La joven médico Julissa Gutiérrez es la nueva jefa del consulado de Honduras en Los Ángeles. ¿Podrá ella curarlo?
Julissa Gutiérrez, de 28 años y originaria de Tegucigalpa, aspira a que el consulado de Honduras se convierta en una institución volcada a la comunidad
Los Ángeles — Julissa Gutiérrez es médico de profesión.
Así que tal vez no sea sorprendente que quiera usar su nuevo cargo como jefa de misión del consulado general de Honduras en Los Ángeles para sanar a su comunidad. Su objetivo es hacerlo tratando a los usuarios de manera humana, simplificando los servicios esenciales y rompiendo con la práctica pasada de favorecer a aquellos con conexiones con los gobernantes hondureños.
En una mañana típica reciente, Gutiérrez ingresó a la abarrotada sala principal del consulado. Le llovieron preguntas y solicitudes mientras interactuaba con los usuarios. Este ha sido el movimiento habitual desde que la joven de 28 años fue nombrada jefa de misión el 20 de marzo, reemplazando a la vicecónsul Grace Sierra.
“Salgo todos los días, soy muy activa”, dijo la funcionaria sentada en su oficina en Koreatown, el barrio donde se encuentra este consulado.
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Originaria de Tegucigalpa, la capital de Honduras, Gutiérrez fue nombrada vicecónsul en octubre pasado y asumió su cargo en el sur de California el 6 de marzo, después de recibir capacitación en los conceptos básicos de su trabajo: registro civil, inmigración y asuntos legales.
Desde su primer día en Los Ángeles, ha escuchado mucho, como lo hizo el otro día. Una mujer preguntó qué pasos debía seguir para tramitar un pasaporte para su hija, cuyo padre vive en Honduras.
“Él tiene que darte una autorización”, dijo Gutiérrez.
“Pero hay que traer el documento original”, enfatizó al observar que la madre cargaba un montón de fotocopias.
Serena y bien informada, en menos de 15 minutos, Gutiérrez respondió a una serie de otras consultas como si su campo fuera la diplomacia o la administración en lugar de la ciencia médica. La oficina consular que ella supervisa atiende a unas 43,000 personas de ascendencia hondureña que viven en el condado de Los Ángeles, así como a inmigrantes de ese origen que viven en el sur de Nevada, Arizona, Utah y Hawaii. La resistencia y una actitud tranquila al lado son prácticamente prerrequisitos para este trabajo.
“Esto es nuevo, pero tengo la capacidad para poder enfrentarlo”, dijo Gutiérrez, quien recibió su título de doctora en medicina y cirugía general de la Universidad Católica de Honduras en 2021. Continuó sus estudios en la Universidad Pedagógica para convertirse en profesora de educación superior.
Proviene de una familia de servidores. Su madre, Julissa Villanueva, es una patóloga forense que actualmente se desempeña como viceministra de Seguridad en el gobierno de la presidenta de Honduras, Xiomara Castro. La joven médico-diplomática también es nieta de Eduardo Villanueva, abogado y exdirector de la Dirección de Investigación y Evaluación de la Carrera Policial (DIECP).
“Tengo dos ejemplos muy grandes”, dijo.
En 2022, Gutiérrez fue contratada en el centro Ciudad Mujer, una organización que brinda consejería y atención profesional en prevención de violencia intrafamiliar, salud sexual, educación comunitaria, autonomía económica y derechos de las mujeres. Opera en la capital hondureña, Tegucigalpa, así como en las ciudades de San Pedro Sula y Choloma.
Trabajaba en la gerencia adjunta, su labor incluía monitorear y completar solicitudes para obtener donaciones de la comunidad internacional, organizaba brigadas médicas y abordaba temas de derechos humanos.
En su nuevo rol diplomático, quiere cambiar el consulado y convertirlo en algo más que un simple proveedor de servicios. Su objetivo es transformarlo en un verdadero centro comunitario, donde sus compatriotas no solo puedan obtener documentos, sino también servicios especializados, como orientación en salud y asesoría legal.
“Cuando me proponen venir al consulado, definitivamente [hay personas que] dicen: ‘¿Qué hace un médico ahí?’ Pero ¿qué es lo que no podemos hacer?”, se preguntó retóricamente. Su creencia en sí misma y en la capacidad de su comunidad para lograr más, se deriva de su fe católica romana incondicional.
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El nombramiento consular de la doctora refleja el cambio político en Honduras, desde que Castro, del partido de izquierda Libertad y Refundación, se convirtió en la primera mujer presidenta del país, el 27 de enero de 2022, y se anunciaron cambios en la red consular hondureña en Estados Unidos. Gutiérrez fue el primer nombramiento consular del nuevo gobierno a nivel local.
“El gobierno apenas está empezando a tomar las riendas de los consulados”, dijo José Bautista, activista de Hondureños Indignados de Los Ángeles, una asociación simpatizante del Partido Libertad y Refundación.
“Esperamos que el consulado tenga un rostro diferente, un trato más digno para la comunidad hondureña y que llegue más personal”, agregó Bautista, activista originario del departamento de Cortés.
Entre los desafíos que enfrenta el consulado está relacionarse con la comunidad local y generar confianza. En el pasado, la sede consular recibió críticas por ser percibida como partidaria de organizaciones locales que compartían las inclinaciones políticas de la administración hondureña.
“El consulado nos puede ayudar a promover nuestros negocios; es importante que esté cerca de las organizaciones y los empresarios por igual”, dijo Maynor Sandoval, oriundo del departamento de Yoro y co-propietario del restaurante Doña Bibis, en el vecindario de MacArthur Park.
La historiadora hondureña Suyapa Portillo cree que el mandato de la nueva administración consular podría marcar un hito si puede promover la inclusión y la unidad de la comunidad. La profesora del Pitzer College, originaria del departamento de Copán, dijo que cuando comenzó a denunciar la ruptura del Estado de derecho en su tierra natal, tras el golpe de Estado de 2009, se convirtió en persona non grata en el consulado de Los Ángeles.
“Después de que empecé a escribir sobre el problema del golpe de Estado, no me volvieron a invitar”, dijo.
“Me encantaría ver un consulado pluralista que atienda a las diferentes comunidades”, continuó Portillo, y agregó que “el consulado tiene que asistir a todos los hondureños, no importa el color de su partido político, la religión, ni el color de piel, ni nada de eso”.
Gutiérrez entiende los desafíos que se avecinan. Enfatizó que el Ministerio de Relaciones Exteriores de Honduras le ha dado instrucciones para eliminar “prácticas pasadas”. Ella quiere escuchar las sugerencias de una variedad de grupos sobre cómo mejorar los servicios consulares y el alcance comunitario.
“Aquí no se le van a cerrar las puertas a nadie por un color político”, dijo.
Desde septiembre, el consulado funcionaba con solo cinco empleados, incluída la jefa de misión. En la actualidad hay siete empleados y se espera cubrir más puestos de tiempo completo para reemplazar varios despidos realizados por la Cancillería el año pasado.
Cuando me proponen venir al consulado, definitivamente [hay personas que] dicen: ‘¿Qué hace un médico ahí?’ Pero ¿qué es lo que no podemos hacer?
— Julissa Gutiérrez, jefa de misión del consulado de Honduras en Los Ángeles
Con el apoyo de voluntarios, el consulado ha comenzado a poner orden en sus instalaciones. Pero las redes sociales aún resuenan con quejas de que los mensajes de los usuarios a menudo no se contestan. Los planes requieren agregar inicialmente un miembro del personal cada día del fin de semana para responder a las preguntas planteadas en Facebook e Instagram.
“Estamos dando la milla extra para poder atender a más de 200 usuarios que vienen a diario”, dijo la nueva funcionaria consular.
Gutiérrez reconoce que no está acostumbrada a tener un trabajo de escritorio, razón por la cual, en un apuro, está dispuesta a levantarse y reemplazar a sus colegas que trabajan en las ventanillas.
“Si tuviera más personal, me concentraría solo en la gestión”, dijo.
Otra de sus primeras medidas fue coordinar con una clínica para que su personal ofreciera charlas informativas diarias sobre temas de salud; unas 70 personas asistieron a la primera, el 15 de abril. Ella planea reclutar abogados de inmigración para hacer lo mismo. Y quiere ayudar y empoderar a las mujeres en el manejo de la prevención de la violencia de género.
El programa es ofrecido por East Los Angeles College (ELAC) en donde 75% de los alumnos son latinos, de ellos el 20% son centroamericanos
También está planeando abrir el consulado un sábado al mes para que sus compatriotas tramiten el Documento Nacional de Identificación, conocido como DNI, así también reforzar la protección consular de derechos humanos (incluídos los de los inmigrantes detenidos) y promover el arte y la cultura hondureña.
“El mensaje que puedo darle a mis compatriotas es que sientan que este espacio es su casa, un espacio seguro, en el cual los servicios van a ser brindados con calidad, calidez y transparencia”, dijo.
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