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Al observar la votación presidencial de Estados Unidos, gran parte del mundo ve un país menos fuerte

In Berlin, Florian Schiedhelm, from left, and Renee Johnsson help Emily Schalk to register for absentee vote in U.S. election
Renee Johnsson de Democrats Abroad, centro, y Florian Schiedhelm de Vote from Abroad, izquierda, ayudan a la ciudadana estadounidense Emily Schalk a registrarse para votar en ausencia en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en un Starbucks en Berlín. Aproximadamente 2.9 millones de estadounidenses son elegibles para votar desde el extranjero, según el Programa Federal de Asistencia al Voto.
(Adam Berry / Getty Images)

Las elecciones presidenciales de EE.UU se desarrollan a medida que las encuestas muestran que las percepciones globales del sistema americano han cambiado para peor.

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A los ojos de gran parte del mundo, Estados Unidos es una potencia, pero vacilante, una nación en conflicto que se dirige a unas elecciones que la redimirán o la alejarán más de los mitos y promesas que durante generaciones la definieron en grandes capitales, desde Singapur a París y Buenos Aires a Nairobi.

La estatura y la posición de Estados Unidos se han desplomado en los últimos años, según sugieren varias encuestas internacionales. Esa tendencia se ha visto exacerbada este año por lo que se percibe como una respuesta gubernamental desordenada e ineficaz a la pandemia de COVID-19, y ahora por un proceso electoral caótico.

Para algunos, Estados Unidos que alguna vez fue un faro que brilló con valores igualitarios, se ha desvanecido en un poder distante y desfigurado.

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“Estados Unidos siempre fue un modelo a seguir”, dijo Gloria Jácome Torres, una abogada de 41 años en la Ciudad de México. “Desde que era estudiante, siempre vi a EE.UU con admiración, todo lo que hicieron allí con respecto a los derechos humanos, el nivel de educación, las libertades personales, merecían mi respeto”.

Pero particularmente durante los últimos cuatro años, su punto de vista se ha agriado por lo que ella ve como un patrón de crueldad e insensibilidad que emana de la burocracia estadounidense, como en el caso del maltrato a los migrantes y la injusticia racial al descubierto.

“Honestamente, creo que Estados Unidos no es el mismo que antes”, dijo. “Uno ve las noticias y piensa, ‘¿Es esto realmente en lo que se ha convertido EE.UU?’”

Cien años después de haber obtenido el derecho al voto, las mujeres sólo representan el 23.7% del Congreso, menos que en muchos otros países desarrollados.

En muchas partes del mundo, un amplio sentido de desilusión dirigido a Estados Unidos no puede atribuirse únicamente al presidente Trump, quien inició su mandato en enero de 2017. Particularmente en regiones como América Latina y Medio Oriente, donde EE.UU durante décadas apoyó a regímenes represivos, los agravios históricos son anteriores a la caótica presidencia de Donald Trump.

Aún así, la campaña presidencial de este año que enfrenta a Trump contra el ex vicepresidente Joe Biden, marca una especie de cambio de roles para un país acostumbrado desde hace mucho tiempo a pedir a los Estados volátiles o represivos en otras partes del mundo, que celebren elecciones libres y justas. Esta vez, International Crisis Group, una organización sin fines de lucro de resolución de conflictos, sugirió el jueves que los líderes extranjeros “piden que se respeten las normas democráticas” cuando los estadounidenses vayan a las urnas.

Algunos observadores veteranos de la sociedad estadounidense dicen que el clima actual de división política trae una sensación de ‘deja vu’, y un recordatorio de que la agitación y el descontento no son nada nuevo, incluso en un país que se enorgullece de la fuerza de sus instituciones democráticas.

Bilahari Kausikan, ex embajador de Singapur ante las Naciones Unidas, dijo que la atmósfera febril que rodeó las elecciones estadounidenses del 3 de noviembre le recordó la década de 1970, cuando vivía en Estados Unidos y vio de primera mano una superpotencia atormentada por la confusión y cuestionando su dirección.

“Eso, para mí, es un período de dudas que quizá es incluso peor que en ese entonces, porque fuiste derrotado en la guerra de Vietnam, la economía estaba en ruinas, tal vez hasta más mal de lo que está ahora. La polarización racial siempre estuvo ahí”, dijo. “Y no es solo Estados Unidos, todas las democracias occidentales atraviesan periódicamente paroxismos de inseguridad. Pero la gente no debe subestimar su capacidad para regenerarse”.

¿Matar a miles de nativos americanos es peor que negar los peligros existenciales del cambio climático?

Sin embargo, en lugares como Alemania, donde, según la memoria viva, Estados Unidos sirvió como un protector muy admirado, la angustia por el complicado camino estadounidense en los últimos años se ha vuelto palpable. Alemania, que es la economía más grande de Europa, es uno de los aliados tradicionales más cercanos de EE.UU, pero la relación se ha visto severamente tensa por los estallidos de ira de Trump por el gasto de defensa y las políticas comerciales del gobierno de la canciller Angela Merkel.

Olav Schrage, de 48 años, cardiólogo de Berlín que ha visitado con frecuencia Estados Unidos, dijo que muchos de sus compatriotas ven a Trump como un “fraude total” y una “persona espantosa”. Pero lo que realmente le preocupó, señaló, fue que “tantos [estadounidenses] están de acuerdo con eso, y no solo lo aceptan, sino que además lo aplauden”.

Para muchos alemanes, el sentido de conexión con Estados Unidos y los estadounidenses es profundamente personal. Schrage, como otros de su generación, tiene recuerdos de su infancia en la Guerra Fría, cuando casi un cuarto de millón de soldados estadounidenses estaban estacionados en la entonces Alemania Occidental como baluarte contra una amenaza inminente de la Unión Soviética, que controlaba lo que entonces era Alemania Oriental.

Una generación mayor de alemanes recuerda cómo el Plan Marshall, financiado por Estados Unidos, ayudó a su antiguo enemigo a reconstruirse de las cenizas de la Segunda Guerra Mundial, allanando el camino hacia la prosperidad. Y en 1948-49, el puente aéreo de Berlín liderado por EE.UU fue un salvavidas vital para una ciudad sitiada, con aviones aterrizando las 24 horas, desafiando el bloqueo soviético de Berlín Occidental.

Se espera que un número récord de americanos voten por correo en las elecciones de noviembre - y un número récord puede tener sus votos rechazados por firmas.

En el este de Asia, otros aliados históricos se sienten desconcertados y recelosos por los tropiezos de Estados Unidos.

Corea del Sur ha tenido un gran éxito en contener un brote de coronavirus que comenzó casi exactamente al mismo tiempo que el de Estados Unidos. Su población es menos de una sexta parte de la de EE.UU, pero ha tenido alrededor de 450 muertes por COVID-19, en comparación con más de 222.000 en Estados Unidos.

Hong Ju-min, un pastor surcoreano que dirige un albergue para refugiados en el suburbio de Suwon en Seúl, recibió una llamada este mes sobre un curioso solicitante de asilo con el que nadie sabía muy bien qué hacer: un estadounidense.

El hombre negro nacido en Texas de unos 40 años, que había llegado al país en febrero desde Indiana, dijo que fue perseguido en su país debido a su raza y que su país natal estaba en crisis, relató Hong.

“Nunca había visto algo así, me preguntaba, ¿qué está pasando?” manifestó Hong, que normalmente trabaja con refugiados de Yemen, Angola o Egipto. “Parece que Estados Unidos está realmente tambaleándose”.

Como muchos surcoreanos, el pastor se ha sentido azotado por el cortejo intermitente de Trump al dictador norcoreano Kim Jong Un.

“Es como un niño jugando, tan impredecible y no racional o razonable”, dijo. “Estados Unidos supuestamente lidera el mundo, pero es inestable e imposible saber qué sucederá”.

En su rival China, las tensiones con Washington han estallado este año por asuntos que incluyen el coronavirus, por cuya propagación mundial Trump culpa a Beijing (China ha reportado menos de 5.000 muertes por coronavirus), la nueva ley de seguridad nacional de China en Hong Kong y los abusos de los derechos humanos en Xinjiang. Este año, los dos países cerraron los consulados de cada uno en Houston y Chengdu.

Entre los usuarios chinos de las redes sociales, el tema de las elecciones estadounidenses ha atraído más de 2.600 millones de visitas en el sitio de microblogging Weibo. Hay ávidas discusiones sobre los debates presidenciales, la hospitalización de Trump por COVID-19, las encuestas de opinión estadounidenses y el financiamiento de campañas.

Muchos comentaristas publican un emoji de una persona sosteniendo una rodaja de sandía, una variante china del emoticón de caja de palomitas de maíz en EE.UU, que significa ver cómo se desarrolla algo con una sensación de desapego divertido.

Los problemas estadounidenses son una bonanza de propaganda para los medios estatales de China, que están inundados de informes de casos y muertes por coronavirus en Estados Unidos, junto con imágenes violentas de manifestantes que chocan con la policía, todo lo cual sugiere que las instituciones democráticas de EE.UU, a diferencia del sistema autoritario de China, no pueden garantizar la seguridad pública y propiciar una recuperación económica.

A pesar de la enorme reserva de “poder blanco” estadounidense, su profundo impacto cultural y económico en el mundo, el papel de Estados Unidos como un imán para los jóvenes brillantes y ambiciosos de todo el orbe se está desvaneciendo en algunos sectores, dijo César Molina de 33 años, ingeniero en la capital venezolana, Caracas.

“Creo que la gente ve a Estados Unidos cada vez menos como un lugar para emigrar o estudiar, debido a las complejas restricciones”, comentó. “Las barreras han hecho que no consideremos la emigración a EE.UU como una opción atractiva, en comparación con países como Alemania, Austria, Canadá”.

Incluso si ha habido una erosión significativa de la imagen de Estados Unidos en el exterior, ni aliados ni enemigos dudan de la importancia de la relación en el futuro.

Peter Beyer, un legislador alemán y coordinador de asuntos transatlánticos de su gobierno, dijo que Europa considera vital una asociación sólida con Estados Unidos, sin importar quién sea el próximo presidente.

“Es triste observar que las cosas realmente no están avanzando en este momento, y que parece que ha habido una destrucción de los pilares transatlánticos”, expresó Beyer, quien obtuvo una licenciatura en derecho en la Universidad de Virginia y ejerció la abogacía en Estados Unidos. “Eso es realmente frustrante”.

Kausikan, el diplomático de Singapur, dijo que Estados Unidos sigue siendo un fuerte atractivo para los jóvenes asiáticos que buscan una educación superior. Pero señaló que en estos días, los rasgos estadounidenses como la creatividad eran una inspiración mayor que el sistema político del país.

Y en cuanto a dar un ejemplo democrático, tenía algunos consejos directos para Estados Unidos.

“No te idealices a ti mismo”, dijo Kausikan. “Porque otros no lo hacen”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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