Para aquellos que necesitan una visa de EE.UU, ¿Qué tan grave es el retraso? Pregúntele al cuarteto de cuerda danés
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El violonchelo era grande y con curvas. Como un pasajero humano, necesitaba su propio asiento en el avión. A diferencia de un pasajero humano, el violonchelo no tenía pasaporte ni visa para viajes internacionales. Tampoco estaba permitido en la aeronave.
El propietario del violonchelo, Fredrik Schøyen Sjölin, miembro del Cuarteto de cuerdas danés, se quedó con su instrumento mientras el resto del grupo volaba de Copenhague a San Francisco. Sjölin necesitaría más de seis horas y una escolta personal a través de seguridad antes de que él y su violonchelo pudieran tomar un vuelo que volara a través de Chicago para reunirse con sus amigos en California a medianoche.
Fue el día antes del inicio de una gira por Estados Unidos que había sido cancelada seis veces debido a cierres por COVID-19. El problema con el violonchelo fue solo el último de una serie de barreras burocráticas que los artistas extranjeros encuentran cuando intentan hacer una gira por EE.UU.
‘Esta gira casi se sintió maldita’, dijo el violinista Frederik Øland, cuyo cuarteto tocará en Santa Bárbara el jueves, en Seattle el viernes y en el Broad Stage el sábado -el regreso a presentaciones en vivo en Santa Mónica y en persona, después de casi dos años del cierre por la pandemia-.
Las dificultades del Danish String Quartet comenzaron a aumentar en junio, cuando el grupo trató de concertar citas con la Embajada de Estados Unidos en Copenhague para las entrevistas necesarias a fin de obtener sus visas. Estas entrevistas, dijo el intérprete de viola Asbjørn Nørgaard, son extremadamente sencillas pero deben realizarse en persona. El cuarteto ha realizado giras por EE.UU muchas veces y nunca ha tenido problemas para obtener las visas P1 necesarias y que son otorgadas a los artistas.
Pero las cosas han cambiado durante la pandemia.
‘Hay un gran retraso en el sistema global de visas para llegar a EE.UU, y la próxima cita disponible en Copenhague no fue sino hasta noviembre’, dijo Nørgaard. La gira iba a comenzar en octubre.
Pero aún era principios del verano y los músicos pensaron que tenían tiempo para tramitar sus visas. El equipo de gestión del cuarteto contrató a un abogado de inmigración para acelerar el proceso.
‘En un momento, se habló de que íbamos a Polonia porque había algunas entrevistas disponibles. También se comentó de que íbamos a República Dominicana y nos quedaríamos una semana para obtener la visa allí’, expuso Nørgaard. ‘Casi nos rendimos, pero, de repente, hubo una apertura en Frankfurt, Alemania’.
Los hombres terminaron tomando tres vuelos diferentes a Frankfurt para sus citas, con solo un poco más de una semana antes de su partida. Los músicos tenían que dejar sus pasaportes en Alemania porque, cuando se aprobaban las visas, debían colocarse en las páginas interiores.
No se requieren pasaportes para viajar dentro de la Unión Europea, por lo que los músicos podían regresar a Dinamarca, pero había otro problema: los pasaportes (con visas adjuntas) solo podían enviarse por correo a una dirección dentro de Alemania.
El grupo terminó enviando los pasaportes a una filial de los abogados de su administración en Berlín. Los dos últimos pasaportes llegaron la tarde del 7 de octubre. Un ayudante voló de Berlín a Copenhague con los cuatro pasaportes a la mañana siguiente porque había poca fe en un servicio de mensajería que entregara los pasaportes a tiempo para un vuelo del sábado por la mañana.
‘Al final todo salió bien, así que nos alegramos mucho’, dijo el violinista Rune Tonsgaard Sørensen, y agregó que espera que la pandemia termine pronto, y con ella los problemas relacionados con los viajes. ‘Porque nos encanta viajar a EE.UU. Venimos tres o cuatro veces al año en una gira, y se siente como nuestro estadio local’.
El cuarteto nominado al Grammy ya ha causado una gran impresión en el sur de California. Después de un concierto de 2014 en Santa Bárbara -en el que interpretaron el cuarteto de cuerdas C-Sharp Minor de Beethoven-, el crítico de música clásica del Times, Mark Swed, calificó a los intérpretes de “maravillosos” y escribió: ‘La maestría del cuarteto en el dominio de la desafiante estructura formal en forma de arco fue absoluta. Pueden bajar a tierra en un tono o ser místicos. Permitieron que el tiempo se quedara quieto y hasta asumir la pose de rockeros excitantemente agresivos. Lo hicieron todo’.
Tres de los cuatro miembros del grupo se conocieron cuando eran estudiantes, en un campamento de verano para aspirantes a músicos y han estado tocando juntos desde entonces. El cuarto miembro, el violonchelista Sjölin - que es el único noruego en la banda- se unió en 2008.
El cuarteto es conocido por su flexibilidad, que incluye un dominio de la música de cámara de Beethoven y Mozart, así como una sólida comprensión de la música folclórica.
Los contratiempos que pasaron para estar aquí han hecho que la interpretación sea aún más dulce, dijeron los músicos.
‘Fue increíble sentarse en el escenario’, comentó Øland sobre la primera parada de la gira en UC Berkeley. ‘Finalmente, estar de regreso aquí después de dos años, es maravilloso’.
Luego del show de Berkeley, agregó, casi se tropieza con el cable de un micrófono mientras caminaba fuera del escenario. Nada será fácil esta vez.
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