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Donald Trump, ‘la voz de la clase media’, compone un gabinete de millonarios

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El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, que se considera a sí mismo la voz de los “olvidados” y el adalid de la clase media, está creando un gabinete de multimillonarios cuyas fortunas superan ya los 11.000 millones de dólares.

Trump, al que Forbes estima una fortuna de 3.700 millones de dólares, que él asegura que es tres veces superior, tendrá en su gabinete de gobierno a la heredera de una gigantesca fortuna, a un especulador, un exdirectivo de Goldman Sachs y a varios exfuncionarios con holgadas cuentas corrientes.

Además, las quinielas mantienen abierta la posibilidad de que otros multimillonarios se sumen al equipo de Trump, cuya fortuna combinada podría superar el Producto Interior Bruto (PIB) de varios países pequeños y cuyos intereses privados podrían chocar con su servicio público.

Hasta el momento, la fortuna más grande es la de Betsy DeVos, nominada a secretaria de Educación, y esposa del hijo de Richard DeVos, fundador de Amway, una empresa de mercadotecnia multinivel presente en todo el mundo y que procuró una gigantesca fortuna a toda la familia.

DeVos es la presidenta de American Federation for Children, una organización que promueve la escuela concertada y privada, además de ser una de las mayores donantes del Partido Republicano en el estado de Michigan.

En el ránking de los altos funcionarios más ricos del equipo de Trump está Wilbur Ross, elegido para ser el secretario de Comercio, un banquero y especulador especializado en comprar empresas al borde de la quiebra para reestructurarlas y vender sus activos con beneficios.

Ross es un experto en bancarrota que ayudó a Trump en los 90 con el concurso de acreedores de su casino Taj Mahal, y que compró varias acerías en capa caída para venderlas por 4.500 millones de dólares en lo que en parte es ahora ArcelorMittal.

El que podría ser confirmado secretario de Comercio ha tenido intereses en los sectores de carbón y el acero, que Trump quiere reactivar, mientras que mantiene importantes cargos en banca, como el caso del Banco de Chipre, y empresas de todo el mundo.

Elaine Chao, nominada a la cartera de Transporte, de origen taiwanés y casada con el líder republicano del Senado, Mitch McConell, es hija de un rico armador y según el Center for Responsive Politics, su fortuna asciende a los 17 millones de dólares.

Chao ya fue secretaria de Trabajo con George W. Bush y es ejemplo de lo habituales que son los matrimonios que aúnan fortuna e influencia política en los círculos de poder de Washington, tanto en el lado republicano como en el demócrata.

Trump, que llegará a la Casa Blanca en enero tras hacer una campaña contra las élites económicas y políticas, que según él solo aspiran a trabajar en redes corruptas, no se saldrá de lo que ya parece una tradición: colocar al frente del Tesoro a ejecutivos de Wall Street.

Al frente del Departamento del Tesoro, Trump quiere que el Senado, que debe aprobar todos los nombramientos del gabinete con cargo ministerial, confirme a Steven Mnuchin, un exdirectivo de la banca de inversión que pasó más de 20 años en Goldman Sachs antes de crear su propio fondo.

Esta semana el grupo progresista Americans for Financial Reform aseguró en un comunicado que Mnuchin “se hizo enormemente rico al aprovecharse del colapso financiero” de 2008, que eventualmente le llevó a dejar Wall Street por Hollywood, donde financió películas como “Gravity” o “Suicide Squad”.

Trump, que ha dicho que la semana próxima puede tener casi totalmente cerrado su equipo, aún podría poner en el Gobierno a más millonarios, como el exgobernador de Massachusetts Mitt Romney, el neurocirujano Ben Carson o el ejecutivo petrolero Harold Hamm.

Hamm, que podría ser elegido para el puesto de secretario de Energía, podría romper todos los récords, ya que Forbes estima que su fortuna se acerca a los 17.000 millones, obtenidos por su trabajo en un sector que debería regular si es finalmente postulado para el cargo.

Comparativamente, Trump, autodenominado la “voz de los olvidados”, tendría un gabinete mucho más elitista y millonario que el de Obama, cuyas fortunas combinadas se estima que no superan los 3.000 millones de dólares, la mayoría pertenecientes a la secretaria de Comercio, Penny Pritzker, con unos activos de 2.400 millones de dólares obtenidos en el sector inmobiliario.

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