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Por qué EE.UU. es ‘el país más peligroso entre las naciones ricas para que nazca un niño’

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Aunque no sorprende que los Estados Unidos sean el peor país en mortalidad infantil entre las naciones más ricas del mundo -ha sido así hace años-, un nuevo estudio examina cómo esta triste situación se concretó.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Human Mortality Database (base de datos mundial de mortalidad humana), los problemas se remontan a la década de 1960. Fue durante esa época que la tasa de mortalidad de lactantes de los EE.UU. (bebés de menos de un año) y la tasa de mortalidad infantil (de edades entre un año y 19) comenzaron a exceder los promedios combinados de las otras 19 naciones más ricas.

Si los Estados Unidos se hubieran desempeñado tan bien como sus pares entre 1961 y 2010, se podrían haber evitado más de 600,000 muertes de menores durante esos 50 años, concluyeron los autores del estudio.

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Los resultados fueron publicados este lunes en la revista Health Affairs.

“El cuidado de los niños es una responsabilidad moral básica de nuestra sociedad”, escribieron los autores del informe, dirigido por el Dr. Ashish Thakrar, un residente de primer año en medicina interna en el Hospital Johns Hopkins en Baltimore. “Los EE.UU. superan a cualquier otra nación en atención médica por capital para los niños, pero los resultados siguen siendo pobres”.

Y las cosas podrían empeorar pronto, agregaron los autores: el presupuesto de la administración Trump incluye “recortes sustanciales al Programa de Seguro de Salud para Niños, que cubre siete millones de menores, y al Programa de Asistencia de Nutrición Suplementaria, que dirige las tres cuartas partes de sus beneficios a hogares con pequeños”.

No obstante, hay mucha evidencia de que las cosas ya estaban mal. Los bebés nacidos en los Estados Unidos tienen una esperanza de vida menor que sus pares en otros países. En parte, eso se debe a que enfrentan tasas más altas de obesidad, lesiones, infección por VIH y embarazo adolescente, según un informe de 2013 del Instituto de Medicina de los EE.UU.

Thakrar y sus colegas compararon los EE.UU. con los otros países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Estos -Australia, Austria, Bélgica, Canadá, Dinamarca, Finlandia, Francia, Alemania, Islandia, Irlanda, Italia, Japón, Holanda, Nueva Zelanda, Noruega, España, Suecia, Suiza y el Reino Unido- son similares a los EE.UU. en términos de “desarrollo económico y estructura política”, escribieron, y bautizaron este grupo como la OCDE19.

Luego compararon a los EE.UU. con la OCDE19 usando dos fuentes de datos separadas.

La primera fue Human Mortality Database (HMD), que toma información del censo, estimaciones de población y estadísticas vitales de 38 países y las utiliza para calcular las tasas de mortalidad para diferentes grupos de edad. La HMD es desarrollada por UC Berkeley y el Instituto Max Planck de Investigación Demográfica, en Alemania.

La segunda fue la base de datos de mortalidad de la OMS, que rastrea tanto la mortalidad como las causas de fallecimiento según la edad y el sexo de los 114 países que pertenecen a la organización. Los investigadores agruparon todas las posibles causas de deceso en nueve categorías: enfermedades infecciosas; enfermedad cardiovascular; cáncer; condiciones neuropsiquiátricas; otras enfermedades no transmisibles (tales como afecciones respiratorias o diabetes); problemas congénitos; afecciones perinatales que ocurren durante el embarazo o los primeros días de vida y lesiones intencionales y accidentales.

Ninguna de las fuentes contenía información que permitiera a los investigadores explicar las diferencias en la mortalidad infantil debido a disparidades raciales, de ingresos u otras de índole socioeconómica.

En 1961, el número de niños y adolescentes en la OCDE19 (144 millones) era el doble que en los EE.UU. (71 millones). Para 2010, esa brecha se había cerrado sustancialmente, a 112 millones y 83 millones, respectivamente.

Al comienzo del período de estudio, los EE.UU. tenían tasas más bajas de mortalidad lactante e infantil. Y los EE.UU. y la OCDE19 experimentaron fuertes descensos en sus tasas de mortalidad durante el período de 50 años.

Una comparación de la mortalidad infantil y de bebés en los Estados Unidos y otras naciones ricas entre 1961 y 2010 (People-to-People Health Foundation, Health Affairs).

Pero los logros en la OCDE19 superaron a los de los EE.UU. bastante rápido, detectaron los investigadores.

En la década de 1960, la tasa de mortalidad lactante en nuestro país era de 240,7 muertes por cada 10,000 bebés, en comparación con 250,3 decesos por cada 10,000 en la OCDE19. En la década de 1970, esa discrepancia había cambiado, con 147.1 fallecimientos por cada 10,000 en la OECD19 y 157.4 por cada 10,000 en los Estados Unidos. En la última década del estudio (2001 a 2010), la tasa de mortalidad lactante en los Estados Unidos bajó a 68.8 muertes cada 10,000, pero fue igualmente un 76% más alta que el promedio de la OECD19, de 39 muertes cada 10,000.

La situación fue similar para la mortalidad infantil.

Durante la década de 1960, en general, tanto los EE.UU. como la OCDE19 experimentaron 6.7 muertes por cada 10,000 entre niños y adolescentes de uno a 19 años de edad. En la década de 1970, la OCDE19 tuvo la ventaja, con 5.3 muertes por 10,000 comparado con 6.2 decesos cada 10,000 en los EE.UU. En la década de 2000, la tasa de mortalidad infantil de nuestro país fue de de 3.1 muertes por cada 10,000, un 55% más alta que la registrada en la OCDE, de dos (2) muertes por cada 10,000.

A medida que pasó el tiempo, mayor fue el número de muertes excedentes en los EE.UU. Durante la década de 1960, el exceso de muertes se produjo en la OCDE19, que sufrió 32,500 de ellas. Pero en la década de 1970 hubo 95,900 muertes lactantes e infantiles en nuestro país, que se hubieran evitado si los EE.UU. hubieran experimentado las mismas tasas de mortalidad que la OCDE19. En la década de 1980, esa cifra aumentó a 163,000, luego a 189,000 en los años 1990 y finalmente a 207,300 en la década de 2000.

En total, el número general de muertes excedentes experimentadas por bebés, niños y adolescentes estadounidenses fue de aproximadamente 622,7000, calcularon los investigadores. Casi todas ellas (90%) ocurrieron en bebés o adolescentes entre los 15 y los 19 años, agregaron.

Al comparar los Estados Unidos contra los 19 miembros de la OCDE19 individualmente, Thakrar y sus colegas descubrieron que los EE.UU. ocuparon el puesto 14 de 20 países en las décadas de 1960 y 1970, el 19 de 20 países en la década de 1980 y el último en las décadas de 1990 y 2000.

“No hay una sola categoría para la cual la OCDE19 haya tenido tasas de mortalidad más altas que los EE.UU. en las últimas tres décadas de nuestro análisis”, escribieron los investigadores.

Algunas causas específicas de fallecimiento fueron notables, escribieron los investigadores. La principal causa de muerte entre los bebés estadounidenses fue la inmadurez extrema, y esto tuvo tres veces más probabilidades de afectar a los lactantes de este país que aquellos nacidos en las naciones de la OCDE19. La causa número dos de mortalidad lactante en los EE.UU. fue el síndrome de muerte súbita (SMS); el riesgo de SMS fue 2,3 veces mayor aquí que en la OCDE19.

Para los adolescentes de 15 a 19 años, la principal causa de deceso en los EE.UU. fueron los accidentes automovilísticos, y fueron dos veces más mortales aquí que en la OCDE19. La segunda causa fueron los ataques con armas de fuego, y el riesgo de muertes por armas fue 82 veces mayor en los Estados Unidos que en las naciones pares.

Los autores del estudio indicaron que sus hallazgos apoyan las conclusiones del Instituto de Medicina, que culpó a un sistema de salud fragmentado, a la pobreza, a una red de seguridad social débil y otros factores de “los pobres resultados de salud” en los Estados Unidos. Thakrar y su equipo consideraron que las desventajas de los Estados Unidos en comparación con la OCDE19 surgieron a fines de la década de 1960 y mediados de los años 1980, “precisamente el momento en que el estatus socioeconómico relativo de los niños cayó en los EE.UU. en comparación con otros países ricos”.

Aunque los EE.UU. tuvieron un mayor gasto per capita en atención médica, “gastaron significativamente menos de su producto interno bruto por capital en programas de salud y bienestar infantil, en comparación con otras naciones ricas”, señalaron los investigadores.

El resultado es que los Estados Unidos son “el país más peligroso de entre las naciones ricas para que nazca un niño”, concluyeron los investigadores. “Todos los que elaboran las políticas en los Estados Unidos, los profesionales de la salud pediátrica, los defensores de la salud infantil y las familias, deberían estar preocupados por estos hallazgos”.

Traducción: Valeria Agis

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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