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Maluma regresó al Forum entre mascarillas y entusiasmos

El cantante colombiano Maluma durante su concierto en el Forum de Inglewood.
El cantante colombiano Maluma durante su concierto en el Forum de Inglewood.
(EFE)

Así fue la presentación de Maluma en Los Ángeles

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Lo vimos hace un par de años en el mismo recinto, y por lo general, en el plano musical, lo que ofreció en esos momentos no fue radicalmente distinto a lo que se apreció ayer en la noche, más allá de la inclusión de nuevos temas con giros interesantes (porque lanzó su nuevo mini álbum “#7DJ” el pasado mes de enero). Pero, a la vez, todo se sintió diferente.

Y eso se aplicaba no solo a Maluma, quien no pudo pisar un escenario a lo largo de más de un año y medio debido a las restricciones generadas por la pandemia -y que estaba evidentemente fascinado con el regreso a las tarimas-, sino también a la audiencia que lo veía, que a pesar de ser completamente multitudinaria (el Forum de Inglewood estaba lleno), fue admitida únicamente si demostraba tener a la mano la prueba de vacunación.

El recinto estaba completamente lleno, pero no sabemos si todos los que llegaron hasta sus puertas sabían lo de la tarjeta. Nosotros, como hombres de prensa, no estábamos enterados del asunto hasta que llegamos a recoger nuestros boletos en la taquilla, lo que pudo ponernos en la situación de quedarnos afuera, porque esto se está manejando de maneras distintas en los diferentes locales del Sur de California, ya que algunos de ellos recomiendan simplemente el uso de los protectores faciales.

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En este caso, una vez que estuvimos en nuestros asientos, observamos inicialmente a varias personas que no llevaban nada sobre el rostro. Pero el asunto empezó a cambiar progresivamente con la intervención cada vez más constante de personal de seguridad que, incluso en medio del estruendo del concierto, mostraba unos carteles en los que se señalaba el uso obligatorio de mascarillas cada vez que descubría a alguien que no portaba la suya.

Esta “nueva realidad” no es precisamente ideal para gozar de un espectáculo de música festiva como el que brindan los reggaetoneros, y de hecho, creemos haber visto mucho menos escenas de baile de las habituales, debido probablemente a que muchos renunciaron a hacer el gasto adicional de oxígeno. Pero el entusiasmo del público fue siempre evidente, a través de gritos y muestras de alegría que fueron de la mano con la satisfacción mostrada por el cantante colombiano, quien se comunicó tanto en español como en inglés.

Además, este no fue un escenario cualquiera, sino una plataforma a manera de cuadrado que se encontraba en el medio del local y que, sumado a la implementación de cuatro pantallas gigantes (una por lado), permitía una apreciación visual perfecta desde cualquier ángulo, como parte de una sofisticada producción en la que abundaron los juegos de luces (incluyendo unas columnas móviles particularmente vistosas) y las proyecciones de imágenes psicodélicas de colores tanto en las pantallas como en el suelo de la misma tarima.

Este fue el primer atuendo lucido en el show.
(EFE)

Cada esquina de este cuadrado le daba espacio en su nivel inferior a los músicos y a los coristas de Maluma, quien estuvo acompañado en el espacio superior por unas ágiles y atractivas bailarinas a las que acompañó frecuentemente durante las coreografías -porque, a diferencia de J Balvin, él sí cuenta con visibles habilidades para el baile-.

Y si nos fuerzan a hablar de diferencias con presentaciones anteriores, debemos decir que el vocalista nos sorprendió ahora con sus dotes vocales. Nunca ha sido considerado un gran cantante y, por lo general, sigue sin dar grandes muestras de capacidad por ese lado; sin embargo, durante un segmento acústico en el que prescindió completamente de sus coristas -y que parecía estar desprovisto de esos efectos de sonido que disimulan las carencias de garganta-, interpretó una versión de la balada “Marinero” que culminó con una prolongación de nota sumamente impresionante, tanto por su extensión como por su altura.

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Ese mismo segmento, que lo tuvo únicamente al lado de un pianista, y en el que se escuchó también “ADMV”, estuvo destinado a mostrar “el otro lado” de Maluma, amparado en el más puro romanticismo y en un estilo placentero. Más adelante, el megahit “Felices los 4” se coronó con los arreglos de salsa que figuraron en el ‘remix’ con Marc Anthony . Y hubo por ahí un apartado orientado al reggae en el que se filtraron “Tónika” (la pieza que grabó con Ziggy Marley), “Love” y “Desayun-Arte”.

El cantante colombiano subió un show pregrabado por YouTube

Estas partes, sumadas a los aportes de sus instrumentistas (hubo un baterista real y algunos solos de guitarra eléctrica), dejaron en claro que el sudamericano no se toma las cosas a la ligera, tanto en el aspecto visual como en la producción musical, y que se interesa también por ofrecer cierta diversidad estilística en medio de una onda urbana que podría resultar agotadora sin esta clase de matices.

Pero Maluma, quien se encuentra actualmente en la gira “Papi Juancho” (nombre del disco del 2020), sigue siendo un artista completamente comercial cuya propuesta va específicamente dirigida a quienes gustan de estas tendencias y que, más allá de sus temas ‘lentos’, no tiene aportes líricos realmente variados ni trascendentes, sobre todo porque los mensajes de sus canciones parecen probar su obsesión por los traseros femeninos (mediante el uso de una palabra mucho menos delicada).

En ese sentido, los temas más coreados, bailados y celebrados fueron naturalmente los que combinan el reggaetón con el pop y que son su marca distintiva, como “Hawái”, “Corazón”, “Madrid”, “Parce”, “Vente pa’ ca”, “Borro cassette” y, por supuesto, el ya citado “Felices los 4”, que le dan adicionalmente la excusa perfecta para lucir sus artes de seducción y para cambiar constantemente de vestuario.

La gente salió satisfecha, pese a que Maluma se hizo esperar. Y mucho. Pese a no tener teloneros y a haber anunciado que saldría a escena a una hora razonable, lo hizo a las 10 p.m. y concluyó cerca de la medianoche. Media hora antes, lo que parecía ser el inicio del show terminó convirtiéndose en la proyección de un video promocional de su fundación humanitaria El Arte de los Sueños, que parece tener muy buenas intenciones, pero cuyos propósitos se perdieron en esta exhibición debido a una saturación innecesaria de volumen.

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