Este ‘Green Room’ se encuentra lleno de tensión y de grandes actuaciones
Los Ángeles — Si quieres apreciar en una faceta completamente distinta a Patrick Stewart, el gran actor británico que interpreta al sabio y apacible Dr. Charles Xavier en la extremadamente popular saga de “X-Men”, solo tienes que acudir a partir de hoy a las salas de cine para ver “Green Room”, una trepidante cinta en la que el intérprete referido se pone en la piel de un siniestro sujeto a cargo de un grupo de supremacistas blancos que, por diversas razones, pone en cautiverio a una banda de punk conformada por chicos rebeldes pero inocentes.
Pero hay más motivos para ver un filme que tiene actualmente un 90 por ciento de aprobación por parte de los críticos en el respetado sitio Rotten Tomatoes y que es la tercera obra de Jeremy Saulnier, director que se diera realmente a conocer con su segundo largometraje, “Blue Ruin” (2013), uno de los mejores ‘thrillers’ psicológicos de los últimos años, y que no parece haber perdido el pulso en esta nueva empresa.
Lo interesante es que, sin dejar de lado la brutalidad y la crudeza de su título anterior, “Green Room” le permite lograr algo más accesible y mucho más animado. “Además de ser una película relacionada a una escena muy cercana a mí -es decir, la del punk, el hardcore y el cine de género-, es una obra con la que quiero demostrar que se puede hacer cine comercial de una manera distinta, logrando que la gente se entretenga pero sin recurrir a la artificialidad ni tener que volar el mundo entero en pedazos, sino manteniendo las cosas reales y a los personajes con los pies en la tierra, como pasaba con las peliculitas que hacía de chico en el patio de mi casa”, le dijo el realizador a HOY durante una reciente entrevista.
“Quiero hacer muchas cosas y probar muchos proyectos, y no me da miedo intentar algo de estudio; pero la verdad es que me llaman muy poco la atención las historias de superhéroes, a no ser que se trate de algo tipo ‘Robocop’”, prosiguió, para justificar que haya decidido mantener la ruta independiente pese a todas las ofertas que empezaron a llegarle luego del éxito inesperado de “Blue Ruin”.
En persona, Saulnier luce como un tipo amable y hasta delicado que no parece ser capaz de hacerle daño a nadie, lo que contrasta con la agresividad visceral de su estilo cinematográfico. “Bueno, la violencia y la muerte están presentes en casi todas las películas grandes que se estrenan; lo importante es la manera en que son tratadas, y pienso que yo lo hago con más respeto, porque hay un componente emocional y mucho cuidado en lo que hacen los actores”, explicó.
“Soy un tipo normal, con una buena vida y rodeado de amor, y cuando veo una película, quiero sentir que me saca de mi realidad, que me emociona y me coloca en una situación que puede ser de peligro”, prosiguió el director, cuya primera cinta, “Murder Party”, tenía también mucho ‘gore’, pero era básicamente una comedia. “Creo que he evolucionado creativamente, aunque hice ‘Green Room’ de manera muy rápida, porque quería que ese impulso y esa energía vital se mantuvieran en las imágenes. Es cierto que me gustan las historias oscuras, pero creo que lo próximo que haga va a ser mucho menos brutal”.
De todos modos, incluso en su ópera prima, Saulnier ha dejado siempre en claro que la violencia tiene secuelas de lo más desagradables. “Lo más peligroso es cuando aparece en una película y no sientes nada, ni una sensación de pérdida”, detalló. “En las mías se siente muy mal, y en consecuencia, lo visual no tiene que ser tampoco placentero. Lo que busco es generar el mayor nivel de intensidad posible para provocar de algún modo un debate sobre la manera en que actúan las personas”.
La fama alcanzada con “Blue Ruin” le permitió a Saulnier convocar a un reparto mucho más conocido que el de sus filmes anteriores, en el que se incluye a Stewart, quien a pesar de haber estado solo en el set dos semanas debido a sus múltiples compromisos laborales, tiene un desempeño fundamental en la historia.
“Llegó tarde en el proceso, pero nos dimos cuenta de que le tocaba hacer casi todas sus escenas con Macon Blair, mi mejor amigo de la escuela, quien protagonizó ‘Blue Ruin’”, retomó Saulnier. “Hay una escena en la que cruza el club mientras toca una banda de death metal, y eso fue completamente surrealista; para mí, fue como cumplir una deuda con lo que yo mismo era a los 19 años, cuando me la pasaba yendo a conciertos. ‘Blue Ruin’ se conectaba más con mis gustos actuales, pero esto es algo que dejé de lado hace veinte años, y estoy feliz de haber rebuscado en ese pasado antes de seguir adelante con lo que venga”.
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