¿Podría el COVID prolongado extenuar el sistema médico ambulatorio?
La vacunación debe moderar el número y la gravedad de los síntomas persistentes
Carolina Nieto, de Escondido, y Julio Lara, de Valley Center, se convirtieron el viernes en los pacientes más nuevos del programa de recuperación de Sharp HealthCare COVID-19, y se reunieron con especialistas en rehabilitación para aminorar los síntomas persistentes que han sufrido desde 2021.
Nieto, de 63 años, llegó con su tanque de oxígeno, luego de un año después de que el virus la mantuviera en el hospital durante 15 días. Ella sigue luchando con múltiples sintomatologías del COVID-19, incluida la pérdida parcial de memoria a corto plazo y el agotamiento, cuando trata de caminar más de unos pocos pasos a la vez.
Lara, de 42 años, no pudo volver a su vida activa. Sus pulmones llenos de cicatrices, comentó, han mantenido en pausa sus prácticas que van desde el surf hasta el snowboard, y su fatiga severa hace que tareas simples como llevar la basura a la acera sean difíciles, incluso meses después de su enfermedad.
Con síntomas que persisten durante más de 90 días después de la infección, ambos están experimentando lo que el mundo llama COVID prolongado, un estado de enfermedad continua que puede alargarse por meses o incluso años.
Nieto tampoco fue víctima de la reciente ola de Ómicron; la infección ocurrió en enero de 2021, cuando las cepas originales del virus todavía impulsaban la pandemia. En tanto, el caso de Lara comenzó en septiembre, en ese momento, la variante Delta dominaba.
La visita de ambos a la clínica de recuperación de San Diego, la semana pasada, ilustra un punto importante: las oleadas anteriores de contagios siguen generando una demanda significativa de atención médica, incluso cuando el pico de Ómicron disminuye.
Es una tendencia desalentadora, dado que los registros locales muestran que más de 300.000 residentes del condado de San Diego comenzaron a mostrar indicios o dieron positivo desde Navidad. La pregunta rápida es: si todavía surgen nuevos casos de COVID prolongado a partir de exposiciones que ocurrieron hace un año, ¿los síntomas persistentes de Ómicron empujarán al sistema médico ambulatorio hasta colapsarlo?
Después de todo, las estimaciones anteriores acerca de las secuelas del coronavirus indican que entre el 10% y el 30% de todas las infecciones tenían múltiples síntomas que permanecían meses después de resuelta la infección original. En ese sentido, se podría esperar que esos 300.000 contagios navideños generen entre 30.000 y 90.000 casos de COVID prolongado.
Pero los expertos locales creen que las apreciaciones preliminares de la prevalencia del COVID prolongado, realizadas cuando otras variantes dominaban, probablemente sean demasiado altas para lo que fue el pico de Ómicron.
Si bien la resaca postvacacional del COVID ya se siente en los consultorios médicos de toda la región y el país en forma de una mayor demanda de citas, hay optimismo de que no crecerá tan ferozmente como podría haberlo hecho con las anteriores.
La naturaleza de Ómicron en sí, y el hecho de que una gran proporción de la población estaba vacunada cuando llegó, son los dos factores clave que dan esperanza a los especialistas.
Existe un consenso cada vez mayor en la literatura médica de que es probable que la menor gravedad general de los casos causados por Ómicron se traduzca en menos diagnósticos prolongados de COVID.
Y la investigación muestra cada vez más que aquellos que están parcial o totalmente vacunados antes de infectarse tienen menos síntomas prolongados de COVID que aquellos que nunca se inocularon.
Un estudio de 1.2 millones de residentes británicos publicado el mes pasado en Lancet, una revista médica respetada, encontró que las probabilidades de tener síntomas 28 días después de la infección se reducían “aproximadamente a la mitad al tener las dos dosis”.
Otro artículo de investigación de un grupo de expertos en Massachusetts revela ganancias claras incluso para aquellos que no estaban vacunados en el momento de la infección, comentó el doctor William Tseng, especialista en medicina interna y director médico adjunto del área de Kaiser Permanente San Diego.
Después de examinar los registros médicos de más de 240.000 personas que dieron positivo al coronavirus, los investigadores encontraron que aquellos que recibieron al menos una dosis antes del contagio tenían entre siete y 10 veces menos posibilidades de reportar dos o más síntomas de COVID prolongado, en comparación con los pacientes no vacunados.
Esas probabilidades favorables también parecen extenderse a aquellos que se inoculan incluso después de que comienzan su recuperación. “Es de cuatro a seis veces menos posible que experimente un COVID prolongado si se vacuna dentro de las cuatro semanas. Si lo hace de cuatro a ocho semanas es tres veces menos probable”, detalló Tseng.
También hay una creciente evidencia de que, para algunos de quienes tuvieron un caso grave, la vacuna puede servir como una especie de botón de reinicio inmunológico. Ese fue el caso de Nieto.
Si bien las vacunas no estaban ampliamente disponibles cuando se enfermó, en enero de 2021, comenzó su secuencia de dosis en abril de ese año, en un momento en que se sentía fatal. “La primera inoculación me hizo sentir mucho mejor”, comentó. “Solía temblar mucho, y eso desapareció al día después de mi primera inyección.
“Mi dificultad para respirar era muy fuerte. No podía estar sin oxígeno ni por un segundo. Todavía no es perfecta; lo necesito cuando camino, pero he mejorado mucho desde que me vacuné”.
Lara dijo que él y su familia no estaban vacunados cuando fueron a un concierto en Las Vegas, en septiembre. Al volver a casa, no se sentía bien. Siguió una estadía de 10 días en el hospital con altas dosis de oxígeno, y más tarde se enteró de que tenía fibrosis pulmonar, una afección causada por el tejido respiratorio cicatrizado. Hoy, dijo, según sus médicos, ha perdido permanentemente alrededor del 30% de la capacidad de sus pulmones.
Ahora, dedicado a preservar lo que queda, el padre, esposo y dueño de un negocio dijo que aún no decidió vacunarse. Su enfoque por el momento, explicó, estará en la rehabilitación, especialmente en los ejercicios de respiración que, espera, restaurarán su capacidad para hacer deporte a un ritmo cercano al que podía hacer antes de enfermarse.
Los resultados irregulares de las pruebas (hubo cuatro negativos antes de su positivo) y la vorágine política en torno a la vacuna, agregó, lo han dejado escéptico sobre el tema.
“En este punto, el daño ya está hecho”, expresó. “La vacuna no va a ayudar a que mis pulmones vuelvan a ser como antes”.
Los expertos responderían que la inmunidad natural obtenida al ganar un combate contra el COVID se desvanece con el tiempo y que hay cada vez más evidencia de reinfección, especialmente en lugares donde Ómicron generó un aumento de casos.
Si bien la vacunación parece capaz de reducir la larga carga del COVID-19 relacionada con Ómicron, los médicos locales creen que la gran cantidad de casos ocurridos en un periodo tan corto aún pueden sobrecargar un sistema de atención médica ya abrumado.
La doctora Lucy Horton, especialista en condiciones infecciosas de UC San Diego, que administra la clínica de COVID prolongado de la universidad, piensa que la infección es particularmente difícil para aquellos con enfermedades y afecciones crónicas. Por ejemplo, a menudo es más ardua para los diabéticos controlar sus niveles de azúcar en la sangre; las migrañas pueden presentarse con más frecuencia, un asma leve anterior puede intensificarse.
Es probable que estos factores hagan sentir la presencia de Ómicron a pesar de la ventaja de una población que estaba vacunada cuando llegó. “Tengo un cierto optimismo de que los números serán un poco más bajos debido a eso”, comentó Horton. “Sin embargo, solo por la gran cantidad de casos que ocurrieron recientemente, incluso el 5% sería significativo”.
La doctora Abisola Olulade, una practicante de medicina familiar que trabaja en el programa de recuperación de COVID de Sharp, estuvo de acuerdo. “Como anécdota, en mi consultorio, veo que más personas presentan síntomas a largo plazo. Definitivamente, lo he visto durante las últimas cuatro a ocho semanas, diría, desde que comenzó Ómicron”, afirmó.
Esos indicios, además de la niebla mental, agregó el doctor Bradley Patay, director médico del Programa de Recuperación de COVID en la Clínica Scripps, en Torrey Pines, son los más comunes de los síntomas prolongados. La niebla mental, a menudo descrita como una incapacidad para enfocarse o concentrarse y una tendencia a olvidar, ha sido hasta ahora la más difícil de vencer con las distintas terapias.
Algunos, precisó, luchan por mantener y actuar sobre las ideas, una condición especialmente angustiosa para la gran cantidad de residentes locales que se dedican a carreras científicas. Técnicas como escribir ideas pueden ayudar a despejar la niebla, pero el progreso es lento. Parte del problema es la abrumadora ansiedad que conlleva estar atrapado en una confusión mental que impide a una persona volver a sus niveles previos de productividad. “El cerebro tarda más en sanar”, señaló. “Esa es casi una de las últimas cosas que mejora en los pacientes que estoy viendo”.
Aunque vacunarse la ayudó a aclararse, Nieto sigue experimentando cierta confusión. “Cuando hablo, olvido las palabras, ya sea en inglés o en español”, comentó. “Quiero decir algo y no puedo ser precisa. Es como tener una conversación incompleta”.
Dejar el oxígeno y eliminar aún más los efectos mentales del COVID, dijo, son sus principales esperanzas con esta terapia. Pero tanto ella como Lara también desean que se reconozca más ampliamente la persistencia del COVID prolongado en la comunidad y el sistema de salud en general.
Después de pasar un tiempo en el hospital, ambos dijeron que fueron dados de alta y tuvieron problemas para conseguir citas de seguimiento con especialistas. Las referencias para los programas de rehabilitación tomaron mucho tiempo. En la comunidad, pocos parecen hablar de síntomas que perduran.
“Ya no hablan mucho de los pacientes con síntomas prolongados”, comentó Nieto. “De alguna manera, nos están olvidando”.
“Sabes que hay muchas otras personas que están pasando por esto, pero te sientes solo”, agregó Lara. “Estás solo tratando de descubrir qué debes hacer a continuación para mejorar”.
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