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Este creativo evento de Halloween en Long Beach tuvo un sorprendente giro latino y político

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LONG BEACH, CA.- Como sucedió a lo largo y ancho de Los Ángeles, la ciudad de Long Beach, que ha estado siguiendo los dictámenes sanitarios de la urbe mayor pese a no estar obligada a hacerlo, vio seriamente afectadas sus celebraciones de Halloween el fin de semana pasado, sobre todo por la imposibilidad de hacer eventos que pudieran ser recorridos a pie.

Pero eso no quiere decir que no hayan existido por aquí posibilidades de festejar la fecha de manera razonablemente segura. El sábado mismo, por ejemplo, los clubs/restaurantes que están facultados a atender al aire libre ofrecieron actividades de este tipo, como sucedió con Gaslamp, un local conocido por sus presentaciones rockeras en vivo que, en este caso, colocó mesas distanciadas en su playa de estacionamiento para servir comida y bebidas mientras se proyectaban en una pantalla gigante “The Rocky Horror Picture Show” y “Halloween”, dos clásicos cinematográficos de la temporada.

Pero lo más sorprendente -y hasta memorable- fue una atracción que se realizó hasta el domingo en la noche y a la que asistimos con curiosidad pero con pocas expectativas, porque pensábamos que se trataba de una especie de ‘tour de audio’ por algunos lugares de LB, cuando era en realidad una ambiciosa experiencia que, a pesar de mantenerte constantemente dentro de tu automóvil, te exponía a una ingeniosa puesta en escena teatral para presentar unos llamativos relatos de terror en los que no faltaban los comentarios sociales y hasta políticos.

“Chiu’s Haunted Drive” -como se llamó el evento, que se extendió a lo largo de cinco días y que fue creado por Ryan Chiu- se hizo en alianza con Streamlight Theatre Company, una compañía local e independiente que, hace solo unos días, estuvo involucrada también en una extensa conmemoración del Día de los Muertos titulada “LatinXtravaganza”.

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Aquí, los actores del grupo estuvieron presentes en cada uno de los tres actos, exhibidos bajo los nombres de “A New Family”, “Vanity Scare” y “El Abuelo” (sí, en español). Cada uno de ellos era ‘visitado’ de manera consecutiva por los espectadores asignados a un turno específico sin necesidad alguna de abandonar el vehículo, con las mascarillas siempre puestas (tal y como lo hacían los actores) y con los diálogos, la música y los efectos de sonido transmitidos a través de un pequeño pero eficiente altavoz que era colocado al interior del mismo carro.

En el plano narrativo, uno de los aspectos más interesantes fue que se trataba de una antología de terror, en línea con lo que han ofrecido cintas de episodios como “Creepshow” y “V/H/S”, lo que fue totalmente inesperado y ciertamente bienvenido, sobre todo porque los ‘sketches’ se encontraban bien actuados y manejaban libretos absolutamente convincentes.

El primero de ellos, “A New Family”, mostraba a una joven pareja con un bebé que era acosada por una entidad sobrenatural, y se podía ver con el auto estacionado en la calzada de una residencia privada. Pese a su sencillez, la historia no estaba completamente libre de complejidad, porque los esposos discutían sobre problemas muy reales y el final era bastante impactante. Por su parte, el fantasma de rigor -que se acercaba eventualmente a nosotros, y que era femenino- cumplía su cometido.

El segundo destino, a varios minutos de distancia en el coche, nos transportaba a “Vanity Scare”, un cuento sobre un dúo de ‘influencers’ vanidosos que decidía irrumpir sin permiso en el garaje de una casa ajena con el fin de hacer desde allí un ‘streaming’, y que terminaba siendo poseída por una fuerza satánica. Cuando los personajes se encontraban en la calle, la iluminación provenía de un poste manual que ella llevaba como parte de su video, y todo se apreciaba del mismo modo que el acto anterior, es decir, desde la calzada de una residencia.

Pero nada de lo dicho nos preparó para la tercera parada, dedicada a “El Abuelo”, un relato con diálogos en inglés y en español sobre un mexicoamericano mayor y su nieto que iba a revelando poco a poco detalles de una masacre cometida por el ejército estadounidense en Vietnam y que involucraba también a un espíritu vengativo.

Ya sea a pie o en auto, algunas atracciones se mantienen vigentes y aquí tienes una guía

Recurriendo al nivel de producción más grande de todo el evento (había incluso una proyección trasera con imágenes de la infame guerra), a un comentario social evidente y a un sobresaliente libreto de los latinos Ángel Cabrera y Pedro Campos -quienes interpretaban además a los dos personajes-, se trató de un segmento absolutamente digno para el cierre.

“El Abuelo” fue el único ‘corto’ con una intención política definida, porque, una vez poseído, y en medio de su frenesí homicida, el protagonista (luego de revelar los crímenes de guerra en los que había participado) lanzaba proclamas sobre la supuesta “libertad americana”; pero, antes de que se iniciara el segundo episodio, el narrador advertía a la audiencia de “lo peligrosa” que era la apacible zona en la que nos encontrábamos, y lo probaba diciendo que la casa vecina tenía una banderola a favor de Trump, logrando con ello una broma tan contundente como coyuntural a solo horas de las elecciones presidenciales.

Esta es la primera vez que se hace algo como “Chiu’s Haunted Drive”, y aunque hay probablemente cosas que mejorar si se planea repetirlo (podrían haberse intentado algunos trucos para resaltar las escenas de violencia, aunque eso hubiera implicado el manejo de un presupuesto distinto y hecho que esto se restringiera a adultos), los resultados fueron francamente notables para una producción no corporativa.

Además, el evento se adaptó fielmente a los requerimientos de la pandemia y supo incluso sacar partido de sus limitaciones, ya que, al ofrecer el audio pregrabado al interior de un auto que debía estar cerrado, pudo desarrollarse en medio de distintos vecindarios reales sin perturbar a sus residentes.

No faltó tampoco la narración típica de los filmes antológicos, que se podía no solo escuchar cuando se llegaba a cada locación, sino que servía también como guía de caminos para el conductor entre cada parada, porque se podía acceder a ella a través de una aplicación especial conectada al GPS, lo que hacía que se adaptara al tiempo de traslado de cada visitante.

Se trató, en suma, de un esfuerzo digno de los mejores elogios debido a su originalidad, su capacidad para adaptarse a tiempos tan difíciles como los que atravesamos, su calidad general y los ánimos que tuvo para brindarnos historias que, pese a la ausencia de ‘gore’, eran auténticamente siniestras. Habrá que ver lo que se les ocurre a sus creadores el próximo año, cuando todo esto de la pandemia sea solo un mal recuerdo… si tenemos suerte.

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