El condado de Los Ángeles revela planes para eliminar algunas reglas de cubrebocas una vez que mejoren las condiciones de salud por el COVID-19
Las autoridades sanitarias dijeron que ya no se exigirá el uso de protectores faciales en determinados lugares al aire libre una vez que las hospitalizaciones por COVID-19 se reduzcan en un 26%, y que las normas sobre mascarillas en interiores podrían flexibilizarse después de nuevos avances.
Al describir cómo se podrían relajar las reglas de salud y seguridad a medida que la variante Ómicron del coronavirus continúa disminuyendo, los funcionarios del condado de Los Ángeles indicaron el jueves que ya no se requerirá usar cubrebocas en ciertos entornos al aire libre, una vez que disminuyan las hospitalizaciones por COVID-19, y las disposiciones de portarlos en interiores podrían ser más laxas debido al decrecimiento en los contagios.
El condado entraría en esta fase “posterior al incremento de casos” cuando la cifra de personas internadas por complicaciones del virus disminuya por debajo de las 2.500 durante siete días consecutivos, aproximadamente un 26% por debajo de los datos actuales. Hasta el miércoles, poco menos de 3.400 pacientes positivos al COVId-19 fueron ingresados a algún nosocomio en todo el condado, un 29% menos que el aparente máximo de la ola Ómicron, establecido hace poco más de dos semanas, cuando alrededor de 4.800 residían en alguna cama de hospital.
Es poco probable que el condado de Los Ángeles alcance esa meta a tiempo para el Super Bowl del 13 de febrero, pero podría llegar relativamente en un tiempo corto después. La directora de Salud Pública, Barbara Ferrer, explicó que el punto de referencia se desarrolló en consulta con los hospitales del condado, que acordaron poder regresar a la mayoría de sus operaciones habituales con menos de 2.500 pacientes positivos al coronavirus.
Después de presionar este gatillo, los funcionarios de salud suprimirían los requisitos de uso cubrebocas en los “megaeventos” al aire libre con al menos 5.000 asistentes, como los del Hollywood Bowl, el Dodger Stadium, el SoFi Stadium y Los Angeles Memorial Coliseum, así como los espacios al aire libre en los centros de cuidado de niños y las escuelas K-12.
Actualmente, se requiere el uso universal de cubrebocas tanto en entornos interiores como exteriores de los campus escolares del condado de Los Ángeles, excepto cuando se come o bebe, y en sitios al aire libre donde se puede mantener el distanciamiento físico de manera confiable.
Según los criterios que Ferrer dio a conocer el jueves, una relajación aún mayor de las reglas sobre el uso de cubrebocas todavía está lejos.
Por ejemplo, todavía se requerirán mascarillas en establecimientos y eventos en interiores hasta que el condado de Los Ángeles registre dos semanas consecutivas dentro, o por debajo, de la transmisión de coronavirus “moderada”, según lo definido por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés).
Alcanzar ese nivel requeriría que la tasa de casos del condado disminuyera por debajo de los 50 nuevos contagios de coronavirus por cada 100.000 personas durante un periodo de una semana, y que la cifra de pruebas positivas fuera inferior al 8%.
La cifra de positividad había descendido por debajo del 8% el miércoles.
El condado de Los Ángeles tiene un promedio de 1.100 nuevos casos de coronavirus por cada 100.000 personas cada semana, un poco más de un tercio de las cifras durante el punto máximo del aumento de Ómicron. Durante la última ola en la que L.A. tuvo este nivel de transmisión alta, en enero de 2021, las tasas de contagios tardaron aproximadamente dos meses en disminuir por debajo de 50 por cada 100.000 residentes.
Hasta el jueves, solo cinco condados en todo el país se consideraban con transmisión “moderada” o “baja”, según los CDC. Se estima que todos los demás, incluido Los Ángeles, tienen una propagación “alta”, la peor categoría en la escala de cuatro niveles de la agencia federal.
Incluso una vez que el condado alcance una transmisión moderada, los funcionarios no rescindirán más los requisitos del uso de cubrebocas a menos que “no haya informes emergentes de nuevas variantes de preocupación que circulen significativamente y que amenacen la efectividad de la vacuna”, según Ferrer.
Las mascarillas también tendrían que utilizarse donde lo requiera el gobierno estatal o federal, incluso en entornos de atención médica, escuelas, aeropuertos, y se seguirá portando en el transporte público.
Los funcionarios de salud del condado no son los únicos que ven hacia el futuro a medida que disminuye el aumento de Ómicron. Y los cubrebocas han sido un tema de especial interés.
Todo California está bajo una orden de uso de mascarillas sanitarias que se aplica a los espacios públicos interiores. Ese mandato expirará el 15 de febrero y queda por ver si se extenderá por más tiempo.
Si el estado permite que expire la orden del uso de cubrebocas, los condados que no tienen una disposición propia, incluidos Orange, San Diego, Riverside y San Bernardino, estarían en camino de verla suprimida.
Al igual que Los Ángeles, otros condados con órdenes locales de cubrebocas también deberán tomar decisiones sobre si revisar sus criterios para finalizar sus mandatos.
En Contra Costa, el tercer condado más poblado del Área de la Bahía, los funcionarios de salud esperan revisar los criterios para levantar su disposición del uso de cubrebocas en función de las tasas de hospitalización de pacientes positivos al coronavirus, en lugar de nuevos casos diarios.
“Realmente se trata de los sistemas de atención médica: ¿Serán capaces de tolerar otro incremento en los casos que se espera que sucedan cuando eliminemos algunas de estas restricciones?”, le planteó el doctor Ori Tzvieli, oficial de Salud interino del condado de Contra Costa, a su Junta de Supervisores esta semana.
Un grupo de restaurantes del sur de California, incluidos varios del condado de Orange, han demandado a Farmers Insurance.
Tzvieli agregó que sospechaba que la mayoría de los condados del Área de la Bahía suprimirían sus mandatos de cubrebocas dentro de un mes después del estado, pero puntualizó que variaría según la jurisdicción.
En comparación con el Área de la Bahía, la tasa de mortalidad por COVID-19 en el invierno en Los Ángeles, así como sus cifras de vacunación y refuerzo, han sido peores. El condado tiene niveles más altos de pobreza y viviendas abarrotadas, haciéndolo más vulnerable, y las autoridades sanitarias subrayan que es importante actuar con cautela al eliminar las órdenes de cubrebocas.
Moverse demasiado rápido podría dañar a las comunidades negras y latinas que ya han sufrido pérdidas desproporcionadas en la pandemia, explicó Ferrer. Del 15 al 28 de enero, las cifras de fallecimientos de personas de color y de ascendencia latinoamericana del condado de Los Ángeles que morían de COVID-19 eran el doble que de residentes blancos.
“La pandemia ha puesto de manifiesto las marcadas desigualdades en la carga de la enfermedad… Estas disparidades no ocurrieron por casualidad y reflejan décadas de desinversión, marginación y racismo”, enfatizó Ferrer. “Los llamados para minimizar las actividades de respuesta de salud pública pueden tener una consecuencia no deseada de exacerbar los resultados inequitativos”.
Ferrer señaló que todavía tiene sentido considerar las tasas de casos de coronavirus para determinar cuándo suprimir las órdenes de cubrebocas para interiores, porque los contagios generan hospitalizaciones, así como muertes, y la alta transmisión puede ayudar a desarrollar nuevas variantes de preocupación. Agregó que los mandatos de mascarillas del condado son consistentes con las recomendaciones de los CDC sobre cuándo usarlas en lugares públicos cerrados.
Cuando las píldoras que ayudan a tratar el COVID-19 estén más disponibles, habrá una seguridad más grande de que la mayoría de las personas que se infectan no tendrán una enfermedad grave ni morirán, señaló Ferrer.
El condado de Los Ángeles tiene un promedio de 60 a 70 muertes diarias por coronavirus, una tasa que no se ha visto en más de 10 meses.
California ha identificado varios casos de BA.2, un sublinaje de la variante Ómicron. ¿Hasta qué punto debemos preocuparnos?
Y proteger los hospitales del condado será importante para todos, enfatizó Ferrer, porque la pandemia ha provocado “tasas más altas de mortalidad en todos los ámbitos”.
Algunos expertos en salud prefirieron esperar antes de aceptar que era prudente suprimir los mandatos de cubrebocas para interiores.
“Me parece pronto marzo para quitar cubrebocas. Creo que necesitamos más tiempo para entender lo que va a pasar”, indicó la doctora Sarah Doernberg, profesora asociada de enfermedades infecciosas en UC San Francisco, en una discusión en línea el jueves. Ella puntualizó que sería más problemático eliminar un mandato de mascarillas sanitarias y luego tener que volver a implementarlo si los casos aumentan nuevamente.
Otros están ansiosos por suprimir las disposiciones de cubrebocas. Esta semana, la supervisora del condado de Los Ángeles, Kathryn Barger, comentó que cree que “a las personas se les debe permitir tomar una decisión informada sobre si usar mascarillas o no”.
Las autoridades anunciaron el jueves que los opositores a las reglas de la ciudad de Los Ángeles, que exigen pruebas de vacunación en restaurantes cerrados y otros negocios, pueden comenzar a recolectar firmas para su petición de anular potencialmente el requisito.
El esfuerzo de derogación, que también se enfoca en las reglas locales que requieren prueba de vacunación en grandes eventos al aire libre, debe reunir casi 65.000 firmas válidas de votantes registrados de la ciudad de Los Ángeles para avanzar.
Si los proponentes de la derogación obtienen suficientes rúbricas dentro del tiempo asignado, aproximadamente cuatro meses, el Concejo Municipal debe rescindir las reglas o poner el tema en la boleta electoral para que los votantes decidan.
Las amplias reglas de Los Ángeles, que entraron en vigor a principios de noviembre, exigen prueba de inoculación completa contra el COVID-19 para ingresar a restaurantes cerrados, centros comerciales, cines, peluquerías y salones de uñas, cafeterías, gimnasios, museos, boleras, lugares de espectáculos y otros espacios.
Incluso si el esfuerzo tuviera éxito, la ciudad aún estaría sujeta a las reglas emitidas por el Departamento de Salud Pública del condado. Entre ellos se encuentra un requisito de verificación de vacunación más limitado que se aplica a bares, bodegas, cervecerías, clubes nocturnos y salones cerrados.
Al adoptar su ordenanza, la ciudad de Los Ángeles también exigió a los asistentes a eventos al aire libre, con 5.000 o más personas, que mostraran prueba de vacunación o que hayan dado negativo recientemente para el coronavirus.
En ese momento, el requisito era más estricto que la orden de salud pública más amplia del condado, que imponía dicho requerimiento de verificación en eventos al aire libre con al menos 10.000 asistentes. Sin embargo, ese ya no es el caso, ya que los funcionarios angelinos redujeron su umbral a 5.000 a mediados de enero.
Después de expandirse rápidamente por todo el estado durante los últimos dos meses, ahora parece que California se está sacudiendo lo peor de la ola de Ómicron.
Durante la última semana, la entidad ha informado un promedio de alrededor de 48.500 nuevos casos de coronavirus diarios, una reducción significativa desde el punto más alto del último aumento, cuando la tasa diaria de casos fluctuó entre 120.000 y 122.000, según datos compilados por The Times.
El condado de Los Ángeles ha logrado un progreso similar, informando un promedio de poco menos de 15.900 casos nuevos al día durante la última semana, una disminución significativa desde el máximo del mes pasado de aproximadamente 44.000 contagios diarios.
Las hospitalizaciones también están comenzando a disminuir en California. El miércoles hubo 12.643 personas positivas al coronavirus ocupando una cama en algún nosocomio en todo el estado, un 18% menos que durante el punto más alto de la era Ómicron de 15.435 pacientes, mismo que se registró el 21 de enero.
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