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Bengals, increíblemente sin clase

Los Bengals cayeron ante los Steelers.

Los Bengals cayeron ante los Steelers.

(Andy Lyons / Getty Images)
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Hay ciertas cosas que parecen nunca cambiar, como que los Bengals no sepan ganar un juego de playoffs.

Por los últimos cinco años, Cincinnati -que no gana en postemporada desde 1988- ha encontrado la forma de perder en los playoffs, y cada vez parece hacerlo de una peor forma.

Lo del sábado por la noche no fue que los Steelers hayan superado a su rival divisional, sino que fueron los propios Bengals los que entregaron un partido que tenían bajo control, en gran parte por la falta de disciplina de Vontaze Burfict y Adam Jones, quienes con sus tontas y sucias acciones probablemente le pusieron la “soga al cuello” al coach Marvin Lewis.

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Incluso sin contar con su QB titular Andy Dalton, y abajo en el marcador 0-15 en el último cuarto, los Bengals le dieron la vuelta al marcador cuando AJ McCarron se combinó con A.J. Green para anotar el touchdown que los adelantó 16-15.

Pero lo que vino después de eso fue la secuencia de jugadas más bizarra de la que tenga memoria. Ben Roethlisberger se había lesionado el hombro tras ser golpeado (limpiamente) por Burfict, y el suplente Landry Jones no había podido hacer funcionar al ataque acerero.

Tras el touchdown de Green con poco menos de dos minutos de juego, los Steelers -que tenían sus tres tiempos fuera- necesitaban unas 60 yardas para aspirar al gol de campo del triunfo, pero en la primera jugada, Burfict interceptó a Jones.

Se acabó el juego, ¿cierto? Nop, son los Bengals, que una jugada después devolvieron el balón a Pittsburgh tras un fumble de Jeremy Hill.

Los Steelers movieron el balón hasta la yarda 46 de Cincy, pero solo les quedaban 18 segundos y no tenían tiempos fuera. Fue entonces que los Bengals entregaron el partido: un sucio golpe de Burfict a la cabeza de Antonio Brown (15 yardas de castigo), seguido por otra falta personal de Pacman Jones (otras 15 yardas) aniquilaron a los Bengals.

Gol de campo de los Steelers y otra derrota para Cincinnati, que alargó a 27 años su sequía de victorias en playoffs.

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