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Las familias se enfrentan a un nuevo dilema: ¿Es seguro enviar a los niños a la escuela?

A woman and a boy outdoors
Katy Meza y su hijo Matthew Máximo, de 9 años, fuera de su casa de South Gate. Ella ha visto los devastadores estragos del coronavirus en su comunidad y no se siente cómoda enviando a sus hijos de regreso a la escuela.
(Dania Maxwell / Los Angeles Times)
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Katy Meza sabe muy bien el dolor que el aprendizaje a distancia le causa a su hijo Matthew. El alumno de tercer grado lucha contra el aislamiento, se frustra al estar sentado frente a la computadora durante horas y se ha estancado académicamente.

Aún así, Meza dice que no está preparada para que vuelva pronto a la escuela presencial en la Bryson Elementary School de South Gate.

Casi todas las familias que conoce tienen a alguien que ha enfermado de COVID-19. Su vecino murió a causa de la enfermedad y su mujer fue hospitalizada. Y Meza no confía en que la escuela de su hijo -que antes de la pandemia a menudo carecía de papel higiénico y jabón- pueda mantenerlo a salvo o evitar que se infecte con el virus y lo lleve a casa con el riesgo de enfermar a sus abuelos.

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“Puedo intentar enseñarle las tablas de multiplicar o las fracciones”, dijo. “Pero no podemos recuperar nuestra salud o nuestras vidas”.

El martes, un acuerdo alcanzado entre L.A. Unified y el sindicato de profesores que pretende que los estudiantes vuelvan al campus a mediados de abril puso en marcha una decisión crítica entre los padres de Los Ángeles: ¿Deben enviar a sus hijos a la escuela? Es una pregunta a la que se enfrentan las familias de todo el condado mientras los responsables políticos presionan para que los campus comiencen a reabrirse en todo California y han destinado 2.000 millones de dólares en fondos de educación para las escuelas primarias que ofrezcan aprendizaje en persona el próximo mes.

Hay una gran disparidad de opiniones sobre el tema.

Algunos padres, frustrados por los efectos académicos y de salud mental de la enseñanza a distancia, están deseando que sus hijos vuelvan a las aulas y exigen una rápida reanudación de la enseñanza presencial.

“Las escuelas pueden reabrirse con seguridad ahora, a tiempo completo, cinco días a la semana, por supuesto con las debidas precauciones”, dijo Megan Bacigalupi, una defensora de los padres del recién formado grupo Open Schools California. “Nuestro grupo seguirá luchando hasta que todos los niños vuelvan a los campus”.

Otros se muestran cautelosos, especialmente en los lugares que han sentido los efectos devastadores e inequitativos del COVID-19. Incluso si su escuela vuelve a abrir, están manteniendo a sus hijos en casa con el aprendizaje a distancia, una opción que los distritos escolares deben ofrecer durante la pandemia.

“Hay mucho dolor en la comunidad”, dijo María Brenes, directora ejecutiva del grupo de defensa del Eastside InnerCity Struggle. “Va a tener que haber mucho compromiso para que las familias se sientan seguras de que las condiciones de seguridad para sus hijos se están siguiendo”.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU han dicho que es posible reabrir los recintos escolares de forma segura con las salvaguardias adecuadas, como el uso universal de mascarillas, el distanciamiento social, el lavado frecuente de manos, la mejora de la limpieza y la ventilación de las escuelas y otros protocolos.

El mes pasado, el condado de L.A. alcanzó el umbral estatal para la reapertura de los campus de las escuelas primarias, lo que llevó a muchas a abrir sus puertas o a hacer planes para hacerlo pronto. Es probable que se permita la reapertura de las escuelas medias y secundarias en los próximos días. Los distritos de las comunidades más ricas han liderado la carga para la rápida reapertura de los campus.

Tanto las encuestas nacionales como las locales a nivel de distrito ponen de relieve las posturas divididas de los padres sobre el regreso, con las familias sopesando muchos factores, incluyendo el impacto que COVID-19 ha tenido en su comunidad local, si viven en familias intergeneracionales y si confían en que su escuela puede mantener a sus hijos seguros.

Mandy Zhou de San Marino reveló que dudó cuando el aula de primer grado de su hijo reabrió para el aprendizaje en persona a finales del mes pasado. Ella dijo que la mayoría de sus amigos decidieron mantener a sus hijos en casa en este distrito afluente, donde la mayoría de los estudiantes son de ascendencia asiática.

Zhou comentó, que su decisión de permitir el regreso de su hijo, estuvo influenciada por la frecuente comunicación del Distrito Escolar Unificado de San Marino con los padres solicitando su opinión. Sabía que su hijo se estaba aburriendo con el aprendizaje a distancia y sentía que necesitaba una interacción más directa con su profesor y sus compañeros.

El día que tenía que volver al campus, dijo Zhou, su hijo se levantó y se colgó la mochila a la espalda a las 9 de la mañana, aunque las clases no empezaron hasta casi el mediodía. Cuando lo dejó, se percató que su hijo había encontrado formas socialmente distanciadas para jugar con sus compañeros.

“Aunque estén a dos metros de distancia, siguen jugando. Juegan, corren de un lado a otro”, dice. “Se le ve muy feliz”.

Una encuesta reciente realizada a las familias de los alumnos de primaria del Distrito Escolar Unificado de Arcadia reveló que aproximadamente la mitad deseaba continuar con el aprendizaje a distancia, mientras que la otra mitad quería volver al campus, dijo el portavoz Ryan Foran. El distrito, en el que casi dos tercios de los estudiantes son asiáticos o asiático-americanos y alrededor de una cuarta parte proceden de familias con bajos ingresos, tiene previsto reabrir sus puertas a los alumnos de primaria en abril.

Long Beach Unified, que está planeando abrir sus puertas para la escolarización en persona para los estudiantes de kindergarten de transición hasta quinto grado a finales de marzo, encontró una división similar. Alrededor del 50% de los padres de los alumnos de la escuela primaria han optado por el aprendizaje en línea, mientras que el 44% eligió la instrucción en persona. El 5% no hizo ninguna selección, dijo el portavoz Chris Eftychiou. La mayoría de los estudiantes del distrito son latinos, y cerca del 65% proceden de familias con bajos ingresos.

En Beverly Hills Unified, mientras tanto, más de dos tercios de los alumnos estaban listos para volver a la enseñanza en persona cuando los campus de la escuela primaria se reabrieron el lunes, en comparación con el 32% que se mantendría en línea, dijo la portavoz Rebecca Starkins. Alrededor del 70% de los estudiantes del distrito son blancos, y aproximadamente el 17% son de familias de bajos ingresos.

Pero en Inglewood Unified, donde la mayoría de los estudiantes son latinos y alrededor del 40% son negros, aproximadamente el 71% de las familias en una encuesta a principios de este año dijeron que no se sentían cómodos enviando a sus hijos de vuelta a la escuela una vez que se les permitió regresar, dijeron los funcionarios.

El Unificado de Los Ángeles, que encuestó a los padres en noviembre, informó que alrededor del 66% de las familias dijeron que preferían continuar con el aprendizaje en línea cuando los estudiantes pudieran volver físicamente al campus. Un aproximado del 38% de las familias negras, el 30% de las familias latinas y el 29% de las familias asiáticas preferían el aprendizaje en persona, en comparación con el 58% de las familias blancas.

A nivel nacional, el Centro de Investigación Pew descubrió en febrero que la opinión pública sobre la reapertura de las escuelas variaba en función de la raza y los ingresos: Los adultos negros, latinos y asiáticos eran más propensos que los blancos a decir que el riesgo de que los profesores y los alumnos se infecten o propaguen el coronavirus debería tenerse muy en cuenta en las decisiones de reapertura de los campus. La gran mayoría de los adultos negros, latinos y asiáticos también dijeron que las escuelas deberían esperar a reabrir hasta que los profesores hubieran sido vacunados, en comparación con aproximadamente la mitad de los adultos blancos.

Los investigadores de la USC también descubrieron que la cuestión de la reapertura estaba dividida por líneas raciales y económicas. En una encuesta nacional, el 63% de los padres blancos estaba a favor de alguna forma de volver a la enseñanza presencial, al igual que el 68% de los que tenían ingresos superiores a 150.000 dólares. Más de la mitad de los padres negros, latinos y asiáticos, por su parte, estaban a favor del aprendizaje a distancia.

Los padres de ambos lados de la cuestión dijeron que se sentían excluidos de la toma de decisiones, y muchos señalaron que sus distritos escolares tenían que hacer un mejor trabajo de comunicación con los padres.

“Me gustaría que L.A. Unified nos tuviera en cuenta”, dijo Meza, de South Gate. “Estos son nuestros hijos. Y tienen que trabajar con nosotros para elaborar un plan a fin de que podamos sentirnos seguros”.

Lydia Friend, que vive en Watts y ha sido una activista en la comunidad durante décadas, dijo que estaba ansiosa por que sus nietos volvieran a la escuela. Le preocupan los efectos en la salud mental de los niños que están aislados, comentó.

“Nuestros niños están sufriendo en casa”, manifestó. “Especialmente donde los padres no pueden permitirse una guardería, o donde los padres trabajan y los niños deben quedarse en casa”.

Friend dijo que hablaba constantemente con las familias de la comunidad y que muchas de ellas eran reacias a permitir que sus hijos volvieran al campus, pero cree que es importante que tengan la opción de volver.

Lo que más la frustra, subrayó, es sentir que las familias no han tenido voz en las decisiones.

Brenes, que tiene dos hijos en las escuelas del Eastside, dijo que los líderes escolares necesitan trabajar con mayor diligencia para comunicarse con las familias, si quieren que se sientan seguros sobre la decisión de enviar a sus hijos a las escuelas.

“Nuestra comunidad ha sido testigo de primera mano de lo dura que ha sido la pandemia”, manifestó, “y de cómo no siempre sienten que se les da prioridad o se les protege”.

Esa sensación se ha visto reforzada una y otra vez a lo largo de la pandemia, ya que los estudiantes negros y latinos se vieron desproporcionadamente relegados durante el cierre de las escuelas por la falta de acceso a la tecnología.

Las comunidades negras y latinas se han visto perjudicadas de forma desproporcionada por el virus y las vacunas han ido a parar de forma desigual a las comunidades blancas y ricas, expuso Brenes.

Todo ello lleva a la gente a preguntarse: “¿Toma el sistema realmente en cuenta nuestros mejores intereses?” dijo Brenes. “No se puede separar eso del tema de la reapertura de las escuelas”.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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