José Ramírez lamenta el azote de lluvias a la agricultura, pero ve un futuro prometedor

El crecer en una familia de agricultores en el Valle de San Joaquín, le permitió a José Ramírez aprender sobre la batalla constante por el agua y la lucha en nombre de los trabajadores agrícolas.

El diluvio invernal de California, por el momento, alivió la sequía en muchas áreas. Pero las lluvias torrenciales también han causado estragos en grandes extensiones de tierras agrícolas estatales, dejando a los trabajadores del campo sin poder laburar en terrenos fangosos.

Mientras Ramírez (27-1, 17 KOs) se prepara para regresar al cuadrilátero luego de un año fuera para enfrentar a Richard Commey (30-4-1, 27 KOs), en el Save Mart Center en Fresno el 25 de marzo, se ha mantenido atento a los cambios en los patrones climáticos para informarse de lo que podría ocurrir es o no favorable para el área.

“La parte norte, yendo a San Francisco, Santa Cruz, lamentablemente se inundó mucho, se perdieron muchos productos… la gente no ha podido ir a trabajar porque el terreno es muy húmedo y peligroso porque está muy fangoso”, dijo el excampeón mundial de peso welter ligero en una videollamada reciente desde Riverside, donde se concentra para la pelea.

El oriundo de Avenal, entre Bakersfield y Fresno, proviene de una familia dedicada a la agricultura e incluso él sigue trabajando en esa industria, ahora como inversionista. Durante su adolescencia, Ramírez recogía pimientos junto a sus padres, quienes llegaron de México en los años 1980s, y vivía en una casa compartida con otras familias. Al mismo tiempo, se dedicaba a competir en el boxeo, esperando que este deporte le permitiera ayudarse a sí mismo, a su familia y a su gente. Algo que fue logrando a través de los años.

“Es lo que hacemos regularmente a principios de año, podar los árboles de pistachos, de almendras, uvas para el vino y eso se atrasó un poco”, dijo el mexicoamericano a LA Times en Español. “Pero toda esta agua es buena para el futuro y eso va a beneficiar a nuestra compañía”.

Curiosamente, el área de Avenal, se ve afectada regularmente por la sequía, tanto que él lideró una lucha en busca de ayuda gubernamental para implementar infraestructuras para el suministro y almacenamiento de agua para la agricultura en un lago artificial.

Después de la sequía que vivieron entre 2009 y 2011, Ramírez lideró una coalición para incentivar a la gente a votar a favor de la Proposición 1, que se suponía tendría entre sus proyectos financiar dicho lago. Sin embargo, a pesar de que esa ley logró pasar, el financiamiento nunca llegó.

“Aquí en California, el agua le da a la construcción en la parte sur y le da mucho a la agricultura en la parte norte, entonces que bueno que llovió tanto porque eso llenó lo que le llamamos ‘aguas de tierra’, que van a producir mucho, pero aún no tenemos donde guardar toda esta agua”, dijo el peleador de 30 años. “No tenemos ni una represa para guardar toda esa agua que podríamos usar cuando vuelva la sequía”.

Aunque es una lucha que aún sigue librando en favor de la población agrícola, Ramírez se muestra optimista por lo que se viene para los trabajadores del campo para el resto del año, particularmente por el “momento económico difícil que vive el país”.

“Todo ha subido y espero que la gente readapte su vida y que aproveche el trabajo que se necesita y es muy importante”, señaló Ramírez.

Espera más oportunidades en el cuadrilátero

El 2019 fue la última vez cuando Ramírez peleó en dos ocasiones en un año. Desde el 2020, una serie de situaciones lo han dejado con solo un combate en el calendario anual, por lo que su esperanza es tener más acción sobre el cuadrilátero en este 2023, empezando contra Commey el 25 de marzo.

Ramirez dijo sentirse en momentos “alejado del deporte” por la falta de actividad continua, incluso llegó a dudar de su propia identidad como boxeador.

Para él, “todo estaba marchando bien en 2019” después de enfrentar a José Zepeda y Maurice Hooker, pero una cirugía en su mano izquierda, por una lesión durante su pelea con Hooker, lo obligó a unas semanas de rehabilitación.

Su meta era pelear en diciembre contra Viktor Postol, pero a falta de fechas disponibles en el cierre del año, fue obligado a pensar en principios de 2020. Ramírez cerró ese 2019 casándose en lugar de pelear. Ramírez se casó con la exboxeadora Marisol López, de Hanford, California, y ahora tienen dos hijos. Ella dejó su carrera para formar una familia con Ramírez.

Sin embargo, la emergencia mundial de COVID-19 cambió los planes de seguir peleando ese año.

“No pude pelear contra Postol hasta el 29 de agosto”, dijo Ramírez.

La victoria sobre Postol por decisión mayoritaria le abrió el camino para negociar con Josh Taylor y disputar los títulos de los cuatro concejos principales. El proceso se alargó y fue hasta mayo del 2021 que finalmente se dio ese único combate para él ese año. Ramírez perdió sus dos títulos por decisión unánime.

En marzo de 2022, volvió a la senda del triunfo ante José Pedraza, en lo que fue su última aparición sobre el cuadrilátero. Esa pelea estaba pactada para enero, pero Pedraza dio positivo de COVID-19 y tuvo que aplazar el encontronazo hasta dos meses después.

“Fue una muy buena pelea, estaba con la mentalidad de que quería volver a pelear lo más pronto posible”, dijo Ramírez. “Me enfoqué entonces en mi familia, hice campamentos, aunque no pelee profesionalmente, enfocándome en el 2023”.

Por lo pronto, en medio de los aguaceros californianos, Ramírez pronostica una muy buena cosecha en la tierra para lo que resta del año y para su combate del 25 de marzo, querrá hacer un aguacero de puños sobre Commey que le podría asegurar un segundo combate en septiembre y, ¿por qué no?, una tercera en diciembre.