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La ‘chica mala’ del reggaetón: en un género latino dominado por hombres, Karol G apunta a lo más alto

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“Es muy divertido ser la chica mala”, asegura Karol G. “En las películas, creo que la gente recuerda mejor a los villanos”.

Para la estrella colombiana del pop-reggaetón , ser “mala” consiste en algunas cosas que no son terriblemente negativas, a menos que seas una mujer: cruzar la ciudad a toda velocidad en tu llamativo auto nuevo, ser imprudente en la pista de baile con tus amigas o lucir un nuevo atuendo revelador, en caso de que te tropieces con tu ex. Tal es la vida que Karol lleva según el título de su éxito más reciente: “Bichota”, jerga en spanglish que es un tanto equivalente a la “perra mala” del hip-hop, o a una “mujer fuerte y empoderada”, en palabras de Karol. “No hay forma de decirlo hermosamente”, comenta. “Hay que decirlo con fuerza y con actitud: bichota”.

Karol G. at Calibash 2020 concert.
Karol G, al centro, actúa en Calibash 2020 en el Staples Center de Los Ángeles.
(Genaro Molina / Los Angeles Times)
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En videoconferencia desde su apartamento en Miami, la artista ganadora del Grammy Latino sigue recuperándose de la celebración de sus 30 años, que fue el día de San Valentín. Lo festejó con carreras de motocross en República Dominicana junto a su familia, luego regresó a casa y se compró una Ferrari Spider 812 GTS blanca.

2021 promete ser un año crucial para Karol: su nuevo álbum de estudio, “KG0516”, lanzado el viernes, apunta a ese inusual estrellato crossover del que disfrutan exclusivamente MCs latinos masculinos, como Daddy Yankee, Bad Bunny y J Balvin. “Durante años, escuché que las mujeres no hacen reggaeton”, comenta. “El reguetón y la música urbana pertenecen a los hombres, pero como mujer, tú perteneces a los varones”.

“Las mujeres están ahora en otro nivel”, agrega. “Estamos bien preparadas para liderar. Nos lo hemos ganado y lucharemos por ello”.

“KG0516” es el primer disco de Karol como coproductora y presenta colaboraciones con Nicki Minaj, Balvin y Ozuna. Expresado como un número de vuelo, el “0516” corresponde al 16 de mayo de 2006, el día en que la artista firmó su primer contrato discográfico como Karol G.

Karol creció como Carolina Giraldo Navarro, la hija menor de una familia de clase media en Medellín, una metrópolis en expansión, ubicada en el corazón de la Cordillera de los Andes.

Su padre, el representante de música Juan Guillermo Giraldo, la guió a lo largo de su floreciente carrera musical en Colombia; le consiguió un papel en la versión nacional de “The X-Factor” y, finalmente, un concierto de quinceañera donde conoció y abrió el show para su futuro colaborador Balvin.

Karol estudió de cerca no solo las sensibilidades pop/R&B de divas anglófonas contemporáneas, como Rihanna, Alicia Keys y Amy Winehouse, sino también el tao de los padrinos del reguetón, El General y Tego Calderón. Al unir sus influencias, Karol emergió con el sedoso y relajado flow de una niña que creció con la música isleña. “Puedo hacer una cumbia o una balada fácilmente, porque las disfruto por igual”, afirma sobre su estilo. “Pero cuando comencé a hacer música, en 2006, ya había un movimiento de reguetón muy fuerte en América Latina. La música que quería hacer era la que amaba escuchar”.

En la década de 2000, sin embargo, las mujeres en el reguetón eran pocas y lejanas entre sí. En las primeras conversaciones con Universal Latin, relata la artista, un ejecutivo trató de apartarla del género; la ahora reconocida MC puertorriqueña Ivy Queen era la mujer más visible y despreciada del reguetón, cuyos versos feministas se topaban con ataques sexistas a su apariencia y su voz de contralto (Karol invitó a Ivy a revivir su clásico de 2002 “Quiero bailar” en el nostálgico corte de “KG0516” “Leyendas”).

Karol se ganó cuidadosamente la credibilidad de la calle como una colega pop junto a artistas masculinos como Reykon, Nicky Jam y Ozuna. Su debut en 2017 con un gran sello discográfico, “Unstoppable”, contó con un sencillo –hoy con estatus de diamante- con Bad Bunny, “Ahora me llamas”. Luego, en su segundo LP, “Ocean”, Karol estableció su poder de permanencia como solista con su sencillo principal, “Mi cama”, un clásico instantáneo de reguetón con el constante sonar de un corno chirriante, que emula el rebote de una cama al hacer el amor. Luego le siguió “Punto G”, de 2018, una oda a una zona erógena en particular.

Ese mismo año, Karol fue nombrada mejor artista nueva en los Latin Grammy y un número creciente de mujeres emergió en la escena comercial del reguetón. La artista española de flamenco Rosalía apareció en varias pistas de Balvin, y la cantante y rapera dominicana Natti Natasha y Becky G, la novia del sur de California, hicieron olas con su éxito conjunto “Sin pijama”. La mitad dominicana Cardi B incluso entró en la refriega y apareció en dos grandes éxitos latinos durante 2019: “I Like It”, con Balvin y Bad Bunny, y “Taki Taki”, de DJ Snake, con Ozuna y Selena Gómez. Aún así, pocas latinas pudieron lograr la misma magia que sus homólogos masculinos, que ascendieron a los escalones superiores de la lista Billboard Hot 100 con temas en español como “Despacito” y “Mi gente”.

“No puedo decir que fue fácil para los artistas [masculinos] hacer un crossover”, comenta Alessandra Alarcón, quien en 2019 se convirtió en la primera mujer presidenta del Spanish Broadcasting System y supervisa varias estaciones de radio de música latina en Estados Unidos, incluso en Puerto Rico. “Daddy Yankee tuvo un gran éxito en 2005 con ‘Gasolina’, pero ya estaba bien en carrera cuando salió ‘Despacito’. Creo que las artistas femeninas deben entrar en la misma zona [y colaborar entre sí]. El talento femenino debe actuar como aliado en la industria. Es un mensaje más poderoso cuando se dice al unísono”.

El lirismo sexual desinhibido que es esencial para el reguetón también representa un desafío para el público en Latinoamérica, más aún cuando es interpretado por mujeres. El número de latinas en el género parece crecer a la par de un movimiento feminista que se extiende desde México hasta Argentina, donde las mujeres han irrumpido en las calles exigiendo el fin de la violencia sexual desenfrenada, los feminicidios y las leyes que restringen la autonomía reproductiva. “Una vez tuve una entrevista en México”, relata Karol, quien se identifica como feminista. “Nunca olvidaré cómo la periodista preguntó: ‘¿Por qué tú, como mujer, hablas de cómo rechina tu cama?’. Lo dijo con vergüenza. Me entristeció mucho que empezara con eso. ‘Qué lástima’, pensé. ‘Supongo que tu cama no rechina’”.

Karol rara vez buscó a otras mujeres como colaboradoras antes de 2019, cuando eligió a Minaj, la reina del rap trinitense estadounidense, para escribir versos para “Tusa” o “Heartbreak”. Las dos mantuvieron correspondencia a través de mensajes privados en Instagram, donde intercambiaron notas y grabaciones de la canción que se convirtió en el mayor éxito de Karol, con más de mil millones de visitas en YouTube. “Todo lo que pensaba sobre la industria cambió cuando Nicki me dio [una oportunidad]”, asegura.

“No es que haya tan pocas mujeres en el género, sino que se trata de permitir que participen nuevas artistas”, remarca Karol, quien sumó a las estrellas emergentes Mariah Angeliq y Nathy Peluso a “KG0516”. La experiencia también inspiró a Karol a presentar su propio programa de Apple Music centrado en las mujeres, acertadamente titulado “Bichota Radio”, que destacará a latinas como la estrella en ascenso colombiana estadounidense Kali Uchis y la MC argentina Nicki Nicole. “Si seguimos así”, afirma, “creo que la radio sonará realmente diferente dentro de un año”.

Al igual que la excéntrica superestrella Bad Bunny, Karol espera establecerse como una autora de pop latino con “KG0516”, sacudiendo y agitando cualquier sonido que le llegue. Junto con Balvin y el rapero puertorriqueño Anuel AA, Karol luce un disfraz de vaquera en el video de su canción de temática western “Location”, que fusiona música country estadounidense, dance pop y trap latino. En su último sencillo, “El barco”, corrientes de riffs de bossa nova y bachata, interpretados por el guitarrista de Aventura, Lenny Santos, fluyen delicadamente en la conversación con sus tristes versos, que le informan a un examante que su barco ha zarpado. “No hay finales tristes ni felices”, canta, “pero creo en los nuevos comienzos”.

“El barco” y otras canciones de ruptura en “KG0516” han alimentado aún más las especulaciones sobre la relación de Karol con un colaborador frecuente, Anuel AA, con quien comenzó a salir en 2018. Este mes, Univision informó que la pareja se había separado, citando fuentes anónimas y aludiendo a la menguante presencia de la pareja en las redes sociales como evidencia. “Anuel y yo decidimos alejarnos de las redes sociales porque nos convertimos en un objetivo”, comenta Karol. “Si sucediera algo definitivo, seremos nosotros quienes lo comunicaremos”.

Anuel AA and Karol G perform in Mexico City in 2019.
Anuel AA y Karol G actúan en Ciudad de México, en 2019.
(Medios y Media / Getty Images)

Más intrigante que los rumores de esa relación es la portada del álbum “KG0516”. En la foto -de David LaChapelle- Karol usa finas trenzas a la Coolio y se para al lado de un hombre negro reclinado desnudo, un modelo llamado Quinten Barnard, cuyas partes íntimas están oscurecidas por un avión de juguete. Ella lo describe como la “portada de sus sueños”.

“Le dije a David que quería parecer una líder poderosa, pero también quería lucir genial. [El resultado] me fascinó... Los roles de género se invierten. Ahora tengo el poder, soy la voz. Porque siempre era al revés”.

Sin embargo, la retórica del empoderamiento femenino tiene sus límites cuando el poder de una mujer se basa en el desempoderamiento de los demás. El linaje musical de Karol, y el del reguetón, se apoya fuertemente en la influencia de los negros en el Caribe; sin embargo, salvo Ozuna, los artistas más populares del reggaetón son latinos no negros.

La raza ha sido un tema delicado para Karol G. En medio de las protestas después del asesinato policial de George Floyd, publicó una foto de su bulldog blanco y negro, Goku, y lo calificó como “un ejemplo perfecto de blanco y negro juntos y en armonía”. “Hice mal con esa foto y la lección me costó caro”, reconoce. “No saben cuánto lloré. Desaparecí de las redes sociales durante un mes. Pero haber ofendido a la gente al decir algo tan ignorante, también fue mi oportunidad de entenderlo mejor. Hablé con Becky G, quien compartió artículos y videos sobre George Floyd, Breonna Taylor... Crecí con tal privilegio [como mujer mestiza, ella es parte de la mayoría en Colombia] que no entendía el [nivel del] racismo. Para decir la verdad, solía tener un poco de miedo de hablar de eso, pero ahora estoy aprendiendo”.

Por incómodo que parezca, los tropiezos de Karol siguen siendo componentes críticos de su viaje como artista. Ella está llegando a la fama en una era en la que la paridad racial y de género no son solo palabras de moda, sino que son también principios exigidos por una nueva generación de oyentes. “Creo en las causas por las que la gente lucha hoy; por los derechos, por la igualdad”, dice. “Pero ahora entiendo que, como líder, tengo que estar mejor conectada”.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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