

Los alumnos no pagan cuotas y reciben comidas gratis mientras asisten a clases. Este año, el programa de Pueblo del Río, que atendió principalmente a niños que viven en el desarrollo de viviendas, tuvo dificultades para pagar sus gastos, a pesar de una subvención del condado de Los Ángeles, que cubría libros y capacitación.

Alfredo Gama, un voluntario del programa, inició una recaudación en GoFundMe para conceptos básicos como comidas, salarios de docentes y suministros de higiene contra el coronavirus.

Janis Bucknor, 52 años, que dirigía la escuela con fines de lucro Community Preparatory Academy, aceptó declararse culpable de dos delitos graves. La CPA operaba dos escuelas, una en Carson y la otra en el sur de Los Ángeles.

El COVID-19 también forzó la cancelación de muchos programas de verano y afectó especialmente a las familias negras y latinas con la pérdida de empleos y enfermedades. “Esta brecha de verano es muy crucial, especialmente para nuestros niños que viven en entornos de bajos ingresos”, observó Clarke Patterson, maestra en el sitio de Pueblo del Río. “Es importante que podamos cerrar un poco esa brecha, para que para el próximo año, no se queden atrás”.

Debido a las preocupaciones sobre el coronavirus a mitad del programa, Freedom School tuvo que mudarse de un centro de recreación en Pueblo del Río a un lugar al aire libre más pequeño, en dos carpas. Las clases debían ser escalonadas; los alumnos de jardín de infantes a segundo grado se reunían por las mañanas, y los de tercero a octavo grado por las tardes. El ruido de las vías del tren cercanas era una distracción. Algunos estudiantes abandonaron la escuela y la asistencia se redujo de 35 niños a aproximadamente la mitad.

El programa concluyó poco antes del primer día de clases en línea en el distrito escolar de L.A. Para apoyar aún más a los estudiantes, dos maestros de Freedom School están buscando fondos para un centro de mentores en Pueblo del Río, que proporcionaría acceso a internet y ayudaría a los alumnos con la tarea en línea durante el año lectivo. Por ahora, los graduados de Freedom School abordan su educación en línea con un nuevo sentido de sí mismos y de su historia.

Alex, de nueve años, disfrutó leyendo “Yummy: The Last Days of a Southside Shorty”, una novela gráfica del autor G. Neri y el ilustrador Randy DuBurke, basada en la historia real de un niño de 11 años cuyo compañero de clase fue asesinado en un tiroteo de pandillas.

Asignado a crear su propio cómic, Alex decidió escribir un final más esperanzador y retratar a la víctima del tiroteo de manera más positiva. “Lo dibujé para que luzca más amable, y eso fue mejor que solo estar relacionado con la violencia armada”, comentó Alex, cuyo tutor pidió que no se usara su apellido porque está en un hogar de crianza.

Algunos estudiantes están reflexionando sobre lo que aprendieron en el contexto de las protestas de este verano, contra el trato policial a los negros y latinos. “Freedom Schools ayuda a las personas a aprender sobre la igualdad de derechos. Ahora, dado que están sucediendo estas cosas, Freedom Schools está aún más interesada en ello”, afirmó Marina Delavega, de 13 años.

Para Cherish Purnell, de 14 años, el programa en sí es una forma de protesta, basada en entendernos mejor en lugar de marchar por las calles. “Siento que Freedom Schools es una protesta para unir todos los colores y ayudarnos a conocer los antecedentes y experiencias de cada persona”, reflexionó.

Frank Rojas es asistente editorial de The Times, y fue maestro de Freedom Schools en 2017.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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