Se reavivan las protestas en EE.UU, mientras siguen los enfrentamientos entre manifestantes y agentes federales en Portland
Federal agents and protesters continued their standoff in the streets of Portland, Ore., over the weekend, a confrontation that has ignited protests in other major cities across the country.
El despliegue de agentes federales por parte del presidente Trump en Portland y otras ciudades de Estados Unidos ha reavivado las protestas contra la brutalidad policial y el racismo.
Mientras los enfrentamientos teñidos de gases lacrimógenos en el centro de Portland, entre manifestantes y agentes federales, continuaban durante el fin de semana, una serie de nuevas protestas estallaron en otras ciudades importantes del país, desde Seattle hasta Baltimore, en la que los convocados expresaron su furia por la presencia de oficiales federales no identificados y fuertemente armados en las calles, y el enojo constante por los objetivos iniciales de las protestas: la brutalidad policial y el racismo.
En Portland, durante la madrugada del lunes, agentes federales camuflados se desplegaron varias cuadras a la redonda del tribunal federal -el edificio que, según la administración Trump, debían proteger- en contra de la voluntad de los funcionarios locales y estatales, y empujaron a los manifestantes que, conforme a las autoridades, habían violado una valla.
Aunque menos gente se había convocado en el exterior del juzgado que en las noches anteriores, los manifestantes notaron un frente más unido, que se centró en amplificar las voces de los activistas de Black Lives Matter y su pedido de justicia racial, además de la demanda de que los oficiales federales se marcharan del lugar. “No somos solo manifestantes. Somos madres, somos veteranos, somos músicos”, indicó Alvin Rosales, de 38 años. “Estar aquí me recuerda la humanidad que todas las personas compartimos”.
Para la medianoche del domingo, algunos manifestantes habían comenzado a encender fuegos artificiales y lanzar botellas hacia el tribunal federal, lo cual llevó a los oficiales federales a ordenarles por el altavoz que desalojen el área.
Mientras continuaban encendiendo fuegos artificiales, un pequeño grupo de agentes federales emergió y se paró frente a la corte federal, alrededor de la 1:30 a.m. del lunes, cara a cara con los manifestantes.
Después de unos minutos aparecieron docenas de agentes más y comenzaron a desplegar gases lacrimógenos; hubo también bombas de humo y balas de goma. Los manifestantes se dispersaron cuando los agentes federales comenzaron a avanzar por la cuadra.
El enfrentamiento duró aproximadamente una hora. Cuando los agentes federales regresaron al juzgado, arrojaron más gases lacrimógenos, bombas de humo y otras municiones. Al igual que en las noches anteriores, los manifestantes usaron sopladores de hojas y palos de hockey para dispersar el humo y redirigirlo hacia los agentes.
En Seattle, después de que el gobernador de Washington, Jay Inslee, informara que un pequeño grupo de agentes federales había sido enviados al lugar, estallaron protestas en el área del Capitolio. Las manifestaciones comenzaron pacíficamente, el sábado, pero se pusieron tensas cuando atacantes desconocidos prendieron fuego a un Starbucks y abrieron un agujero en un edificio del Departamento de Policía.
La policía de Seattle, después de declarar un motín, desplegó gases lacrimógenos y bombas de humo, hiriendo a periodistas, abogados y manifestantes, según relataron testigos. Las autoridades precisaron que 45 personas fueron arrestadas y 21 oficiales sufrieron heridas leves en la revuelta. Las protestas continuaron el domingo.
Las manifestaciones también estallaron en ciudades como Louisville, Kentucky, Chicago, Los Ángeles, Richmond, Virginia, y Austin, Texas, donde una marcha dio un giro fatal. La policía allí investiga la muerte a tiros, el sábado por la noche, de un hombre que participaba en una protesta de Black Lives Matter, en el centro. El hombre asesinado, que aparentemente estaba armado con un rifle, fue baleado desde el interior de un vehículo que se acercó a los manifestantes. Un sospechoso fue detenido, precisó la portavoz de la policía, Katrina Ratcliff.
En Richmond, la policía indicó que un camión de basura de la ciudad fue incendiado el sábado por la noche en medio de una manifestación que, según los organizadores, era una muestra de solidaridad con quienes protestaban en Portland. La policía tuiteó una foto de artículos que, al parecer, fueron arrojados a los oficiales, incluidas rocas y baterías. Se concretaron allí seis arrestos.
En tanto, en Baltimore, un edificio del sindicato policial fue pintado con aerosol con mensajes de oposición a la policía, el sábado por la noche, cuando decenas de personas marcharon contra la injusticia racial y en apoyo a los manifestantes de Portland.
Con nueva fuerza, las protestas -y la respuesta de las autoridades, con gases lacrimógenos y balas de goma- son la última cepa incendiaria en un país todavía sacudido por la muerte, en mayo, de George Floyd a manos de la policía de Minneapolis, y por generaciones sometidas a la brutalidad policial. Después de que las manifestaciones se desaceleraran considerablemente en la mayoría de las ciudades -excepto en Portland, donde continuaron sin cesar- estas se reactivaron durante el fin de semana a raíz de la decisión del presidente Trump de enviar agentes federales a las ciudades en una estrategia que, según los críticos, parece destinada a apuntalar su menguante popularidad de cara a las elecciones de noviembre.
Mientras Trump tuitea mensajes en mayúsculas sobre la ley y el orden, los críticos acusan a la Casa Blanca de utilizar imágenes caóticas de confrontaciones en las calles de Portland y otros lugares para aumentar los temores sobre un colapso generalizado del orden, principalmente en urbes progresistas y demócratas.
En tanto, el despliegue generó una nueva ronda de ira centrada en cuestiones constitucionales sobre la autoridad federal y los derechos de los estados. Además, se desarrolla en medio de una pandemia que castiga a la economía y llevó las tasas de desempleo en espiral hacia arriba. En algunos aspectos, la situación evoca otra de finales de la década de 1960, una época de furia y frustración contra la Casa Blanca por la Guerra de Vietnam, los derechos civiles y la sensación de que Estados Unidos se aleja cada día más de sus ideales y su visión de sí mismo.
También ha dejado a algunos manifestantes preocupados de que su mensaje inicial de justicia civil para la comunidad negra se haya visto eclipsado por las confrontaciones entre agentes federales y los manifestantes opuestos a su presencia.
“Estoy aquí para ver cambios legislativos específicos, como la educación y la reforma de la justicia”, precisó Alaysia Atkins, una activista negra de 24 años de edad, en Portland.
El jefe de gabinete de la Casa Blanca, Mark Meadows, se hizo eco, el domingo, de la insistencia de Trump de que se necesita una presencia federal para restablecer el orden en la ciudad. “Están lanzando cócteles molotov y haciendo todo tipo de disturbios allí en Portland, alrededor de un tribunal que desean quemar”, expresó en “This Week”, de ABC, y agregó: “Es decir, esto no puede ocurrir en ciudades de Estados Unidos”.
Meadows agregó que el control de disturbios en Portland es diferente del envío de agentes federales a Chicago y otros lugares. “En Chicago, Nuevo México, y en Kansas y otras áreas... lo que estamos tratando de hacer es llegar y ayudar con la violencia de las pandillas y asegurarnos de hacer arrestos”, dijo.
Una imagen icónica ha surgido en Twitter desde la madrugada del sábado en Portland, cuando una mujer que no llevaba nada más que una máscara y una gorra se acercó a los agentes federales mientras disparaban gas lacrimógeno a los manifestantes - una imagen surrealista de la vulnerabilidad humana frente a una fuerza abrumadora.
La alcaldesa de Chicago, Lori Lightfoot, una demócrata, señaló en el programa “State of the Union”, de CNN, que su ciudad, junto con muchas otras en todo el país, había cooperado durante mucho tiempo con las agencias federales, incluido el FBI y la Administración de Control de Drogas (DEA), para abordar cuestiones como la violencia.
Pero una presencia federal al estilo de lo que ocurre en Portland es algo completamente diferente, enfatizó.
“He trazado un límite muy duro: no permitiremos tropas federales en nuestra ciudad”, remarcó Lightfoot.
Según la alcaldesa, tanto ella como otros funcionarios de la ciudad no tolerarán “que agentes no identificados saquen a las personas de la calle, violen sus derechos y los mantengan bajo custodia. Eso no sucederá aquí, en Chicago”.
La gobernadora de Nuevo México, Michelle Luján Grisham, quien en un momento amenazó con querellar los planes de la administración Trump, también afirmó que su administración está dispuesta a trabajar con funcionarios federales, a través de los canales normales de coordinación con la policía local. “¿Si trabajamos en colaboración para abordar el crimen violento y la violencia armada? Absolutamente”, aseveró en ABC. “Si vamos a tratar de incentivar los disturbios; eso es algo completamente distinto”.
Luján Grisham, demócrata, consideró que la administración Trump no había proporcionado los fondos federales prometidos a Albuquerque para intervenciones policiales y criminales, “por lo cual el momento de su accionar es un poco sospechoso”.
La funcionaria expresó su indignación por los anuncios de la campaña de Trump que sugerían incorrectamente que Joe Biden, el presunto candidato presidencial por el partido demócrata, apoyó quitarle fondos a la policía. “Realmente se trata de avivar el miedo”, sentenció, y agregó que la Casa Blanca busca distraer la atención de su manejo de la pandemia de COVID-19 y la devastación económica que la acompaña.
Los funcionarios de la ciudad de Portland, así como los funcionarios estatales de Oregón y los congresistas demócratas de dicho estado han exigido reiteradamente el fin de la presencia federal en Portland, alegando que solo sirvió para exacerbar las tensiones. Pero a última hora del viernes, un juez federal denegó una solicitud del procurador general del estado para restringir las acciones de los agentes federales.
Etehad informó desde Portland, Oregón, y King desde Washington, D.C.
Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.
Suscríbase al Kiosco Digital
Encuentre noticias sobre su comunidad, entretenimiento, eventos locales y todo lo que desea saber del mundo del deporte y de sus equipos preferidos.
Ocasionalmente, puede recibir contenido promocional del Los Angeles Times en Español.