Pastores en línea, cartas y formularios: La industria que ayuda a los trabajadores a evitar los mandatos de vacunación
La solicitud llegó al Departamento de Agua y Energía de Los Ángeles a principios de septiembre.
Escrita en papel con membrete y sello dorado, advertía a la dependencia de la ciudad que obligar a un empleado a llevar una mascarilla, hacerse la prueba de detección o vacunarse contra el COVID-19 sería una “afrenta a un cristiano” y una violación de las leyes federales que prohíben la discriminación religiosa.
El documento parecía y sonaba oficial. Estaba firmado por el pastor del ministerio True Hope de San Clemente.
La carta se puede comprar en línea por 195 dólares como parte de un “programa de consejería” de exención de vacunas.
Esa misiva, y otras similares, se han convertido en las herramientas a las que recurren los empleados de California que buscan exenciones de los mandatos de vacunación en el lugar de trabajo. Plantean cuestiones sobre lo que constituye una creencia religiosa profundamente arraigada, cómo deben expresarse esos dogmas y qué pueden hacer los empleadores ante una petición que puede no ser sincera.
A través de solicitudes de registros públicos, The Times reunió más de 2.200 páginas de correos electrónicos, cartas y otros informes relacionados con las exenciones religiosas de las normas sobre vacunas. Los documentos, procedentes de cuatro empleadores públicos, muestran lo complicado que puede ser revisar las peticiones de prerrogativas para no vacunarse. También revelan una industria “artesanal” que ha surgido para ayudar a las personas a justificar sus decisiones para rechazar la inoculación.
Algunos empleados del DWP, del Departamento del Sheriff del Condado de Orange y de dos distritos escolares del sur de California citaron las Sagradas Escrituras y describieron sus relaciones con su fe. Pero la mayoría de las demandas de exención revisadas por The Times fueron copiadas de cartas publicadas en sitios web de iglesias evangélicas, grupos legales conservadores y organizaciones de pago como el Ministerio de la Esperanza Verdadera.
Varias misivas examinadas por The Times incluían declaraciones idénticas a las de la página electrónica de Defending the Republic, una organización de Texas dirigida por Sidney Powell, un teórico de la conspiración y abogado relacionado con el ex presidente Trump. Otras recogían el lenguaje de grupos antivacunas como Children’s Health Defense -presidida por Robert F. Kennedy Jr.- y America’s Frontline Doctors.
Los escritos modelo pueden ayudar a algunas personas devotas a articular puntos de vista complicados, pero legítimos, dijo Dorit Reiss, profesora de la Facultad de Derecho de la UC Hastings que estudia cuestiones legales relacionadas con las vacunas. Pero, aclaró, es probable que muchas exenciones de copiar y pegar sean simplemente un medio para obtener un fin.
“Parece que muchas de estas personas no actuaban por razones religiosas sinceras”, señaló Reiss. “No querían vacunarse y buscaban algo que sonara convincente como forma de librarse”.
La mayoría de las solicitudes fueron escritas por católicos y cristianos evangélicos. Unos pocos empleados se describieron como mormones, ortodoxos sirios, musulmanes y budistas. Otro citó un “estilo de vida de fe holística”.
Algunas cartas, incluida la del Ministerio de la Esperanza Verdadera, contenían información incorrecta y planteaban preocupaciones sobre la vacuna contra el COVID-19 que no estaban relacionadas con la religión. Otras fueron escritas por pastores que describían a los empleados como miembros de sus congregaciones en línea que no podían ser inoculados debido a su fe.
La impugnación de esas misivas, incluso cuando son copiadas de Internet o escritas por un líder religioso de otro estado, puede conllevar a muchos riesgos legales.
Las legislaciones estatales y federales, incluida la Ley de Derechos Civiles de 1964, han creado fuertes protecciones para la libertad religiosa en el ámbito laboral. La ley exige a los empresarios que realicen ajustes razonables para los trabajadores cuyas “creencias religiosas sinceras” entren en conflicto con la política del lugar de trabajo, a menos que ello suponga una dificultad excesiva.
Los empleados no necesitan ser devotos, dicen los expertos legales. No se requiere que sus creencias sean antiguas o dominantes, ni que se identifiquen con alguna fe y, si lo hacen, no es necesario que compartan las opiniones de los líderes de esas religiones. (Los jerarcas de los mayores cultos del mundo, incluido el Papa Francisco de la Iglesia Católica Romana, se han pronunciado a favor de la vacunación).
Esa visión expansiva de las creencias personales también ha creado una amplia laguna que puede ser explotada.
“Se puede abusar de ella, y se está haciendo”, dijo Nancy Inesta, socia de trabajo y empleo en el bufete de abogados BakerHostetler en Los Ángeles.
El contenido de las cartas de exención varía, pero el objetivo es el mismo: ayudar a los empleados a explicar que una norma de vacunación entra en conflicto con sus creencias religiosas. Muchos pastores, sacerdotes, abogados y defensores están encantados de complacerles.
Justo después de la medianoche del 4 de agosto, un trabajador del servicio de urgencias de un hospital escribió un correo electrónico a Liberty Counsel, un grupo legal conservador con sede en Florida. El empleado redactó que el uso de “bebés abortados para desarrollar, probar y producir” la vacuna COVID-19 era inmoral, pero que no se “sentía lo suficientemente informado como para responder a las preguntas” en un formulario de solicitud de exención de inoculación.
Al día siguiente, el vicepresidente de asuntos jurídicos del Liberty Counsel respondió con una declaración de cinco párrafos.
Correos electrónicos de Horatio Mihet sobre la exención religiosa de la vacunación.
“Corta y pega la declaración que aparece a continuación, siempre y cuando reflejen correctamente tus creencias religiosas”, escribió Horatio Mihet. “No pongas nada que me identifique o que ésta provenga de mí. Tiene que ser TU declaración”.
El correo electrónico del empleado y la respuesta de Mihet fueron reenviados en múltiples ocasiones, llegando finalmente a la bandeja de entrada de un asistente del Departamento del Sheriff del Condado de Orange.
Escrito en primera persona, el comunicado pedía una exención de vacunación para “no verme obligado a pecar y manchar mi conciencia”. La declaración señalaba la preocupación del empleado por las líneas de células fetales, y luego añadía una idea que éste no había mencionado: una objeción a “cualquier otro producto o medicamento que esté relacionado.”
Mihet dijo en un correo electrónico que “Liberty Counsel proporciona asistencia gratuita para ayudar a los empleados a articular sus propias creencias religiosas” y que la práctica no es “impropia”.
“Los abogados redactan habitualmente declaraciones en primera persona, juradas, etcétera, para sus clientes, que son adaptadas por éstos y presentadas como propias en diversos procedimientos”, señaló.
En los registros obtenidos por The Times, muchos empleados dijeron que se oponían a la vacuna porque consideraban el aborto como un pecado mortal.
La conexión entre el aborto y las vacunas contra el COVID-19 es tenue. Algunas se probaron y desarrollaron utilizando células derivadas del tejido de fetos abortados hace más de tres décadas. Estas líneas celulares se han empleado para ayudar a crear inoculaciones contra la varicela, la rubeola y la hepatitis A.
Las células aisladas del tejido fetal también se han utilizado en el desarrollo de más de 30 medicamentos, como la aspirina, el ibuprofeno, el Tylenol, el Tums, el Benadryl y el Preparation H. Una cadena de hospitales de Arkansas pidió a los empleados que solicitaban la exención de las vacunas que atestiguaran que no usarían esos medicamentos.
Otras cartas de formulario enumeran preocupaciones que no están arraigadas en la religión -o en los hechos. Una misiva de la Iglesia del Calvario de Joshua Springs en Yucca Valley describió incorrectamente las vacunas COVID-19 como “terapia genética” y dijo erróneamente que pedir a los empleados que revelen su estado de inoculación era una violación de la Ley de Portabilidad y Responsabilidad del Seguro Médico. La carta del Ministerio de la Esperanza Verdadera afirmaba inexactamente que el antígeno contiene “el ADN de un bebé abortado”. Una iglesia pentecostal del norte de California aseveró falsamente que las dosis contienen “partes de animales”.
El primero de octubre, un profesor de historia del instituto El Camino Real de Placentia envió un correo electrónico a la iglesia no confesional Calvary Chapel Chino Hills pidiendo ayuda para una exención religiosa de la vacuna. Él y su familia asisten a otra iglesia, escribió, pero creía que esa congregación tendría “más recursos para ayudarnos”.
“Confiamos en Jesús, pero no sabemos cómo hacer esto y realmente esperamos que puedan ayudar”, decía el mensaje.
Trece minutos más tarde, la iglesia respondió con un enlace a una plantilla de solicitud de exención y la información de contacto de un abogado del Pacific Justice Institute, un grupo legal conservador con sede en Sacramento. El correo electrónico también le invitaba a “recoger un formulario de exención firmado” en la oficina de la congregación.
Los registros no indican si el trabajador del hospital o el profesor de historia recibieron finalmente las exenciones. La Iglesia del Calvario de Chino Hills declinó hacer comentarios.
Tratar de determinar si la solicitud de exención religiosa de alguien se basa en una creencia legítima y profundamente arraigada es “la parte más difícil” de cualquier requisito de vacunación en el lugar de trabajo, dijo Yvette Lee, de la Sociedad para la Gestión de Recursos Humanos, un grupo comercial.
Por lo general, los empresarios deben dar por hecho que la solicitud de adaptación religiosa de un trabajador es sincera. La ley no exige que se tengan en cuenta las preferencias personales o las opiniones políticas.
Si algo de la solicitud de exención por motivos religiosos no parece correcto -por ejemplo, si un trabajador ya ha intentado librarse de la vacunación por motivos no religiosos-, el empresario puede realizar una “investigación limitada de los hechos”, según la Comisión de Igualdad de Oportunidades en el Empleo de Estados Unidos. Eso puede incluir pedir al empleado información adicional, como una explicación de cómo la política entra en conflicto con sus creencias.
Lee dijo que los empleadores de California, donde también se aplica la Ley de Empleo y Vivienda Justos, deben “andar con más cuidado” y recurrir a un asesor legal si tienen la intención de buscar esa información.
Los empresarios tendrían que hacer esas preguntas, añadió Inesta, la abogada laboral, pero algunos se han mostrado “tímidos”.
Comentó que recientemente revisó un caso que involucraba a un empleado que solicitó una exención religiosa pero que había publicado en las redes sociales sobre la resistencia a los mandatos de vacunación y la defensa de la libertad individual. Entre ellos, había algunos mensajes sobre religión, por lo que advirtió al empleador que tuviera cuidado.
“Por cada 10 personas que abusen de este sistema, habrá alguien que tenga una creencia religiosa sincera”, subrayó Inesta.
La fe y la ciencia no tienen por qué ser una cuestión de “una cosa o la otra”, dijeron los doctores Tim Millea y Craig Treptow de la Catholic Medical Assn. “Nuestra fe es un compromiso de “ambas cosas” que se nutre de las creencias de nuestro dogma en concierto con la lógica y la razón”. Los mandatos que no permiten el camino “menos restrictivo” para lograr los objetivos de la pandemia no son la respuesta, mencionaron.
No hay nada “intrínsecamente malo o deshonesto” en el hecho de que la gente recurra a líderes espirituales y abogados para que les ayuden a explicar sus creencias religiosas y cómo éstas influyen en sus decisiones de vacunación, dijo Eugene Volokh, profesor de derecho de la 1ª Enmienda en la Facultad de Derecho de la UCLA.
“Tiene sentido que alguien quiera tener algo por escrito”, expresó. “El empleador podría decir: ‘No creo en esto, no tiene sentido, pero creo que el empleado probablemente lo cree, y si fuéramos a juicio, el jurado probablemente pensaría que el trabajador está diciendo la verdad’”.
El Departamento del Sheriff del Condado de Orange tiene aproximadamente 4.000 empleados; 727 de ellos estaban sujetos al requisito de vacunación a mediados de diciembre, informó Veronica Musico, de la unidad de registros públicos de la agencia. El departamento había concedido 342 exenciones religiosas y tres médicas hasta el jueves, dijo, y no hace un seguimiento de cuántas solicitudes deniega.
Aquellos que piden una exención tienen que explicar cómo “las creencias, prácticas u observancias religiosas sinceras” les impiden vacunarse, indicó el sargento Todd Hylton, portavoz del departamento. “Si una persona simplemente dijera: ‘Es una creencia personal, no creo en las vacunas, así que no quiero hacerlo’, entonces no cumpliría con esa calificación”.
El cálculo cambia cuando permitir que los empleados no se vacunen puede poner en riesgo a otras personas, si, por ejemplo, trabajan en una residencia de adultos mayores. La libertad religiosa debe sopesarse con el daño que la adaptación podría causar a otros, dijo Lindsay Wiley, experta en legislación sanitaria y profesora de la Facultad de Derecho de la UCLA.
Los empleadores también pueden negarse a acomodar las creencias religiosas de un empleado si al hacerlo le causan “dificultades indebidas”.
“Los tribunales han dicho que cualquier cosa más que un costo mínimo para el empleador es una dificultad indebida”, expuso.
Sin embargo, rechazar una solicitud de exención de vacunas conlleva un riesgo legal importante.
La amenaza de una demanda por discriminación religiosa es un tema común en el sitio web de Healthy American, que vende clases y paquetes de asesoramiento sobre cómo conseguir una exención religiosa. Su creadora, Peggy Hall, una firme defensora del no uso de mascarillas en el condado de Orange, publica videos gratuitos en YouTube y Facebook Live sobre cómo evitar las obligaciones de vacunación en el lugar de trabajo.
El programa de asesoría del sitio, que incluye acceso a llamadas semanales en grupo y una carta firmada por el Ministerio de la Esperanza Verdadera de David Hall, cuesta 195 dólares. Un “paquete VIP”, que promete una llamada de 20 minutos con los Hall, cuesta 495 dólares. Su página web anuncia una clase el martes por la noche en la que se tratarán temas como: “Qué pasa si te dicen: ‘Has sacado esto de Internet’”.
David Hall dijo en un correo electrónico que el sitio web Healthy American ha ayudado a miles de personas a luchar contra “la discriminación en el lugar de trabajo”.
También cuestionó la idea de que la carta del Ministerio de la Verdadera Esperanza está a la venta. Es parte de las “clases privadas del sitio que proporcionan una educación en profundidad sobre los derechos civiles”, dijo, junto con el asesoramiento espiritual y una “declaración de fe que describe cómo las vacunas, las mascarillas y las pruebas son una afrenta a un cristiano creyente en la Biblia”. Expuso que cada persona que “se une a nuestro programa se convierte en un miembro la iglesia”.
Hall, que se describe a sí mismo como pastor, señaló que fue “ordenado por el Espíritu Santo bajo la autoridad de Jesucristo” y predica en una reunión mensual de la iglesia de la playa de San Clemente.
Algunas de las comunicaciones revisadas por The Times tenían un lado más ligero. Un repartidor de agua en el DWP notificó a la agencia que tenía la intención de solicitar una exención religiosa, y luego mencionó que también tenía una alergia a los productos lácteos.
Un agente del sheriff del condado de Orange pidió una exención religiosa y luego solicitó una dispensa especial para llevar una tela de lana en lugar de una mascarilla quirúrgica porque el tejido es “naturalmente antibacteriano, no atrapa el calor ni la humedad y es orgánicamente resistente al olor”.
Otro oficial del sheriff del condado de Orange pareció entender la prevalencia de los mensajes de copia y pega dentro del departamento. En una solicitud de exención religiosa, escribió que creía profundamente en el cristianismo y que su familia había rezado sobre la cuestión de la vacunación.
“Sabía que llegaría el día en que tendría que escribir esta declaración”, decía el mensaje. “Podría haber descargado fácilmente una plantilla de exención religiosa de Internet y poner mi nombre en ella, pero yo no soy así”.
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