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Agentes del Sheriff de L.A. detuvieron a miles de latinos inocentes en la autopista 5 con la esperanza de hacer su próximo gran decomiso de drogas

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Ellos han trabajado en ese paso montañoso en el sur de California desde el 2012 y han logrado grandes decomisos: más de una tonelada de metanfetamina, dos toneladas de marihuana, 600 libras de cocaína, millones de dólares presuntamente relacionados con las drogas y han realizado más de 1,000 arrestos.

Detrás de esos impresionantes números hay algunos problemas.

Más de dos tercios de los conductores que detuvo el equipo conocido como ‘Domestic Highway Enforcement’ del Departamento del Sheriff fueron latinos, de acuerdo a un análisis del Times realizado con los datos del Departamento del Sheriff. Y los agentes del Sheriff registraron los vehículos de más de 3,000 conductores que resultaron no tener contrabando alguno, según encontró el análisis. La abrumadora mayoría de los detenidos eran latinos.

Algunos de los decomisos de drogas del equipo han sido descalificados en los tribunales federales debido a las tácticas de la unidad y la falta credibilidad de algunos de sus agentes. En varios casos, los jueces federales dictaminaron que los agentes violaron los derechos de los automovilistas al realizar búsquedas anticonstitucionales. Un juez dijo que no veía “ningún propósito legítimo de aplicación de la ley al invadir la privacidad de los automovilistas de la forma en que los agentes lo hacen”.

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Los Angeles Times analizó la actuación de este equipo del Sheriff desde el 2012 hasta fines del 2017 (más de 9,000 automovilistas detenidos para su revisión) y analizó los registros de cientos de juzgados que involucran al equipo de Vigilancia de Carreteras Locales del Departamento del Sheriff. Entre sus hallazgos se encuentra que:

Los conductores latinos representaron el 69% de las paradas de los agentes. Los oficiales de la Patrulla de Caminos de California que vigilan las violaciones de tráfico en la misma sección y en el mismo período, pararon a casi 378,000 automovilistas, de los cuales el 40% eran latinos.

Dos terceras partes de los automovilistas latinos a los que se les ordenó que se detuvieran, fueron revisados por los agentes del Sheriff, mientras que los autos de otros conductores fueron revisados en menos de la mitad de las veces.

Tres cuartas partes de las investigaciones de los oficiales se iniciaron después de que los agentes pidieron consentimiento de los automovilistas, en lugar de tener evidencia de comportamiento criminal. Varios expertos legales dijeron que el alto número de solicitudes de consentimiento es preocupante porque la gente generalmente no sabe que pueden negarse o que los automovilistas pueden sentirse presionados para permitir la revisión.

A pesar de que los latinos son mucho más propensos a ser detenidos y revisados, los agentes encontraron drogas o substancias ilegales, en una proporción no significativamente más elevada que en los conductores negros o blancos

El Departamento del Sheriff dijo que los perfiles raciales “no juegan ningún papel” en el trabajo de los agentes y que basan su trabajo solo en la forma de conducción de una persona y otros factores imparciales.

“El equipo ha detectado decenas de millones de dólares en drogas ilegales, como heroína, metanfetamina, cocaína y fentanilo”, dijo el departamento en un comunicado en respuesta al análisis de Los Angele Times. “Un arresto reciente involucró la incautación de aproximadamente 10,000 tabletas de oxicodeina, haciendo una pequeña mella a la crisis de adicción a los opioides que ha envuelto a nuestra nación”.

El portavoz del sheriff declinó las solicitudes de entrevistas para discutir específicamente los hallazgos del Times. El departamento no informó si han realizado un análisis propio de las paradas de los agentes.

Los oficiales del Sheriff dijeron que el equipo fue lanzado en el área de Santa Clarita en respuesta al elevado número de sobredosis de drogas en esa zona. Unidades similares operan en todo el país, como parte de un programa federal designado para usar a las policías locales y federales en el combate del tráfico de drogas.

En diciembre, el sheriff Jim McDonnell habló de los logros de este equipo en una larga presentación. “La importancia de esta misión no puede ser exagerada”, dijo el sheriff.

Pero varios expertos legales y de aplicación de la ley dijeron que los propios registros del departamento sugieren fuertemente que se están violando los derechos civiles de los latinos, ya sea intencionalmente o no.

“Cuando dicen: ‘Estamos sacando todas estas drogas de aquí’ no están tomando en cuenta el costo, dijo David Harris, profesor de derecho en la Universidad de Pittsburgh, que estudia la utilización de perfiles raciales por parte de la policía. “Están sacrificando su propia legitimidad ante la comunidad en general y ante la comunidad latina en particular”.

Kimberly Fuentes, directora de investigación de la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos de California (LULAC), describió los hallazgos del Times como “extremadamente perturbadores y preocupantes” y dijo que la organización de defensa solicitaría una reunión con los funcionarios del Sheriff.

“Estos hallazgos corren el riesgo de manchar cualquier confianza entre el Departamento del Sheriff y la comunidad latina”, dijo Fuentes.

En busca de una expresión de derrota

En una mañana reciente, el agente John Leitelt había empezado su turno en Grapevine.

Hasta ese momento, el turno no había arrojado ningún resultado. Leitelt había detenido varios vehículos pero rápidamente dejó ir a los conductores después de intercambiar algunas palabras y no percibir nada sospechoso.

Había pasado unos minutos extra con una automovilista latina que detuvo por traer las placas vencidas, cuando Leitelt se enteró de que la mujer viajaba a Fresno para visitar a un amigo. Le preguntó dónde se alojaría. Cuando ella le dijo que no había hecho ninguna reservación, diría el agente después, le pareció sospechosa.

Leitelt le preguntó si podía tocar el perro de peluche que estaba colocado en el asiento del pasajero. Ella le dijo que sí. Luego Leitelt le dijo si podía echar un vistazo en el maletero. Dentro había una pequeña maleta. Leitelt decidió que la mujer le estaba diciendo la verdad. Le dio las gracias y la dejó ir.

Después Leitelt explicó que estudia cuidadosamente las reacciones del conductor cuando les pide permiso para registrar su automóvil. “Busco una expresión de derrota”, dijo.

Leitelt, agente durante 18 años, se unió al equipo de la carretera desde sus inicios. Él y los otros tres oficiales del equipo, todos hombres blancos, generalmente trabajan solos en sus patrullas SUV marcadas. Su perímetro abarca aproximadamente 40 millas desde el condado de Kern hasta el sur de Santa Clarita.

Aunque los agentes están buscando traficantes que muevan cualquier tipo de contrabando, casi todos los arrestos son por delitos relacionados con las drogas. La Autopista 5, dicen, es el conducto que usan los carteles para mover drogas a la Costa Oeste y regresar a México con dinero en efectivo de la ventas de drogas y armas compradas en Estados Unidos.

Aunque el Times revisó los datos que el departamento ha registrado donde se muestra que alrededor del 74% de los conductores detenidos eran latinos, Leitelt afirmó que la raza no influye en quien elige para detener.

“No estoy buscando personas sólo de México, en absoluto”, dijo. “Busco personas que conducen de cierta manera... si revisáramos a todos simplemente porque somos policías, y creemos que tenemos carta blanca y autoridad sobre las personas, entonces habríamos perdido el camino”.

Después declinó comentar el análisis del Times de las detenciones del equipo.

Al decidir a quién detener, Leitelt dijo que busca ciertos comportamientos, como el manejar por encima o por debajo del límite de velocidad, o frenar en cuanto ven su patrulla. También incansablemente revisa en su computadora los números de las placas en una base de datos que las agencias estatales tienen a su disposición. Ahí encuentra los autos con registros vencidos. A un hombre solo conduciendo el auto registrado a nombre de una mujer o a un anciano con un registro muy reciente, van a hacer que les ponga más atención, dijo.

Una vez que detecta un auto que vale la pena revisar, Leitelt necesita una razón válida para detenerlo. Eso puede incluir cualquier otra infracción de tráfico, como acelerar o cruzar de un carril a otro sin poner la direccional.

Para prolongar una búsqueda y seguir cuestionando al conductor, Leitelt y otros oficiales necesitan una sospecha razonable de que se está cometiendo un crimen, un argumento legal que la Corte Suprema de Estados Unidos definió como algo más que una “corazonada”.

Los agentes pueden revisar un vehículo si el conductor les da permiso. De lo contrario, el oficial necesita una probable causa –donde los hechos y las circunstancias le indiquen que se está cometiendo un delito. El olor de una droga ilegal, un arma en el asiento, o el perro de la policía señalando con su olfato el olor de alguna droga en el interior del auto, puede ser suficiente.

Cuando se dirigía a la estación al final de su turno, Leitelt notó que un viejo Volkswagen Beetle estaba subiendo una colina en el carril central. El agente se emparejó y vio a un joven de aspecto hispano detrás del volante.

El oficial disminuyó la marcha y se colocó detrás para poder revisar el número de placa en su computadora portátil, así se dio cuenta que el auto había sido registrado recientemente por un nuevo dueño que vivía al norte a varias horas de distancia. Leitelt notó que el parabrisas estaba roto, lo cual es una violación del código estatal vehicular, lo que le dio una justificación legal para detener el automóvil.

El hombre, quien dijo que no hablaba inglés, explicó en español que conducía lentamente porque el motor era viejo y “que no tenía nada de fuerza”. Dijo que trabajaba en California y se dirigía a México para visitar a sus hijas pequeñas.

El hombre se veía inquieto y nervioso. Con el tráfico pasando a toda velocidad, el agente le ordenó que saliera del auto y lo acompañó a la parte de atrás del Volkswagen. Leitelt le preguntó en español si llevaba metanfetaminas. ¿Heroína? ¿Cocaína? ¿Marihuana? ¿Grandes cantidades de dinero en efectivo?

El hombre repetidamente dijo que no, y su voz y su expresión habían permanecido sin cambios, una señal que usualmente considera como un gesto de que alguien está diciendo la verdad, dijo el agente. Pero Leitelt también notó que el hombre estaba evitando el contacto visual, lo que le hizo pensar que algo no estaba bien.

Leitelt y otro miembro del equipo hicieron una rápida revisión de la ropa del hombre en busca de armas y luego lo colocaron en la parte posterior de la patrulla.

“Está muy nervioso”, afirmó Leitelt y se preguntó en voz alta si el conductor temía que los agentes le preguntaran sobre su estado migratorio. Sin embargo, siguió adelante, abrió el auto con la llave y abrió el maletero del auto. Dentro había ropa cuidadosamente doblada, incluyendo vestidos nuevos para niñas y algunas tarjetas de felicitación.

Pensando que la maleta era para despistarlos, Leitelt siguió adelante. Usando una palanca, él y el otro agente lograron sacar una sección del tablero en busca de un compartimiento oculto que a veces construyen los traficantes.

Cuando un medidor de densidad denominado “The Buster” dio una lectura desigual en la puerta del lado del pasajero, Leitelt golpeó la puerta, miró la parte baja de la ventana y revisó cuidadosamente la puerta. La búsqueda duró unos 15 minutos.

Los agentes volvieron a la patrulla y abrieron la puerta.

“Está bien, adiós”, le dijo el otro agente al hombre, haciendo un gesto con la mano. Sin decir una palabra, el hombre regresó a su auto y se marchó.

‘Balbuceo psicológico’

Las acusaciones de utilización de perfiles raciales por parte de la policía son comunes, pero los investigadores que analizan los datos de las detenciones de tráfico dijeron que es difícil demostrar definitivamente que los agentes selectivamente apuntan a una raza o a un origen étnico.

En el caso del equipo de carretera del Sheriff, los expertos dijeron que usar la población del condado de L.A., que es 48% latino, como un punto de referencia sería engañoso. Idealmente, dijeron, les gustaría saber el desglose racial de todos los conductores de ese tramo de la autopista.

Pero el hecho de que los latinos representaron un porcentaje menor de detenciones por parte de los oficiales de CHP en el mismo tramo, indica fuertemente que los agentes del Sheriff ha estado enfocándose en un grupo, dijeron varios expertos en perfiles raciales que revisaron los hallazgos del Times.

“No importa qué tan justificada sea la detención, esto es lo que llamamos una aplicación selectiva de la ley”, dijo Jeffrey Fagan, profesor de la Escuela de Derecho de Columbia, quien fue testigo experto del gobierno federal en su demanda por los derechos civiles contra el Departamento de Policía de Nueva York y su ahora su extinta política de ‘detener y registrar’.

Los departamentos del Sheriff de Orange, Riverside y San Bernardino tienen equipos de control de carreteras similares. En el Condado de Orange, el Departamento del Sheriff no recopila datos raciales sobre las detenciones de tráfico. Las otras dos agencias se negaron a divulgar los datos.

El programa federal conocido como ‘Domestic Highway Enforcement’ ha estado bajo una intensa crítica en años recientes por la preocupación de que los equipos estén utilizando estas detenciones para decomisar, inapropiadamente, dinero en efectivo y otras propiedades de los conductores. En California y en otros lugares, los abogados defensores han desafiado legalmente estas detenciones, argumentando que los equipos de vigilancia en las carreteras sobrepasan las líneas constitucionales.

En la década de 1990, las búsquedas de drogas por parte de un grupo de agentes de CHP durante las paradas de tráfico condujeron a demandas que alegaban el uso de perfiles raciales en contra de los conductores latinos. Para solucionar los reclamos, el departamento prohibió por años a todos sus agentes, pedir el consentimiento a los conductores para revisar sus vehículos y los reentrenó para eliminar prejuicios raciales.

Douglas Wright, director ejecutivo del ‘National Criminal Enforcement Assn, un grupo no lucrativo que provee entrenamiento a los equipo de vigilancia de las carreteras, describió dichas unidades como una herramienta efectiva para encontrar a traficantes de drogas.

Dijo que también ayudan a reducir los malos hábitos de manejo, independientemente de que se revisen los vehículos o no, o de que no encuentren nada ilegal.

Su organización, dijo, enseña a los agentes a evitar el uso de cualquier tipo de perfil.

“Todas las razas, todos los géneros y toda la gente es capaz de cometer estos delitos… contrabandear drogas, armas, humanos”, agregó.

Pedir permiso a los conductores para revisar un vehículo es un método comúnmente usado por la policía cuando buscan algún tipo de contrabando y no tienen una razón legal para hacer una revisión. La Corte Suprema de Estados Unidos ha sancionado dichas búsquedas, por considerar que el consentimiento es como dar luz verde directa de los conductores y los pasajeros para proceder.

Los Angeles Times revisó los datos de casi 4,500 búsquedas realizadas por el equipo de carreteras del Departamento del Sheriff de Los Ángeles y encontró que el 75 % estuvieron basadas en el consentimiento otorgado por los conductores o pasajeros.

La portavoz del Sheriff dijo que el departamento estaba “seguro de que el equipo de DHE utiliza adecuadamente el consentimiento que le otorgan, como una herramienta reconocida de investigación , de acuerdo con todos los procedimientos legales aplicables”.

Algunos expertos han expresado sus preocupaciones de que la policía esté utilizando, de manera rutinaria, los permisos para hacer búsquedas.

Los consentimientos se basan en una actitud de “Sí oficial, estoy feliz de ayudar” y que cualquier persona que no quiera ser buscada simplemente dirá que no. Pero, en realidad, la persona promedio escucha la solicitud de un oficial como una orden”, dijo Alafair S. Burke, profesor de derecho en la Hofstra University.

En Rhode Island y New Jersey, la policía tiene prohibido pedir el consentimiento para revisar un auto a menos de que tengan una sospecha razonable de que se está cometiendo un crimen.

Los datos de todos los tipos de búsquedas realizadas por el equipo del Sheriff de L.A. encontraron que había contrabando en 20 % de los autos conducidos por latinos. En el caso de conductores negros se encontró contrabando en el 18% de los autos y 16% en el de los blancos, de acuerdo al análisis realizado por el Times.

El equipo de la carretera del Sheriff se ha metido en problemas en los tribunales federales, pero no debido a acusaciones de utilización de perfiles raciales. En casi dos docenas de casos presentados por fiscales de Estados Unidos, ningún juez ha dictaminado que el equipo esté enfocando su atención selectivamente en contra de los latinos. En cambio, las tácticas y la credibilidad de los agentes es lo que ha sido cuestionado.

En un caso, los abogados de un hombre atrapado con 38 libras de cocaína y ocho libras de heroína, argumentaron que el agente Adam Halloran prolongó ilegalmente la detención para interrogar al conductor de manera agresiva, si estaba transportando drogas.

El juez del distrito de Estados Unidos, Robert H. Whaley estuvo de acuerdo y advirtió que la práctica del equipo de carreteras de pedir consentimientos para llevar a cabo la búsqueda en un vehículo, “impone una enorme carga en los intereses de privacidad de los conductores. La mayoría de los conductores probablemente se sentirán muy ansiosos y tratarán de terminar con el incidente lo más pronto posible, temiendo que negar el permiso sea considerado como un indicador de que están ocultando algo… El hecho de que la gente voluntariamente acepte, no justifica la táctica”.

En su fallo, Whaley dijo que la misión del equipo seguramente llevará a más arrestos ilegales.

“Una política de la policía que crea un departamento para hacer detenciones de tráfico y solicitar permiso para revisar o buscar una causa probable [para la revisión] es problemático”, escribió.

Otros siete casos federales fueron desestimados debido a la credibilidad del agente James Peterson. Los abogados defensores cuestionaron los casos contra sus clientes asegurando que Peterson había sido reprendido en el pasado por faltas a la conducta que involucraban deshonestidad y que un fiscal federal en alguna ocasión había expresado sus dudas sobre Peterson después de que el agente cambió su versión de un arresto.

Peterson fue sacado del equipo de carreteras en 2017.

Los abogados defensores también han disputado el argumento de que los agentes pueden concluir que un conductor lleva drogas ocultas en su auto por sus gestos o a través de algunas simples preguntas.

En un reporte de arresto que detallaba la incautación de 50 libras de metanfetamina de un automóvil que detuvo, el agente Michael Vann dijo que el conductor le entregó su licencia tan rápidamente que “le pareció anormal, como si quisiera acelerar el incidente... como si tratara de distanciarse de mí. El balanceo del hombre posiblemente era una forma de liberar la energía nerviosa acumulada”, escribió Vann.

Cuando el conductor, Mario Manjarrez, le dijo a Vann que había estado visitando a su familia en Los Ángeles y señaló hacia la ciudad, el agente consideró el gesto como “un movimiento ancla”, que entre los criminales se usa para tratar de ocultar su culpabilidad. En este caso, Vann concluyó que Manjarrez estaba tratando de recordar una historia que se había inventado y que el gesto de señalar hacia la ciudad, no era más que un intento de parecer más seguro.

Salir del auto, escribió el agente, fue un intento inconsciente de “distanciarse” de lo que había dentro. Y el hecho de que pasara de decir ‘no’ a empezar a mover la cabeza, negando que tenía anfetaminas o cocaína, fue la razón por la que Vann sospechó que trasportaba drogas.

El abogado de Manjarrez cuestionó cómo entregar una licencia con demasiada rapidez podría podría convertir a alguien en sospechoso. Ella hizo notar que en otros dos casos Vann consideró como sospechosas a las personas porque le entregaron la licencia muy lentamente.

Y ella señaló que mientras Vann mantenía que el gesto de Manjarrez era una señal de que había olvidado la historia que se había inventado, el agente también había dicho en otras ocasiones que había basado sus sospechas en el hecho de que la gente decía muy lentamente o muy suavemente sus historias.

El juez de distrito Phillip Gutiérrez concluyó que las justificaciones de Vann podrían hacer que cualquier palabra o movimiento sea motivo de sospecha.

“Tengo dudas sobre los poderes psicológicos y mágicos del agente Vann”, dijo Gutiérrez en una audiencia en noviembre.

Los fiscales desestimaron el caso antes de que el juez dictara una resolución sobre si era ilegal o no.

Otro hombre atrapado con 10 libras de metanfetamina oculta en una llanta fue dejado en libertad luego de que un juez determinara que Vann había violado los derechos constitucionales de la persona cuando lo mantuvo detenido sin una razón válida. En un tercer caso, un juez desechó los cargos al decidir que Vann había violado los derechos del conductor.

Vann, Peterson y Halloran no respondieron a la petición de hacer comentarios a través del Departamento del Sheriff. La Fiscalía de Estados Unidos también declinó hacer comentarios.

Sólo una pequeña proporción de los arrestos hechos por elequipo de carretas terminan en enjuiciamientos federales, los cuales generalmente llevan sentencias más estrictas que las que imponen las cortes estatales. En las cortes estatales más de 450 personas detenidas por los agentes han sido sentenciadas por transportar drogas o por otros delitos, de acuerdo con en análisis del Times sobre los datos de las cortes. Casi la misma cantidad de personas que fueron detenidas, no fueron acusadas de nada.

Los oficiales del Sheriff que supervisan el equipo de la carretera dijeron en entrevistas recientes que no sabían que alguno de los arrestos de los oficiales se hubiera desmoronado en un tribunal federal. El sargento Daniel Peacock, supervisor directo del equipo, dijo que el departamento ya no enviaba los casos del equipo a la oficina del procurador para su revisión.

Ryan Menezes y Ruben Vives contribuyeron a este informe.

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