La salsa está de luto por la muerte del legendario ‘Chocolate’ Armenteros
Los Ángeles — Con el frío que está haciendo y la infaltable rosca por el Día de Reyes, no faltarán quienes deseen tomarse una buena taza de chocolate caliente. Sin embargo, para el mundo de la salsa, la palabra del brebaje tiene ahora mismo un sabor amargo, debido a la muerte de Alfredo “Chocolate” Armenteros a los 87 años de edad en la ciudad de Nueva York, donde se encontraba radicado desde hace casi medio siglo.
El inolvidable trompetista, quien solía tocar mientras sostenía un cigarro (puro) entre los dedos, estudió y tocó con los creadores del género afrocaribeño, como Arsenio Rodríguez, el Septeto Habanero, la Sonora Matancera y Machito; y su amplitud de horizontes lo llevó también a acompañar al célebre Nat King Cole durante el paso del cantante afroamericano por el emblemático Tropicana Nightclub de La Habana.
Armenteros, quien ayudó además a su primo Beny Moré -otro icono- a armar una agrupación y estudió su instrumento a lo largo de ocho años en su isla natal, obtuvo el nombre artístico que ostentaba debido a que era frecuentemente confundido con Kid Chocolate, un compatriota suyo que fue campeón de box; pero alcanzó fama merecida y propia debido al desarrollo de un estilo impetuoso y diverso que ha llevado a algunos a designarlo como “el Louis Armstrong latino”.
Dos años atrás, una entrevista del periódico de Miami El Nuevo Herald lo mostraba todavía con un ánimo extremadamente alegre y juguetón, mientras se negaba a abandonar su habano de rigor y su copa de coñac. En esa conversación, recordó su debut con Arsenio, a los 21 años, así como su habilidad para improvisar, que resultó esencial en una carrera orientada en los últimos 25 años a grabar como invitado de otros artistas, entre los que se han encontrado Gloria Estefan y Gilberto Santarosa.
Y hace solo unos meses, la página de NBC News le dedicó un extenso artículo paradójicamente titulado “Sigue fuerte” (“Going Strong”), en el que el maestro defendía el rol de la trompeta en una orquesta empleando un término en español (“es como la yunta del buey”) y aseguraba que, luego de tocar por 66 años, ya no necesitaba ensayar. También aludía a la supuesta apertura del gobierno estadounidense con el cubano al comentar que no había estado en su tierra de nacimiento desde 1957, pero que había dejado por allí seis hijas y que el embargo le parecía ridículo. Que descanse en paz.
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