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Camilo, Blades y el anticastrismo son los ganadores más visibles de un Latin Grammy con poco reggaetón

El cantante Camilo durante su acto musical en la MGM Grand Arena.
El cantante Camilo durante su acto musical en la MGM Grand Arena.
(Kevin Winter/Getty Images for The Latin Recording Academy)

Esto es todo lo que se vio y se escuchó en el Latin Grammy 2021

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El colombiano Camilo llegó a la jornada final del Latin Grammy, presentada desde esta tarde en la MGM Grand Arena de Las Vegas, como el favorito indiscutible del evento debido a sus 10 nominaciones; y, al final de la gran celebración, además de ser probablemente el artista más enfocado por las cámaras de la transmisión televisiva, se fue a casa (o a donde sea que siga la fiesta) con la satisfacción de haber recibido cuatro premios, es decir, la mayor cantidad de triunfos.

Pero eso no lo hace necesariamente el ganador más grande. De hecho, técnicamente, la categoría de Álbum del Año, que es la que se define al final, es la más importante, y en ese sentido, se podría incluso decir que los artistas más afortunados de la edición número 22 fueron el legendario cantante panameño Rubén Blades y el director de orquesta Roberto Delgado, quienes le dieron vida de manera conjunta a “Salswing!”, la valiosa obra que se adjudicó dicho triunfo.

Claro que, incluso en este caso, el primero hizo extensiva la victoria (que sirve definitivamente para darle un aire de legitimidad a una Academia Latina de la Grabación que ha sido acusada muchas veces de favorecer lo estrictamente comercial) a muchas personas más. “Ganarse un premio a expensas de que otro pierda nunca me ha agradado”, dijo Blades en el podio, con su sinceridad habitual. “Aceptamos esto a nombre de todos los que están nominados. Y quiero agradecer al equipo que trabajó con nosotros, porque el éxito no es solo mío, sino de mucha gente”.

Por otro lado, la sensación general fue que el triunfo más significativo de la noche fue para “Patria y Vida”, que además de presentarse en vivo, se llevó el premio a la Canción del Año, lo que fue una movida política (¿es realmente la mejor canción del año en términos musicales y propositivos?) que no sorprende en vista de las tendencias ideológicas de esta celebración y que no tendría nada de malo si es que la Academia le diera un lugar semejante (o al menos un lugar) a las propuestas artísticas que denuncian los abusos de la ultraderecha en Latinoamérica.

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Rubén Blades se llevó el premio Álbum del Año, mientras que “Patria y Vida” se coronó como Canción del Año y el tema Talvez, de Caetano Veloso & Tom Veloso fue premiado como la Grabación del Año

Extrañamente, se le dio muy poco tiempo al discurso de agradecimiento, al menos en la transmisión televisiva, limitándolo a unas palabras del ex Orishas Yotuel que le sirvieron para agradecer a su madre por la inspiración (y a todas las madres latinas en general) y, justo antes del corte comercial, para repetir el lema que le da nombre a la pieza de protesta contra el régimen cubano.

A diferencia de lo que ha sucedido en otras ediciones del Latin Grammy, esta limitó considerablemente la presencia del popular pero cuestionado género del reggaetón en lo que respecta a sus nominaciones, provocando distintas formas de descontento; y aunque Bad Bunny se hizo acreedor al relevante reconocimiento otorgado al Mejor Álbum de Música Urbana debido a su trabajo “El Último Tour Del Mundo”, es importante destacar que ese disco se aleja considerablemente de los ámbitos del ‘denbow’.

La música en vivo

En un momento todavía temprano del show, Eva Luna y Ricardo Montaner presentaron con orgullo a su esposo y yerno (respectivamente) Camilo, el más nominado de la fiesta, quien apareció primero solo ante una escenografía que simulaba ser una habitación, ataviado con una especie de kimono y descalzo mientras interpretaba “Vida de rico” (que se había llevado ya el gramófono a la Mejor Canción de Pop durante la Premiere no televisada), y que se trasladó después a otra zona de la inmensa tarima para dejar ver a su banda en pleno y entregarse a las animadas cadencias bachateras de “Kesi”.

Casi al término de los trámites, Yotuel, Descemer Bueno, Gente De Zona y El Funky, quienes grabaron el ya comentado tema “Patria y Vida” desde diferentes espacios geográficos, se unieron por primera vez para cantarlo en vivo, vestidos de blanco y sentados en medio de un ambiente que simulaba estar rodeado de velas, desatando con ello la aprobación mayoritaria de una audiencia que parecía estar de acuerdo con el mensaje que proponían.

Gloria Trevi y Mon Laferte interpretan su tema "La mujer".
(Kevin Winter/Getty Images for The Latin Recording Academy)
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En la misma recta final, Blades y Delgado aparecieron en el tabladillo al lado de una fastuosa orquesta (la que dirige el segundo) para interpretar el célebre tema “Paula C”, plasmado en una larga versión que permitió lucir las aptitudes del primero en las artes del soneo y las habilidades de los instrumentistas, y que, al cerrarse, le dio pie a la entrada de Residente, quien le dedicó unas sentidas palabras a su ídolo antes de entregarle el trofeo oficial de la Persona del Año.

Hablando de las damas, lo que hizo la chilena Mon Laferte fue particularmente inspirador, porque apareció primero al lado de La Arrolladora Banda El Limón para entonar “Se me va quemar el corazón”, en onda completamente sinaloense; y luego, tras la caída de un telón, se reunió con un mariachi completamente femenino para interpretar al lado de la mexicana Gloria Trevi el éxito feminista “La mujer”. Llevando un precioso traje de inspiración tradicional del que se despojó parcialmente en el segundo segmento, Laferte mostró con orgullo su ‘pancita’ de embarazada y cantó con la potencia de siempre.

Por su parte, la mexicana Danna Paola intentó igualmente inscribirse en la defensa de las mujeres contra el abuso masculino al rematar la interpretación de su sencillo “Calla tú” con una proclama escrita en la que se leía “Ni una más”; pero lo hizo a través de una canción que no habla realmente del asunto y que, para ser francos, no es muy buena.

Siguiendo en los cauces del empoderamiento, uno de los momentos más brillantes de la noche tendría que haber sido la presentación de la superestrella estadounidense de ascendencia ecuatoriana Christina Aguilera (quien fungía ahora de pelirroja) al lado de la mexicoamericana Becky G y las argentinas Nicki Nicole and Nathy Peluso (que llevaban atuendos desafiantes).

Antes de presentarse en el escenario de la MGM Grand Arena, Bad Bunny tuvo la oportunidad de recibir un importante premio para su carrera en el mismo auditorio: el Latin Grammy al Mejor Álbum de Música Urbana debido a los méritos de su producción “El Último Tour Del Mundo”.

Pero lo cierto es que el tema que han hecho juntas, “Pa’ mis muchachas”, es sumamente débil, tanto en lo musical como en la letra, y que la otra canción en español que presentó Aguilar, “Somos nada”, no se comprendía bien debido a su fuerte acento en nuestro idioma.

Como ha ocurrido en las ediciones recientes, el escenario del Latin Grammy le dio un espacio razonable a las propuestas del regional mexicano. El estruendo de la banda sinaloense se hizo primero presente con Grupo Firme, que había conquistado el rubro de Mejor Canción Regional durante la Premiere no televisada en la que se entrega la mayoría de los premios, y que ofreció versiones breves de sus éxitos “Me gustas” y “Ya supérame” en las que su habitual consumo de alcohol en el escenario brilló por su ausencia.

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También participaron en el evento Calibre 50 y El Recodo, quienes unieron fuerzas para un segmento particularmente alegre en el que se dejaron escuchar “A la antigüita” (creada por los primeros) y “Esta vida es muy bonita” (original de los segundos); y más adelante, Los Dos Carnales recrearon efectivamente un ambiente de cantina al aire libre como marco visual de su sencillo “El envidioso”.

Poco ‘denbow’

En cuanto al tema más polémico, la ausencia del género urbano en las categorías principales no quiere decir que sus exponentes hayan estado ausentes en las presentaciones musicales de la gala. Una de sus figuras mayores, Ozuna, tuvo un acto propio que lo llevó a rodearse primero de sensuales bailarinas mientras interpretaba “Del mar”, y después, a interactuar con el dominicano Anthony Santos en “Señor juez”, rodeados ambos de una elaborada escenografía que lucía como si estuvieran dentro de un enorme bar.

Y ya que hablamos del cuerpo de baile, hay que destacar que todas y todos los que cubrieron esas posiciones en los diferentes actos llevaban mascarillas, pese a que casi ningún espectador las lucía en sus butacas y a que los cantantes tampoco las emplearon ante las cámaras.

Nicki Nicole, Nathy Peluso, Christina Aguilera y Becky G en el escenario.
Nicki Nicole, Nathy Peluso, Christina Aguilera y Becky G en el escenario.
(Kevin Winter/Getty Images for The Latin Recording Academy)

Volviendo al reggaetón, la representación del mismo estilo había llegado antes de la mano de un fondo sonoro orquestado por el pianista y director de orquesta Sergio George, quien reprodujo primero los acordes del clásico de la salsa “Periquito Pin-pin” y se enfrascó luego en la interpretación de “La curiosidad”, un reggaetón lento con referencias a sexo y la marihuana en el que participaron Jay Wheeler, DJ Nelson y Mike Towers.

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Uno de los momentos más originales y simpáticos de la velada fue el que ofreció el español C. Tangana, quien presentó su tema “Ingobernable” (de tendencia rumbera) recurriendo a un formato sumamente creativo que lo encontró sentado ante una mesa a cuyo alrededor se encontraba una infinidad de artistas que hacían coros y daban palmadas, entre los que se encontraba la mexicana Natalia Lafourcade, quien, esta vez, se fue con las manos vacías del evento.

Armando Manzanero, quien falleció hace cerca de un año, fue objeto de un elegante homenaje liderado por el mexicano Carlos Rivera, quien fue secundado por la venezolana Nella y la colombiana Paula Arenas con el fin de darle vida a duetos correctos pero sumamente convencionales de “Esta tarde vi llover” y “Todavía”.

Obviamente, tampoco dejó de presentarse Juan Luis Guerra, quien, a estas alturas, goza de un favoritismo de la Academia que resulta al menos cuestionable. Al lado de su 440, el cantante, compositor y productor arremetió con “Vale la pena” y “El farolito”; y tuvo el tino de rendirle homenaje al gran Johnny Ventura, fallecido en julio de este año.

Bad Bunny en el Latin Grammy.
(Kevin Winter/Getty Images for The Latin Recording Academy)

Falta de querer

Yendo a otros terrenos, el único momento supuestamente rockero de un evento al que el género guitarrero parece resultarle indiferente llegó de manera insólita de la mano de Juanes, quien se ha inclinado siempre mucho más por el pop, pero que esta vez invitó a Rubén Albarrán y ‘Meme’ del Real, de Café Tacvba, para presentar su reciente versión de “No tengo dinero” -original de Juan Gabriel-, parcialmente transmitida en blanco y negro durante la transmisión televisiva con la intención de reforzar el aspecto sesentero que se buscaba ya a través de los atuendos de saco y corbata que lucían todos los músicos participantes.

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También se presentó Maná, por supuesto; pero además de que el término ‘rock’ no se puede aplicar realmente a su quehacer, lo que hizo el grupo tapatío fue unirse a su coterráneo Alejandro Fernández para ofrecer una versión de “Mariposa traicionera” que se vio seriamente perjudicada por unas interpretaciones vocales que dejaron mucho que desear (suponemos que ‘El Potrillo’ andaba mal de la garganta).

Aunque nos negábamos a decirlo, en realidad, lo más rockero de la gala fue la intervención de Bad Bunny, quien, casi al final del show, empleó elementos alternativos y del ska cuando le tocó presentar “Maldita pobreza”, una canción que, a pesar de su aparente sencillez lírica, resulta ciertamente interesante.

Los trámites se iniciaron con una vistosa y colorida sesión inspirada en el carnaval brasileño que estuvo encabezada por la cubanoamericana Gloria Estefan, pero que contó también con la participación del argentino Diego Torres, el boricua Pedro Capó y los oriundos del país más futbolero de Sudamérica Carlinhos Brown y Anitta, quienes hicieron lo suyo entre bailarinas de samba y al ritmo de los acordes de “Abriendo puertas” (original de Estefan) y “Magalenha” (creación de Sérgio Mendes).

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