En Backyard Squabbles, un club de pelea clandestino nacido en la pandemia, los contendientes se dividen entre atletas con sueños y tipos locales con rencores.
Caía el crepúsculo cuando Black Blade y Big Cheese entraron en el centro del ring y se tocaron los guantes. Estaba previsto que hicieran cinco asaltos, de tres minutos cada uno, antes de que terminara la velada.
El público se quedó callado, o tan callado como puede estarlo un centenar de personas en un pequeño patio trasero cerca del centro de Los Ángeles cuando un DJ pone a todo volumen “Whoopty”. Hay vendedores de papas fritas y pasta, un barbero se ha instalado cerca de la valla, y los siguientes chicos de la lista están haciendo de sparring con sus entrenadores.
Big Cheese pesa más que su delgado oponente. Se suponía que no debían pelear entre sí. Pero allí estaban, enfrentándose en un ring improvisado en un patio trasero de West Jefferson Boulevard el último domingo de mayo.
Esto es lo que ocurre cuando los contendientes se dividen entre atletas con sueños y residentes locales con ganas de pelear. Esto es lo que ocurre en Backyard Squabbles, un club de pelea clandestino y emergente nacido de la pandemia.
“Iba a descartar la pelea de Big Cheese y la de Black Blade”, dijo Damián Gutiérrez, fundador de Backyard Squabbles. “Pero los oponentes de ambos no se presentaron”.
Gutiérrez tiene 20 años. Vive en Gardena. Cuando no está organizando peleas, es guardia de seguridad en un restaurante de sushi. Lleva el nombre de un tío que fue asesinado a tiros en una tienda de donas en la autopista Imperial y la avenida Normandie hace casi dos décadas.
Esa violencia es parte de lo que le impulsó a crear Backyard Squabbles; el lema del club de pelea es “Armas abajo, peleas arriba”.
Héctor “Guerrero Azteca” Herrera cree que Gutiérrez ha dado en el clavo. Las personas que acuden a Backyard Squabbles “son todas pacíficas”, dijo, al menos fuera del ring.
“Creo que todos saben que, si miras a tu derecha o miras a tu izquierda, hay un peleador”, dijo Herrera, que entrena a peleadores y él mismo boxea. “Como diciendo, ‘¿Debo hablar [explícito]?’. Eso es todo… es sensacional”.
Gutiérrez no sabe en qué consistió la pelea entre Black Blade y Big Cheese, ni siquiera cuál es el verdadero nombre de Big Cheese. Dos días después de su pelea, Albert “Black Blade” Marion no contestaba al teléfono.
Marion es alto, delgado y tiene 22 años. Vive en San Pedro, trabaja para Dish Network, pasa su tiempo libre jugando videojuegos y saliendo con su novia. Una rutina normal para un joven en medio de una pandemia.
Normal y “aburrido”, dice.
Era un niño “revoltoso”, al menos eso decía su madre. Le costaba mucho quedarse quieto y terminar las tareas. Incluso perdía el interés por la televisión. La solución de su madre fue mantenerlo ocupado con actividades físicas como el taekwondo y el baloncesto.
De adulto, la pelear le ha ayudado a concentrarse.
“No me importa que me golpeen”, dijo. “Cuando me golpean, lo siento como una bendición. Es como si Dios me dijera: ‘Estás aquí’, ¿sabes?”.
Su primer asalto del domingo por la noche contra Big Cheese tuvo un comienzo lento. Marion asestó unos cuantos golpes, y se mantuvo en pie frente a su oponente más pesado. Se agotó en el segundo asalto. Y no logró terminar el tercero.
Marion fue clavado contra las cuerdas cuando faltaban cinco segundos. Big Cheese le asestó un sólido golpe en la cabeza. Marion se desplomó contra su oponente.
Y se quedó allí durante dos largos minutos.
¿Resultado final? Una conmoción cerebral y la derrota.
“Perdí el domingo, no tengo muchas excusas, pero mi oponente pesaba 30 kilos más que yo”, publicó en Instagram, junto con el video del doloroso final de la pelea.
Y luego prometió: “Volveré”.
El redactor del Times Donovan X. Ramsey contribuyó a este informe.
Para leer esta nota en inglés haga clic aquí
Suscríbase al Kiosco Digital
Encuentre noticias sobre su comunidad, entretenimiento, eventos locales y todo lo que desea saber del mundo del deporte y de sus equipos preferidos.
Ocasionalmente, puede recibir contenido promocional del Los Angeles Times en Español.