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Jueza canadiense retrasa hasta septiembre una nueva vista del caso de Huawei

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EFE

El lento proceso de extradición a Estados Unidos de la directora financiera de Huawei , Meng Wanzhou, tiene vistas de prolongarse durante meses después de que una jueza canadiense decidiese hoy fijar la próxima vista del caso al 23 de septiembre.

La jueza Heather Holmes, del Tribunal Supremo de la provincia de Columbia Británica, optó por septiembre como compromiso entre la petición de los abogados de Meng, que solicitaron volver ante su tribunal en octubre, y la Fiscalía, que quería adelantar la fecha a agosto.

Los expertos jurídicos ya habían advertido desde un principio que el caso para la extradición de Meng puede prolongarse durante años gracias a los casi infinitos recursos con los que cuenta la ejecutiva china, hija del fundador del gigante de las telecomunicaciones Huawei.

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Una muestra más de que Meng anticipa que la batalla legal se prolongará en el tiempo es que sus abogados solicitaron a la jueza Holmes que la autorice a trasladar su residencia de la vivienda en la que está en la actualidad, a una mansión de mayores dimensiones.

Meng, que posee dos mansiones en Vancouver, el mercado inmobiliario más caro de Canadá, argumentó a través de sus abogados que la nueva residencia, en la que ha gastado 15 millones de dólares en renovaciones, le ofrece más privacidad frente al interés de los medios de comunicación por su persona.

Los abogados de Meng también dejaron claro ante la jueza que en septiembre solicitarán la suspensión del proceso por entender que los derechos de su defendida han sido violados y el caso está teñido de tintes políticos que influyen en las acciones de la Fiscalía.

Meng fue detenida en Vancouver el 1 de diciembre de 2018 a petición de Estados Unidos, que la acusa de fraude para violar las sanciones económicas que Washington ha impuesto a Irán, algo que tanto ella como Huawei y las autoridades chinas niegan con rotundidad.

El vicepresidente de Comunicaciones de Huawei, Benjamin Howes, afirmó en un comunicado tras la vista de hoy que “se ha establecido que factores políticos en juego durante el proceso de extradición pueden provocar una grave violación de la justicia”.

“Los derechos legítimos de Meng también pueden resultar dañados. Por eso, Meng tiene la intención de solicitar a este tribunal la suspensión de la causa de extradición”, añadió Howes.

Howes se refería a la amenaza que pronunció el presidente, Donald Trump, tras la detención de Meng, cuando señaló que utilizaría su extradición como una pieza más en las negociaciones comerciales que Washington mantiene con Pekín.

Aunque Canadá ha señalado por activa y por pasiva que sus manos están atadas y que el proceso de Meng tiene que seguir su cauce de acuerdo a la justicia canadiense, el país norteamericano está sintiendo las consecuencias.

Prácticamente al mismo tiempo que Meng era arrestada en Vancouver, China detuvo a dos ciudadanos canadienses, el exdiplomático Michael Kovrig y el empresario Michael Spavor, acusados de actividades contra la seguridad nacional china.

A diferencia de Meng, que está en libertad condicional, viviendo en una mansión y protegida por una compañía de seguridad de altos ejecutivos que la siguen allá donde va, Kovrig y Spavor están encarcelados y sólo pueden ver una vez al mes a los representantes diplomáticos canadienses.

Además, China he empezado a aplicar presión económica sobre Ottawa para conseguir la liberación de Meng.

En las últimas semanas, China ha empezado a obstaculizar la llegada de exportaciones canadienses, como colza y productos porcinos, lo que puede provocar la pérdida de miles de millones de dólares al año a Canadá.

Por su parte, Canadá ha emprendido una campaña diplomática entre sus aliados, como Estados Unidos, la Unión Europea y Australia, para conseguir que apliquen presión sobre las autoridades chinas.

Pero excepto por algunas palabras de aliento y apoyo, el Gobierno canadiense no ha conseguido que ninguno de sus aliados se comprometa seriamente a salir en su defensa.

Informaciones aparecidas en los últimos días señalan que el Gobierno canadiense ha recurrido sin éxito ante el secretario de Estado, Mike Pompeo, el secretario de Agricultura, Sonny Perdue, y otros altos funcionarios de EE.UU., para que Washington ayude a Canadá frente a China.

La situación ha empezado a frustrar al Gobierno del primer ministro, Justin Trudeau, que ve cómo el líder de la oposición, el conservador Andrew Scheers, está utilizando la crisis abierta con China como munición de cara a las elecciones federales que se celebrarán en octubre de este año.

Recientemente, el embajador de Canadá en EE.UU., David MacNaughton, expresó la frustración de Ottawa al declara que si Washington no hace un verdadero esfuerzo, que la administración Trump se olvide del apoyo canadiense en temas como Venezuela, la OTAN o Letonia.

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