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Columna: Surgen nuevas pruebas contra la teoría de la fuga de laboratorio del COVID, pero la prensa la sigue difundiendo

Workers stand around a body wrapped plastic
Trabajadores con el cuerpo de una persona aparentemente muerta por COVID-19 durante el brote en Wuhan, China, donde se cree que se originó la pandemia, a principios de 2020.
(Associated Press)

¿Por qué los medios de comunicación siguen insistiendo en la teoría de la fuga de laboratorio del origen de COVID?

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En la pandemia, la pseudociencia superó a la ciencia real en casi todos los sentidos. Uno de los mejores ejemplos de ello es la afirmación infundada de que el virus que causa el COVID-19 escapó de un laboratorio chino.

A pesar de la creciente evidencia de que el virus llegó a los humanos por vías naturales, a partir de animales infectados como los murciélagos, la hipótesis de la fuga de laboratorio volvió a aparecer recientemente en las noticias, gracias a CNN, el sitio de noticias de investigación The Intercept y Atlantic.

Todos tratan con credulidad la idea de que el virus se escapó de un laboratorio. Minimizan o ignoran por completo los últimos hallazgos científicos que apoyan la teoría de que el origen del virus se puede encontrar en el reino animal, la opinión aceptada por prestigiosos expertos en virología.

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Esto se conoce como teoría zoonótica, término que designa a una enfermedad que puede transmitirse de animales a humanos.

Hemos informado antes sobre la fuerte ausencia de evidencia de una fuga de laboratorio, sea o no producto de un acto deliberado.

Desde que surgió por primera vez la versión, durante la administración Trump, donde formaba parte de una campaña de información de la Casa Blanca que demonizaba a China, uno de los argumentos a su favor ha sido que la evidencia del origen zoonótico también es irregular.

Esto nunca fue del todo cierto: los virólogos saben que los animales han sido la fuente de la mayoría de las enfermedades virales que afligen a la humanidad, pero se ha debilitado más que nunca durante el último año.

La cuestión del origen del COVID-19 no es de interés meramente académico. La respuesta podría orientar la preparación del mundo para futuras pandemias; si el virus hubiera surgido de un laboratorio, se priorizaría la mejora de las medidas de seguridad en esos ámbitos. Si la opinión científica sigue reafirmando la transmisión de animal a humano, eso subrayará la importancia de regular el contacto entre los humanos y la vida silvestre.

Para decirlo de otra manera, si nos enfocamos en la respuesta incorrecta, no se tomarán las medidas apropiadas. En un sentido real, el futuro de la humanidad depende de que no haya distracciones, con afirmaciones sin fundamento y motivaciones políticas sobre los laboratorios chinos.

Después del hospital, algunos pacientes de COVID-19 se enfrentan a una vida atada a máquinas de oxígeno y llevando tanques de repuesto para respirar.

Antes de examinar las fallas en los tratamientos noticiosos de CNN, Intercept y Atlantic, veamos lo que se ha publicado recientemente sobre la ruta zoonótica.

Como contexto, tengamos en cuenta que el primer grupo de casos de COVID-19, a fines de 2019, se identificó en los alrededores del mercado de mariscos de Huanan, en la metrópoli china de Wuhan. Los teóricos de las fugas de laboratorio encuentran esto significativo, porque está a 7.5 millas del Instituto de Virología de Wuhan, que investiga sobre virus de murciélagos.

Sin embargo, un artículo dado a conocer en línea a principios de este mes, realizado principalmente por investigadores del Instituto Pasteur, de Francia, y cuya publicación está evaluando la revista Nature, informa que se encontraron tres virus en murciélagos que vivían en cuevas en el norte de Laos con características muy similares al SARS-CoV-2 , el virus responsable del COVID-19.

Como informó Nature, esos virus son “más similares al SARS-CoV-2 que cualquier otro conocido”.

Otro artículo, publicado a fines de agosto por investigadores del laboratorio de Wuhan, informa sobre virus encontrados en ratas también con características similares a las que hacen que el SARS-CoV-2 sea infeccioso en humanos. Otros dos informes publicados en el foro de discusión virological.org presentan evidencia de que el virus saltó de animales a humanos en más de un mercado de animales en Wuhan, no solo en el de Huanan.

Dado que durante mucho tiempo se ha sospechado que estos ‘mercados húmedos’, tal como se les llama, son puntos de transmisión de virus de animales a humanos porque venden ejemplares potencialmente infectados, eso hace que el origen del laboratorio sea mucho menos probable, según un coautor de uno de los artículos.

“Es bastante improbable que una fuga de laboratorio llegue hasta el lugar donde exista la probabilidad de una transmisión zoonótica”, dijo Joel Wertheim, profesor asociado de la facultad de medicina de UC San Diego. “Que encuentre su camino hasta múltiples mercados […] es absolutamente improbable”.

Como dijo a Nature el virólogo Robert F. Garry, de Tulane, uno de los coautores de Wertheim, el hallazgo es “una daga en el corazón” a la hipótesis de la fuga de laboratorio.

Garry y Wertheim se encuentran entre los 21 coautores expertos de una “revisión crítica” de los hallazgos virológicos sobre los orígenes del COVID-19, que concluye: “Actualmente no hay evidencia de que el SARS-CoV-2 tenga un origen de laboratorio”.

Ahora echemos un vistazo a los informes recientes que respaldan la teoría de las fugas de laboratorio.

El 19 de septiembre, CNN transmitió un documental de una hora de duración, titulado “Los orígenes del COVID-19: en busca de la fuente”. Presentado por el anfitrión estrella del canal en temas científicos, Sanjay Gupta, el programa aparentaba tener un enfoque imparcial.

La emisión incluyó a defensores de la teoría del origen zoonótico, incluidos Kristian Andersen, del Instituto de Investigación Scripps, en La Jolla, y Peter Daszak, un prominente donante en el campo de la virología.

Las autoridades sanitarias de California advierten de la escasez de anticuerpos monoclonales, que pueden evitar que los pacientes con COVID-19 caigan en estado crítico.

Pero también a los defensores de la teoría de la fuga de laboratorio. Entre ellos aparecieron Alina Chan, investigadora del Broad Institute, un centro de investigación biomédica, y Josh Rogin, columnista del Washington Post; ninguno de ellos con experiencia en virología. Chan está coescribiendo un libro sobre los orígenes del COVID que posiblemente mostrará la teoría de la fuga de laboratorio de manera prominente, un hecho no mencionado por CNN.

Sin embargo, poco antes de la hora de emisión, y en referencia al patrón común de los virus que saltan de animales a humanos, Gupta afirmó: “Es probable que este también se haya originado en animales. Aunque existe la posibilidad de que el virus se haya filtrado de un laboratorio”.

Al plantear estas dos teorías como simplemente dos soluciones igualmente plausibles para un mismo misterio, CNN pasa por alto el hecho de que la comunidad virológica considera que el origen animal es mucho más probable que el de la fuga de laboratorio. De hecho, ambas hipótesis están a millas de distancia en cuanto a credibilidad.

Uno de los principales objetivos del programa es un informe de un equipo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicado a principios de 2021, que encontró que el traspaso de un animal huésped es “muy probable” y que un incidente de laboratorio resulta una “vía extremadamente improbable”.

Gupta llama al informe de la OMS “el único estudio científico de los orígenes del COVID hasta la fecha”. Eso no es ni remotamente exacto. Ha habido innumerables estudios científicos, tanto antes del informe de la OMS como desde entonces. De hecho, Gupta menciona uno de ellos, un artículo fundamental de Andersen y sus colegas, publicado en marzo de 2020, que calificó la teoría de la fuga de laboratorio como “una hipótesis especulativa, incompleta y sin evidencia creíble”.

El resto del programa de CNN estuvo lleno de especulaciones sobre el Instituto de Virología de Wuhan, típicamente presentada con música portentosa como banda sonora, que sugiere subliminalmente algo siniestro. La ausencia de información del instituto o del gobierno chino generalmente se considera equivalente a una admisión de culpabilidad.

“En el transcurso de 2020”, declara Gupta, “surgieron más revelaciones relacionadas con el Instituto de Virología de Wuhan”.

Una de estas revelaciones se refería a tres miembros del personal que, supuestamente, buscaron tratamiento hospitalario por una enfermedad similar a la gripe en noviembre de 2019, antes de que surgiera la pandemia de COVID.

Nunca ocurrió nada que sugiriera que estos trabajadores tuvieran COVID; después de todo, noviembre es la temporada de gripe. El hecho de que hayan acudido a un hospital es irrelevante, ya que es bien sabido que la gente en China suele acudir a los hospitales para recibir atención primaria, algo que los residentes de otros países obtienen en el consultorio de un médico.

A raíz de una iniciativa del condado de Los Ángeles, una coalición de expertos en salud pública de California y otros estados occidentales respalda la oferta de refuerzos de la vacuna COVID.

Un reportero de CNN que apareció al aire exageró el caso, diciendo que los pacientes fueron “hospitalizados con una enfermedad desconocida”. Sin embargo, no hay evidencia de que hayan estado internados o de que su condición haya sido “desconocida”.

CNN no actualizó a la audiencia sobre ninguna de las últimas investigaciones que apoyan la teoría zoonótica, aunque estas surgieron mucho antes de la fecha de emisión y reemplazaron lo que Gupta describió como “el único estudio científico” sobre los orígenes del COVID.

Más recientemente, Intercept anunció una supuesta primicia basada en un documento filtrado: una propuesta de subvención presentada en 2018 por la organización de Daszak, EcoHealth Alliance, a la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa del Pentágono, o DARPA.

La propuesta es para una manipulación de laboratorio de un virus relacionado con el SARS, la enfermedad viral que causó un brote de enfermedad pulmonar en China en 2003. Sin embargo, DARPA la rechazó y no hay evidencia de que haya sido sometida, y mucho menos aprobada, por cualquier otro organismo de financiación. “Quedan muchas preguntas sobre la propuesta, incluso si se completó alguna de las investigaciones descritas en ella”, reconoció Intercept.

Quienes comentaron la revelación de Intercept han demostrado, quizá a su pesar, que carecen del coraje de sus propias convicciones. En un artículo publicado el 24 de septiembre pasado, The Atlantic, incapaz o no dispuesto a profundizar en lo que realmente significa el documento de Intercept, en todo caso, se conformó con declarar que ello hizo que el debate sobre la fuga de laboratorio fuera “aún más complicado”.

Daniel Engber y Adam Federman, de la revista, escribieron: “¿La pandemia del SARS-CoV-2 tiene un origen antinatural? La respuesta no ha cambiado: probablemente no. Pero simplemente hemos aprendido algo bastante perturbador en los últimos días, acerca de cómo y cuándo salió a la luz esta información”.

Fingiendo que el debate en sí es importante, como si ambas partes tuvieran algo que ofrecer, logran informar sobre una afirmación que no tiene fundamento. El enfoque también protege a los periodistas de su miedo persistente de caer en el lado equivocado de las cosas: los autores se reservan una salida en caso de que la hipótesis de la fuga de laboratorio resulte ser cierta, por muy improbable que sea. Si eso sucede, pueden señalar sus observaciones cobardes y decir: “Lo sabíamos desde el principio”.

En este debate, sin embargo, el campo zoonótico tiene pruebas y el campo de las filtraciones de laboratorio no tiene nada que ofrecer más que insinuaciones.

Aquí está el verdadero estado de la discusión. No hay evidencia de que el virus se haya filtrado del laboratorio de Wuhan o de cualquier otro. No hay evidencia de que el laboratorio de Wuhan estuviera trabajando con un virus de murciélago que tuviera algo más que un parecido muy distante con el SARS-CoV-2. Se han encontrado virus que se parecen mucho más a él en entornos naturales a mil millas de Wuhan, ya que los cuervos, o murciélagos, vuelan.

La evidencia de que la manipulación artificial de un virus dio lugar al SARS-CoV-2 se ha desvanecido, a medida que los científicos encuentran más pruebas de que las características del SARS-CoV-2 que se suponen artificiales ocurren en la naturaleza. Mientras tanto, la evidencia de la transmisión zoonótica se acumula constantemente. No se debe confiar en nadie que informe sobre el tema sin reconocer estas dos tendencias.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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