¿Queremos más empleos estadounidenses? Urge reabrir las puertas de EE.UU a los trabajadores extranjeros
Las órdenes de Donald Trump de detener las visas de trabajo para los inmigrantes dañarán la economía durante una profunda recesión y reducirán aún más el crecimiento del empleo.
En abril y junio, el presidente Trump emitió decretos que cerraron de golpe las puertas de Estados Unidos a casi todos los trabajadores nacidos en el extranjero, al menos hasta fin de año. Según él, el propósito era salvar los empleos estadounidenses.
Pero, de hecho, sus órdenes erróneas -excluir trabajadores en una amplia gama de empleos, desde informáticos con visas H-1B hasta trabajadores temporales en hoteles- dañarán aún más la economía durante una recesión profunda.
El jueves, el Tribunal de Distrito de EE.UU para el Distrito de Columbia escuchará una serie de casos que desafían la autoridad legal de Trump para emitir dichas órdenes. La corte debería bloquear sus directivas y salvar a la economía estadounidense de una política desastrosa.
La afirmación del presidente de que los trabajadores inmigrantes le quitan empleos a los estadounidenses ignora la realidad económica. Las investigaciones muestran que el capital y la tecnología se ajustan rápidamente a la inmigración, de formas que evitan la caída de los salarios. Los estadounidenses y los trabajadores nacidos en el extranjero generalmente no compiten por los mismos empleos; tienen diferentes tipos de trabajos que se complementan entre sí.
Los inmigrantes tienden a ser más emprendedores que la población en general. Fundan nuevos negocios y emplean a estadounidenses. Estimulan el comercio y la inversión internacionales, al tiempo que aumentan la demanda de bienes y servicios locales. Los trabajadores inmigrantes también reducen los precios de los bienes y servicios al desempeñarse en áreas como el cuidado de los niños, la preparación de alimentos y el cuidado de los ancianos.
La administración dice que una severa recesión causada por la pandemia justifica sellar la economía estadounidense. Pero los datos y nuestra historia muestran que cerrar los mercados laborales, incluso en tiempos de crisis, no funciona.
Durante la Gran Depresión, Estados Unidos también adoptó políticas económicas insulares y contraproducentes, creyendo que eso salvaría puestos de trabajo a los estadounidenses.
La administración Hoover llevó a cabo un programa que deportó a México a más de un millón de mexicanos y ciudadanos estadounidenses de ascendencia mexicana. En lugar de proteger los empleos, dañó gravemente las economías y los negocios locales cerca de la frontera. Los estadounidenses nativos que perdieron sus trabajos se vieron obligados a buscar empleo en otro lugar. Los efectos fueron significativos: una disminución del 10% en la fuerza laboral local, impulsada por las repatriaciones mexicanas, redujo el trabajo creado en Estados Unidos en un 2%.
Los expertos en salud pública dicen que, al menos por un tiempo, puede tener más sentido conectarse con los profesionales de la salud a través del teléfono o el video para las visitas de rutina. Pero no se saltee la vacuna de la gripe.
La orden que emitió Trump en junio estaba dirigida principalmente a trabajadores nacidos en el extranjero con títulos universitarios. Esta medida fue especialmente dañina ya que este tipo de empleados calificados generan gran parte de la innovación que impulsa el crecimiento económico a largo plazo, con efectos que aumentan la productividad.
Un estudio influyente ha encontrado que por cada trabajador calificado agregado a una ciudad, se crean tres o cuatro empleos conectados adicionales. Este efecto puede ser aún mayor para los trabajadores calificados nacidos en el extranjero, porque tienden a especializarse en los campos STEM. Dos tercios de los beneficiarios de visas H-1B -uno de los programas de trabajadores extranjeros cerrados por orden de Trump- trabajan en industrias tecnológicas.
En uno de nuestros estudios, encontramos que los trabajadores STEM extranjeros que ingresaron a EE.UU entre 1990 y 2010 representaron más de un tercio del crecimiento de la productividad agregada del país. También representaron el aumento de los salarios de los estadounidenses sin títulos universitarios en dos puntos porcentuales más de lo que habría ocurrido de otra manera. Además, los datos muestran que los inmigrantes contribuyeron con casi el 30% de las patentes de alta calidad en Estados Unidos desde 1976.
Las restricciones a la inmigración también dañan la economía al hacer que las empresas aumenten sus operaciones en el extranjero, particularmente en Canadá, China e India. Las restricciones a las vistas H-1B anteriores redujeron la cantidad de estudiantes interesados en asistir a la universidad en Estados Unidos. Si rechazamos a muchas de las mejores y más brillantes mentes jóvenes, solo mejoraremos las capacidades creativas e innovadoras de los países extranjeros que compiten con nosotros.
Las opiniones de la administración Trump sobre la inmigración se basan en una idea simplista de que agregar trabajadores extranjeros simplemente aumentará la oferta laboral mientras que todo lo demás en la economía permanecerá fijo. En realidad, nuestra economía es dinámica, elimina y crea cientos de miles de puestos de trabajo cada mes. Los inmigrantes, especialmente los altamente calificados, contribuyen al crecimiento de muchas partes de la economía y, en última instancia, crean más oportunidades laborales para los trabajadores estadounidenses.
Veintitrés fiscales generales estatales y 52 empresas, incluidas Amazon, Apple y Facebook, presentaron informes amicus pidiendo al tribunal de distrito que bloqueara las órdenes antiinmigrantes de Trump. En beneficio de nuestra economía y de todos los trabajadores, la corte debería permitir que se reanude la inmigración.
Si alguien tiene dudas sobre el valor de los trabajadores inmigrantes, debería considerar el caso de Zoom, la aplicación de videoconferencias, ahora omnipresente. Fue fundada por Eric Yuan, quien nació en China y emigró a Silicon Valley después de solicitar una visa de trabajo nueve veces.
Giovanni Peri es profesor de economía y director del Centro de Migración Global de UC Davis. Chad Sparber es profesor de economía en la Universidad de Colgate.
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