La erosión de la libertad en EEUU y Europa amenaza el progreso global
Washington — La erosión de la libertad en EEUU y Europa en 2016 amenaza el progreso global porque ahora está en duda si las democracias consolidadas seguirán abanderando los derechos políticos y libertades civiles en el mundo, según el informe anual de Freedom House publicado hoy en Washington.
En 2016, la libertad cayó en el mundo por undécimo año consecutivo y lo hizo por primera vez de manera más acusada en las democracias sólidas, debido al auge del populismo y el nacionalismo y a una serie de “eventos desestabilizadores”.
Hechos como la llegada de una “figura volátil” como Donald Trump a la Casa Blanca, el voto del Reino Unido para salir de la Unión Europea o el avance de partidos xenófobos en varios países de Europa dejaron a las grandes democracias “atrapadas” en la “ansiedad y la indecisión”.
“La gran pregunta es si Estados Unidos y las otras grandes democracias cumplirán su responsabilidad como líderes”, dijo hoy Michael Abramowitz, presidente entrante de la organización, durante la presentación del informe en su sede en Washington.
A la luz de los acontecimientos del pasado año, “ya no se puede hablar con confianza sobre la durabilidad a largo plazo de la Unión Europea, o de la incorporación de la democracia y los derechos humanos como prioridades en la política exterior estadounidense”, señala el documento.
“Donald Trump dejó claro durante su campaña que la defensa de los derechos humanos y la democracia en el mundo no es una prioridad para él. Él quiere ‘poner a Estados Unidos primero’, y eso no es dar forma a la democracia en el mundo. Por eso estamos muy preocupados”, explicó a Efe el autor principal del estudio, Arch Puddington.
Esta es la primera vez que Estados Unidos genera tanta atención en el informe anual de Freedom House, donde el país norteamericano sigue puntuado como uno de los más libres del mundo pero se alerta de una erosión democrática en los últimos años agravada ahora por el Gobierno de Trump.
“Ya antes de la campaña de 2016, la democracia de Estados Unidos estaba mostrando signos de erosión, sobre todo en el proceso electoral: la manipulación de los distritos electorales (“gerrymandering”), las leyes que restringen el derecho al voto, el papel de los grandes donantes en las campañas, la paralización del Congreso”, enumeró Puddington.
La victoria de Trump, con un discurso populista y nacionalista, despierta el temor no solo de que Estados Unidos siga perdiendo libertad sino de que su retirada de la defensa de los derechos humanos y la democracia en el mundo agrave la situación de algunos países.
“Hasta ahora, la política exterior de Estados Unidos era un gran apoyo para quienes trabajamos por la democracia en el mundo, pero quizás no tengamos ya ese apoyo con el nuevo Gobierno”, apuntó hoy Tamara Wittes, experta en Oriente Medio del centro de estudios Brookings y exasesora del Departamento de Estado de Barack Obama.
David Sanger, corresponsal de The New York Times y ganador de dos premios Pulitzer, indicó al respecto que la presión estadounidense en defensa de la democracia y los derechos humanos ha evitado en ocasiones que “los dictadores del mundo lleven a cabo las acciones más extremas”.
Uno de los casos en los que será clave el papel estadounidense es Venezuela, un país que en 2016 pasó a ser clasificado “por primera vez” en este informe como “no libre”, el único Latinoamericano en esa categoría junto a Cuba, señaló Wittes.
“Venezuela está emergiendo como un estado fallido. La pregunta es si va a haber un Gobierno militar. En ese punto Estados Unidos debería actuar con sanciones u otras medidas”, indicó Puddington.
“Va a importar mucho si Estados Unidos lidera o no en derechos humanos. La de Venezuela es una gran crisis en su región, que es nuestra región. Estados Unidos debe incentivar a los líderes políticos para hacer lo correcto”, opinó Wittes.
De los 195 países evaluados por Freedom House, en función de 25 indicadores, 87 (45 %) están clasificados como “libres”, 59 (30 %) como “parcialmente libres” y 49 (25 %) como “no libres”.
Los países “libres” representaron la mayor proporción del total de naciones con pérdidas de libertad de la última década y un cuarto de los que vieron retroceder su libertad están en Europa.
Las naciones en las que más cayó la libertad en 2016 son Turquía (15 puntos menos), Sudán del Sur (10), Libia (7), Nicaragua (7), Congo (6), Tayikistán (5), Venezuela (5), Polonia (4), Zambia (4), Etiopía (3), Hungría (3), Lesoto (3), Mozambique (3), Níger (3) y Yemen (3).
Solo siete países mejoraron su libertad en 2016: Papúa Nueva Guinea (5 puntos más), Birmania (4), Burkina Faso (4), Somalia (3), República Centroafricana (3), Bielorrusia (3), y Argentina (3).
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