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No se prevén cambios para las mujeres en el proceso de reforma de la Iglesia católica

El papa Francisco asiste a la Segunda sesión de la XVI
El papa Francisco asiste a la Segunda sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos en el salón Paulo VI, en el Vaticano, el sábado 26 de octubre de 2024.
(Gregorio Borgia / Associated Press)
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El proceso de reforma de la Iglesia católica, que duró todo un año, termina el sábado con recomendaciones que, según se espera, no cumplirán la esperanza de que las mujeres tengan una mayor igualdad, pero reflejarán el objetivo del papa de una Iglesia que, al menos, escuche más a sus fieles.

El máximo funcionario doctrinal del Vaticano, el cardenal Víctor Manuel Fernández, dijo esta semana, ante la asamblea extraordinaria de obispos y laicos, que el papa Francisco afirmo que la cuestión de permitir la ordenación mujeres como diaconisas en la iglesia “no está madura”.

El proceso sinodal, de varios años de duración, hizo surgir grandes esperanzas de cambio, especialmente para las mujeres, que durante mucho tiempo se ha quejado de ser tratadas como ciudadanas de segunda en la iglesia. Las mujeres tienen prohibido ejercer el sacerdocio y los puestos ministeriales más altos de la institución, a pesar de que realizan la mayor parte del trabajo en la dirección de hospitales y escuelas católicas y en la transmisión de la fe a las futuras generaciones.

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El jueves, en una alocución ante el sínodo, Fernández explicó que un grupo especial de trabajo continuaría laborando después del cierre de la reunión, pero que se centraría en analizar la función de las mujeres en la iglesia, y no en el diaconado. Añadió que, mientras trabajaba con mujeres en funciones pastorales previas, “la mayoría ellas no pedían ni deseaban el diaconado, que sería engorroso para su trabajo laico”.

Declinó responder cuando se le pidió directamente que definiera lo que determinaría la “madurez” para dar una función más importante a las mujeres.

Se prevé que los resultados decepcionen a los católicos que han pugnado por reconocer que las mujeres comparten un llamado espiritual que no es distinto al de los varones. También observaron que, a pesar de la inclusión de las mujeres en el proceso sinodal, el grupo de trabajo que guía las discusiones sobre la función femenina está encabezado por la curia romana, que opera fuera del sínodo.

“Pienso que es muy claro que hombres ordenados decidan cuándo es el momento adecuado, y que decidan a qué equivale la igualdad bautismal. Es muy frustrante, pero ellos lo explicaron todo”, dijo Kate McElwee, directora ejecutiva de la Conferencia para la Ordenación de las Mujeres.

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