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Los Amigos Invisibles recuerdan sus orígenes gracias a relanzamiento

Dos de los integrantes del afamado combo venezolano.
(Agencia Reforma)
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Entre las personas que apoyaron la carrera de Los Amigos Invisibles, hay dos muy especiales con un gusto igual de extraño: David Byrne, de los Talking Heads, y un panadero.

El disco debut de los venezolanos, “A Typical and Autoctonal Venezuelan Dance Band” (1995), fue un descubrimiento para Byrne, quien los firmó para producirles su siguiente material. Pero el escocés jamás se hubiera encontrado con el material sin un impulsor atípico.

“Me asombra el compromiso que teníamos de hacer música y promoverla. Si no nos invitaban a tocadas, nosotros las organizábamos, ahorramos plata para hacer los materiales, pero ese disco vino de un amigo de Julio Briseño que tenía una panadería. A él le encantaba el proyecto y nos dio el dinero para grabar. Ese fue nuestro primer inversionista, David fue el segundo”, recordó, entre risas, José Rafael Torres “Catire”, bajista del grupo.

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Los intérpretes de “Mentiras” despegaron después, gracias a The New Sound of the Venezuelan Gozadera (1998). Pese a que su primer disco les permitió llegar a Byrne, el álbum se mantuvo casi en el anonimato y, de hecho, ni siquiera estaba disponible en plataformas digitales... hasta hoy, que por fin suben una versión remasterizada por su 25 aniversario.

“El caso de ese disco es una de las ironías de la vida. Una de las razones por las que no trascendió mucho antes es porque es muy experimental, un ‘perro verde’, le decimos nosotros. Tenía que llegar alguien tan loco como David Byrne para descubrirlo y firmarnos en su sello. Para Venezuela, era un disco muy raro de unos chavos que se volvían locos haciendo música. A los jóvenes les gustaba, pero era bien extraño, porque nos conectaba con la música del mundo que perseguimos. Eso lo percibió David”, reflexionó Torres.

El disco en plataformas contará, además, con audios de cada integrante del grupo, donde hablarán de su canción favorita de “A Typical and Autoctonal Venezuelan Dance Band”. Torres fue el último en unirse al grupo, pues llegó en 1993, pero de esa época rememora su hambre de experimentar.

“Es muy loco, porque David decía que en nosotros escuchaba a Santana, y sí, las guitarras de Los Amigos eran así. También nos influenciaron los Beastie Boys, escuchábamos Prince, que nos daba inspiración para las letras, y a Quincy Jones”, recordó el bajista.

Para Los Amigos Invisibles, su mayor éxito ha sido encontrar en cada etapa gente que los apoya, mientras que su error sería no haber hallado la forma de permanecer juntos los seis miembros originales. A casi 30 años de su arranque, la agrupación ganó el año pasado su segundo Grammy Latino, que les provoca más sed por crear.

Su versión acústica de “La Que Me Gusta” cuenta con más de 40 millones de reproducciones en YouTube, pero los músicos, más que ese éxito, desean envejecer arriba de los escenarios. “Siempre decimos, en broma y en serio, que no sabes cuándo te va a dar tu ‘macarenazo’, como a Los del Río, que su hit mundial les llegó entrados en la tercera edad. No diría que es el objetivo, porque es imposible planear eso, y casi dependes de la alineación de los astros, pero la esperanza es entrar, aunque sea en la tercera edad, con un hit que nos haga crecer aún más”, concluyó Torres.

ASÍ LO DIJO

“Hacíamos todo con tal obsesión que lo llegamos a expresar en la música, y David (Byrne) lo entendió en ese disco experimental, donde no estábamos arraigados al formato comercial de la canción”.

-José Rafael Torres “Catire”, bajista

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