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Así es cómo aficionados crearon un club de pelea clandestino durante la pandemia

A crowd gathers around a boxing ring in a backyard.
A crowd of boxing and MMA fans gathers in Los Angeles to watch a Backyard Squabbles bout.
(Jason Armond / Los Angeles Times)

En Backyard Squabbles, un club de pelea clandestino nacido en la pandemia, los contendientes se dividen entre atletas con sueños y tipos locales con rencores.

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Caía el crepúsculo cuando Black Blade y Big Cheese entraron en el centro del ring y se tocaron los guantes. Estaba previsto que hicieran cinco asaltos, de tres minutos cada uno, antes de que terminara la velada.

El público se quedó callado, o tan callado como puede estarlo un centenar de personas en un pequeño patio trasero cerca del centro de Los Ángeles cuando un DJ pone a todo volumen “Whoopty”. Hay vendedores de papas fritas y pasta, un barbero se ha instalado cerca de la valla, y los siguientes chicos de la lista están haciendo de sparring con sus entrenadores.

Big Cheese pesa más que su delgado oponente. Se suponía que no debían pelear entre sí. Pero allí estaban, enfrentándose en un ring improvisado en un patio trasero de West Jefferson Boulevard el último domingo de mayo.

A man in workout gear and boxing gloves hits the heavy bag inside a gym.
Albert “Black Blade” Marion trains for his first Backyard Squabbles fight card bout in Los Angeles. A few months ago, he won his first match at a Backyard Squabbles mixer.
(Jason Armond / Los Angeles Times)
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Esto es lo que ocurre cuando los contendientes se dividen entre atletas con sueños y residentes locales con ganas de pelear. Esto es lo que ocurre en Backyard Squabbles, un club de pelea clandestino y emergente nacido de la pandemia.

“Iba a descartar la pelea de Big Cheese y la de Black Blade”, dijo Damián Gutiérrez, fundador de Backyard Squabbles. “Pero los oponentes de ambos no se presentaron”.

Gutiérrez tiene 20 años. Vive en Gardena. Cuando no está organizando peleas, es guardia de seguridad en un restaurante de sushi. Lleva el nombre de un tío que fue asesinado a tiros en una tienda de donas en la autopista Imperial y la avenida Normandie hace casi dos décadas.

A man in a shadowed garage leans over a motorcycle.
Marion prepares for his morning motorcycle ride into work. Marion, like many others, lost his job during the pandemic but recently secured new employment.
(Jason Armond / Los Angeles Times)

Esa violencia es parte de lo que le impulsó a crear Backyard Squabbles; el lema del club de pelea es “Armas abajo, peleas arriba”.

Héctor “Guerrero Azteca” Herrera cree que Gutiérrez ha dado en el clavo. Las personas que acuden a Backyard Squabbles “son todas pacíficas”, dijo, al menos fuera del ring.

Albert Marion brushes his teeth.
Albert Marion usually wakes up very early in the morning to squeeze in cardio and conditioning before he goes to work.
(Jason Armond / Los Angeles Times)

“Creo que todos saben que, si miras a tu derecha o miras a tu izquierda, hay un peleador”, dijo Herrera, que entrena a peleadores y él mismo boxea. “Como diciendo, ‘¿Debo hablar [explícito]?’. Eso es todo… es sensacional”.

Gutiérrez no sabe en qué consistió la pelea entre Black Blade y Big Cheese, ni siquiera cuál es el verdadero nombre de Big Cheese. Dos días después de su pelea, Albert “Black Blade” Marion no contestaba al teléfono.

Marion es alto, delgado y tiene 22 años. Vive en San Pedro, trabaja para Dish Network, pasa su tiempo libre jugando videojuegos y saliendo con su novia. Una rutina normal para un joven en medio de una pandemia.

Next to a concrete-block wall and a tree, two men in boxing gloves spar.
A fighter who calls himself Golden Boy Matt, left, finds a spot in the corner of the backyard and warms up for his fight with the help of a friend.
(Jason Armond / Los Angeles Times)

Normal y “aburrido”, dice.

Era un niño “revoltoso”, al menos eso decía su madre. Le costaba mucho quedarse quieto y terminar las tareas. Incluso perdía el interés por la televisión. La solución de su madre fue mantenerlo ocupado con actividades físicas como el taekwondo y el baloncesto.

A man pours water out of a bottle for three small dogs on leashes.
Dogs who accompanied their owners to the Backyard Squabble get a drink of water.
(Jason Armond / Los Angeles Times)
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A portrait of a fighter in the ring, leaning against the ropes.
MMA fighter Granndaddy, in the backyard ring, aspires to take his fighting to the next level.
(Jason Armond / Los Angeles Times)

De adulto, la pelear le ha ayudado a concentrarse.

“No me importa que me golpeen”, dijo. “Cuando me golpean, lo siento como una bendición. Es como si Dios me dijera: ‘Estás aquí’, ¿sabes?”.

Two men grapple on the mat as a man in stocking feet and a Backyard Squabbles T-shirt stands nearby.
Granndaddy delivers a flurry of blows to Ram Donnis. Granndaddy continues to be undefeated in the Backyard Squabbles ring.
(Jason Armond / Los Angeles Times)

Su primer asalto del domingo por la noche contra Big Cheese tuvo un comienzo lento. Marion asestó unos cuantos golpes, y se mantuvo en pie frente a su oponente más pesado. Se agotó en el segundo asalto. Y no logró terminar el tercero.

A man sits in a boxing ring, viewed through the bare legs of his opponent.
Zek sits in the ring taking a few deep breaths before his MMA match against Bundy.
(Jason Armond / Los Angeles Times)

Marion fue clavado contra las cuerdas cuando faltaban cinco segundos. Big Cheese le asestó un sólido golpe en la cabeza. Marion se desplomó contra su oponente.

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Y se quedó allí durante dos largos minutos.

Albert Marion, wearing headphones, stands at an iron railing.
Albert “Black Blade” Marion listens to music to help settle his nerves before a fight.
(Jason Armond / Los Angeles Times)
A small man and a much larger man box in a ring.
Big Cheese fights in a higher weight class, but that didn’t stop Black Blade from accepting the last-minute matchup.
(Jason Armond / Los Angeles Times)

¿Resultado final? Una conmoción cerebral y la derrota.

“Perdí el domingo, no tengo muchas excusas, pero mi oponente pesaba 30 kilos más que yo”, publicó en Instagram, junto con el video del doloroso final de la pelea.

A man lies on the boxing ring mat as other men gather around him.
In the final five seconds of the third round, Big Cheese landed a punch that sent Black Blade to the mat.
(Jason Armond / Los Angeles Times)

Y luego prometió: “Volveré”.

El redactor del Times Donovan X. Ramsey contribuyó a este informe.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

A woman holding two water bottles in one arm puts her other arm around a man's neck for a close hug.
After being knocked out by Big Cheese in the third round, Albert “Black Blade” Marion is comforted by his girlfriend.
(Jason Armond / Los Angeles Times)
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