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Crisis Silenciosa: Miles de adultos mayores sin hogar en Los Ángeles

Marianito C. Verdugo, sin hogar, en una visita a su doctor por dolores de espalda. (Los Ángeles, CA)
Marianito C. Verdugo, sin hogar, en una visita a su doctor por dolores de espalda. (Los Ángeles, CA)
(Selene Rivera )
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A pesar de décadas de trabajo y esfuerzo para una vejez digna, miles de adultos mayores en el condado de Los Ángeles se suman a las personas sin hogar. Más de 18,000 personas de 55 años o más están viviendo en las calles, convirtiéndose en el grupo de mayor crecimiento dentro de este sector vulnerable.

Marianito C. Verdugo, residente de Los Ángeles, perdió su empleo de construcción hace dos años debido a una fractura en su espalda. El ex trabajador recibe compensación, pero no es suficiente para pagar una renta de apartamento solo.

“Hace un año decidí entonces vivir en mi carro, pero sin poder sostener el gasto que esto implica tampoco, pues ahora vivo en la calle”, dijo el señor de 69 años, durante una visita al doctor.

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Durante las celebraciones del Mes de la Herencia Hispana, miles de inmigrantes indígenas mesoamericanos celebran la firma de una ley que los hace visibles en California, a través del conteo y datos estadísticos estatales.

De acuerdo con los activistas que respaldan más fondos para las personas sin hogar, el creciente número de adultos mayores sin techo en el condado de Los Ángeles pone en evidencia la urgente necesidad de más recursos a pesar de algunos logros.

“El año pasado, la cantidad de personas que duermen a la intemperie se redujo en un 5 por ciento en el condado de Los Ángeles y en un 10 por ciento en la ciudad de Los Ángeles; eso significa que miles de personas ya no sufren solas el calor y los elementos, sino que pueden descansar en interiores y trabajar con profesionales capacitados para crear su próximo capítulo”, dijo Jennifer Hark Dietz, directora ejecutiva de PATH (People Assisting the Homeless).

“Todo esto es gracias a la inversión que han hecho los votantes aquí en el condado de Los Ángeles. Nada de esto sería posible sin ese apoyo. Pero sabemos que hay mucho más por hacer”, dijo Hark Dietz en referencia a la población mayor, que se suma al aumento de indigencia a paso rápido.

Actualmente hay aproximadamente 37,395 personas detenidas por El Servicio de Inmigracion y Control de Aduanas (ICE) en todo el país, más del doble de la cantidad de personas que estaban detenidas cuando el presidente Joe Biden asumió el cargo.

A juicio de Bennie Tinson, director ejecutivo de la Asociación de Atención Residencial para Adultos Autorizada, que representa a los centros de alojamiento y cuidados, las necesidades específicas de salud física y mental que requieren algunos adultos mayores es también un factor que dificulta su búsqueda de vivienda.

“A medida que envejecemos, necesitamos cuidados más específicos debido a enfermedades o discapacidades. Quienes viven en la calle no son una excepción”, dijo Tinson.

De hecho, el señor C. Verdugo lleva dos años buscando empleo, pero según él, debido a su edad y su condición de no poder trabajar largas horas, le cierran las puertas.

A dos meses de las elecciones, la comunidad hispanohablante refleja preocupación por varios temas referentes al costo de vida en Estados Unidos, mismos temas que van ligados a cómo van a votar en las urnas y por quiénes.

“Sueño con poder volver a tener un lugar al cual llame mi hogar aunque sea una esquina en una cama. Tengo familia en México y otros viven en Texas y Arizona. Yo soy el único que vive solo aquí en California, y nadie me puede ayudar”, dijo C. Verdugo.

“Tampoco me gusta ser un estorbo… además con mi edad tengo que estar visitando al doctor todo el tiempo, lo que me deja menos tiempo de trabajo actual como vendedor de dulces”, sostuvo.

De acuerdo con Tinson, tanto las organizaciones comunitarias como el gobierno no solamente deben proporcionar alojamiento a este sector, también deben ayudar a garantizar que se les aloje en situaciones que los apoyen y consideren sus necesidades.

Cuando Julio Alberto Ramos escuchó por primera vez que un candidato a presidente, en aquel entonces Donald Trump, acusó a los inmigrantes mexicanos de ser criminales, le ofendió este ataque.

“Los más de 400 centros de alojamiento y cuidados hacen precisamente eso. Sin embargo, sin financiación continua e inversiones continuas, estas instalaciones no podrán satisfacer las crecientes demandas. No podemos permitir que eso suceda”, afirmó Tinson.

Un tema clave para estos activistas es la Medida A, una iniciativa electoral de noviembre destinada a asegurar los recursos necesarios para ampliar los servicios y evitar que más personas, incluidos los adultos mayores, caigan en la falta de vivienda.

La Medida A crearía viviendas más costosas, ampliaría el acceso a la salud mental y el tratamiento de las adicciones, y proporcionaría fondos de emergencia para mantener a las personas en sus hogares.

Para Andy Molina, nada le serviría mejor que un cheque de por lo menos 300 dólares a la semana después de haber trabajado en Estados Unidos durante 40 años.

Mario Galeano, vicepresidente de Desarrollo de Servicios para Personas sin Hogar de Union Station, explicó que la Medida A “es esencial para que sigamos avanzando” como comunidad.

“Garantizará la financiación que necesitamos para construir viviendas asequibles, ofrecer atención de salud mental, servicios de adicción y evitar que más personas, incluidas las personas mayores, terminen en las calles.

Sin la Medida A, “la falta de vivienda en el condado de Los Ángeles podría aumentar en un 25%, y más de 50,000 personas que actualmente están alojadas correrán el riesgo de volver a las calles. Este no es un riesgo que podamos permitirnos correr”, advirtió Galeano.

Rocío Vázquez acudió al médico tras fracturarse el pie izquierdo en un accidente menor, pero su visita llevó a un descubrimiento mucho más serio.

Los activistas a favor de esta medida destacan historias personales de adultos mayores que han caído en la falta de vivienda y ahora están reconstruyendo sus vidas con el apoyo de los servicios comunitarios.

Anthony White III, un participante y residente de PATH de 67 años, compartió su experiencia personal de haberse quedado sin hogar después de que su madre, con quien vivía, falleciera y él tuviera que ser hospitalizado. Antes de encontrar vivienda en PATH, White había estado viviendo en un refugio.

“Sé que todavía hay muchas personas en refugios y en las aceras de todo Los Ángeles”, dijo White. “Quiero que todos tengan la misma ayuda que yo recibí y que regresen a casa como lo hice yo. Rezo por mis vecinos todos los días. Estoy pidiendo a todos los votantes de Los Ángeles que voten Sí a la Medida A”.

Hasta el momento, más de 150 organizaciones comunitarias han respaldado oficialmente la Medida A del condado de Los Ángeles, lo que indica un fuerte apoyo de los grupos que representan a un amplio espectro de trabajadores de primera línea, defensores de la vivienda, sindicatos, enfermeras de salas de emergencia, médicos y personal de primera respuesta.

La Medida A, que aparecerá en la boleta electoral de noviembre, proponiendo recaudar miles de millones de dólares durante la próxima década a través de medio centavo de aumento en los impuestos de venta, que se destinarán a los vecindarios con mayor necesidad de recursos para los sin techo. La Medida A, que deroga y reemplaza la Medida H que expirará en tres años, está diseñada para brindar soluciones sostenibles y de largo plazo a uno de los problemas más urgentes de la región.

“Todos los días vemos de primera mano el impacto devastador de la falta de vivienda en las personas, las familias y las comunidades”, dijo Laura Raymond, directora de ACT-LA.

“La Medida A proporcionará los recursos y el apoyo necesario para aumentar el acceso a la atención de salud mental, el tratamiento de las adicciones y la vivienda, al mismo tiempo que ayudará a mantener una vivienda para quienes están al borde de quedarse sin hogar”, dijo.

Hoy, por cada 100 personas que reciben vivienda, 125 se quedan sin hogar. Esta estadística refuerza el éxito de los esfuerzos actuales, dicen activistas, y la necesidad de más recursos para ayudar a prevenir la falta de vivienda.

Charmaine Morales, enfermera titulada y presidenta de UNAC/UHCP, dijo que desde las salas de emergencia hasta las calles, la comunidad se enfrenta a una crisis que afecta a todos.

“Esta medida nos brinda las herramientas que necesitamos para abordar esta crisis con soluciones comprobadas y una total rendición de cuentas a los votantes. Sin la Medida A, podríamos ver un aumento del 28% en la falta de vivienda y se perderían todos los avances logrados. No podemos permitir que eso suceda”, dijo.

Según un informe reciente de la Oficina del Director Ejecutivo del condado, gracias a la financiación de la Medida H, que expirará en 2027, más de 42,000 personas han recibido alojamiento y más de 80,000 han recibido alojamiento provisional. Otras 9,900 personas recibieron asistencia para evitar que cayeran en la indigencia. Sin la financiación continúa proporcionada por la Medida A, más de 50,000 personas que han recibido ayuda podrían perder su vivienda.

Para C. Verdugo, la Medida A es una “esperanza”.

“Es imposible pagar renta vendiendo dulces en la calle ocho horas al día siete días a la semana. Una ayuda extra cambiaría mi vida por completo”, dijo.

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