Biden desdeña atril, habla micrófono en mano
WASHINGTON — Cada vez que el presidente de Estados Unidos viaja, un atril especial antibalas viaja con él. Últimamente, el presidente Joe Biden lo ha vuelto en gran medida obsoleto, prefiriendo usar el micrófono de mano.
Desde eventos de recaudación de fondos de tono informal hasta declaraciones oficiales sobre respuesta a desastres o la inflación, Biden ha optado por el micrófono de mano más de una decena de veces en meses recientes — incluso cuando está parado delante de los dobles micrófonos fijos en el atril presidencial.
Los que lo conocen dicen que el cambio hace a Biden un orador más natural, y él lo sabe.
Hay un cambio obvio cuando él opta por el micrófono. Se le relajan los hombros. Una sonrisa le ilumina el rostro. Él camina por la sala, mirando a la audiencia.
“Hay dos trucos para la oratoria pública y ninguno es ciencia”, dijo Mo Elleithee, exasesor demócrata que es ahora el director ejecutivo del Instituto de Política y Servicio Público en la Universidad de Georgetown. “Primero, debes sentirte lo más cómodo posible. Segundo, debes ser auténtico. Y los dos se corresponden”.
Eillethee dijo que uno de los puntos fuertes de Biden es su autenticidad — “te gusten o no sus posiciones políticas, él es un tipo real que se ve de esa forma. Eso es porque se siente más cómodo cuando está hablando con la gente, en lugar de hablarle a la gente. Pararse en un podio es rígido. Es formal”.
El presidente, que ha reconocido sus dificultades como orador y batalla para controlar una tartamudez persistente, se ve a menudo tieso cuando lee declaraciones preparadas. Como candidato y ahora como presidente, ha evitado los “teleprompters” tradicionales, normalmente colocados a un lado de la esquina del atril, prefiriendo apuntadores electrónicos más grandes o pantallas de televisión.
Su estilo público es el del hombre común, sencillo — incluso rústico —, conectando con las audiencias. Hace bromas tontas, habla sobre sus padres, su esposa, sus hijos, sus muchos años de experiencia en el gobierno. Pero ese sentido de empatía y conexión que el cultiva en persona a menudo no ocurre en eventos más grandes, o en presentaciones en streaming.
Llevar el micrófono en la mano, de cierta forma, es un esfuerzo para cerrar esa brecha.
Consciente del poder de la teatralidad, Biden no ha abandonado completamente los emblemáticos atriles presidenciales. Éstos tienen copias escritas de sus declaraciones, para el caso de que el teleprompter falle, y a menudo un vaso de agua. Pero los micrófonos adjuntos generalmente están apagados.
Ahora, cuando los asistentes de Biden colocan la carpeta de cuero con sus declaraciones escritas en el atril, ponen también el micrófono de mano.
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