OPINIÓN: Las consecuencias de ser preso de la necesidad en la NFL
El pasado fin de semana llevé a mis hijos a ver un espectáculo de superhéroes. Ellos tienen 6 y 4 años, y están vueltos locos con todo lo que tiene que ver con Superman, Spiderman, Hulk, Flash y todos los personajes de Marvel.
Por supuesto, en el intermedio tocó ir por las obligatorias botanas. El chistecito por dos raspados dentro de una taza en forma de cabeza de Spiderman fue de $30. Y luego, al salir, claro que comenzaron a pedir cualquier juguete de cada rincón en el estadio, todos al doble del precio al que se consiguen en cualquier tienda de autoservicio.
Eso es lo que pasa cuando no hay opciones y tienes que pagar de más por algo que no lo vale, que es lo mismo por lo que los gerentes generales de la NFL están haciendo en estos días en los que el periodo de la agencia libre está en su apogeo.
Los Eagles de Filadelfia son el mejor ejemplo de ello. En esta liga en la que los quarterbacks de calidad son tan valiosos y raros de encontrar como el diamante Cullinan, los equipos que no los tienen suelen conformarse con lo más cercano a uno, y pagar de más en el proceso.
Por eso no debe sorprender que los Eagles hayan decidido darle una extensión de contrato por dos años y $36 millones a Sam Bradford, quien la temporada pasada apenas lanzó para 19 TD por 14 intercepciones. Sí, impuso marcas personales en yardas, porcentaje de pases completos y yardas por intento, pero eso pasa cada año en la cada vez más prolífica NFL.
Bradford, quien fue la primera selección global del Draft de 2010, nunca ha disputado un juego de playoffs ni tenido una temporada de más de la mitad de sus juegos ganados como titular.
De hecho, él podría ser considerado el QB más sobrevaluado de la historia, pues desde que llegó a la liga se ha embolsado $78 millones, que es el mismo número de pases de TD que ha lanzado en toda su carrera, es decir que a sus equipos les ha costado un millón cada uno de esos pases.
Comparen esos números con los de Peyton Manning (539 pases de touchdown a cambio de $248.7 millones, o $461,469 por cada uno), y estamos hablando de más del doble.
Pero a pesar de su inconsistente desempeño, Bradford puso contra las cuerdas a los Eagles y su gerente general Howie Roseman: era él o salir al mercado a ver si tenían suerte con Robert Griffin III, Matt Moore, Ryan Fitzpatrick, o tratar de hacer un cambio por Colin Kaepernick, o ir a buscar un diamante en bruto en un Draft que está ’flaco’ de quarterbacks.
Así que al final, los Eagles tuvieron que pagar, igual que yo tuve que hacerlo por las dichosas tazas de Spiderman.
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