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Pedro Almodóvar retoma el pasado para mejorar el presente de la mano de Penélope Cruz

Pedro Almodóvar (al centro) al lado de las actrices Milena Smit y Penélope Cruz.
Pedro Almodóvar (al centro) al lado de las actrices Milena Smit y Penélope Cruz.
(Sony Pictures Classics)

‘Madres paralelas’ es un nuevo portento fílmico del español Pedro Almodóvar

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A lo largo de una carrera cinematográfica que supera ya las cuatro décadas, Pedro Almodóvar no ha sido indiferente ante las madres. De hecho, además de haber presentado numerosas veces a personajes femeninos que responden a la condición, tiene una película entera que se llama “Todo sobre mi madre”.

Y tampoco ha ocultado nunca sus tendencias progresistas ni su repudio a la dictadura franquista que azotó a su país desde 1939 hasta 1975, aunque lo cierto es que, hasta hace poco, solo había tratado en la pantalla el tema de las secuelas de la Guerra Civil Española a través de su trabajo como productor en el documental de Almudena Carracedo y Robert Bahar “El silencio de otros” (2018).

Pero todo eso ha cambiado con la llegada de “Madres paralelas” (“Parallel Mothers” en inglés), una cinta dirigida y escrita por él mismo que se estrena hoy en Estados Unidos y que, además de funcionar como una suerte de ‘thriller’ pasional de alto vuelo y de discurrir impredecible, inserta a su protagonista (Janis, una fotógrafa interpretada por la siempre impresionante Penélope Cruz) en la discusión referida a los desaparecidos del citado régimen.

En la entrevista que nos ofreció recientemente, y que puedes ver también aquí en su versión en video, Almodóvar habla de lo que significó el empleo de esta temática en el filme, de su trabajo con Cruz y con la joven actriz Milena Smit (quien encarna a una muchacha llamada Ana), de lo que buscaba con sus personajes principales, del modo en que se realizó el rodaje en vista de la pandemia y de la notable exposición propia que tiene actualmente en el Museo de la Academia de Hollywood.

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Hola, Pedro. ¿Estás en Madrid, verdad? ¿Cómo van las cosas por allá?

En mi caso, estoy abstraído por el trabajo, porque sigo en plena promoción de la película, que ya salió en Italia y en Francia; y estaré ocupado en esto hasta enero. Es el único modo de no pensar en lo que ocurre alrededor. Desafortunadamente, el Covid sigue subiendo en España, pero afortunadamente, este es el país con mayor índice de vacunación y con el menor número de negacionistas en Europa, con lo cual los nuevos infectados son mucho más leves que antes.

Por ese mismo lado, “Madres paralelas”, que es el motivo de nuestra conversación, se filmó en plena pandemia, aunque tenías ya el antecedente de haber filmado en condiciones similares el cortometraje “The Human Voice”, que se hizo, claro, con muchas menos personas y en un ambiente más controlado.

Además, “The Human Voice” se hizo muy al principio de la pandemia, en julio del año pasado. Adoptamos el protocolo que nos dieron y nos hacíamos pruebas PCR todos los días para no tener a ningún infectado dentro del equipo. Salía más caro, porque mi hermano [Agustín], que es el productor, tuvo que contratar una unidad sanitaria y tenerla como parte del equipo, por lo que vivíamos casi como si estuviéramos en un hospital.

De todos modos, creo que la realidad se coló más en ese corto, porque es un trabajo que trata sobre el aislamiento. [La protagonista] Tilda Swinton estaba completamente aislada, primero en un decorado y después en el set enorme donde se hacía el decorado. Pero sí, hice las dos películas durante la pandemia, y seguiré haciendo películas aunque siga la pandemia.

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Otro momento del rodaje de la cinta.
(Sony Pictures Classics)

¿Afectaron estas condiciones tu manera de trabajar con los actores, que ha sido siempre muy estrecha?

Al hacer “The Human Voice”, encontramos más o menos el modo; era muy pesado tener que estar haciendo los tests y los antígenos, y mi hermano, al que nunca le pregunto por el dinero, [me dijo que] tener ese equipo presente supuso 600 mil euros más. Afortunadamente, tanto “The Human Voice” -que tenía un solo personaje- como “Madres paralelas” necesitaban pocos actores, lo que nos daba menos posibilidades de contagio, además de que todos éramos muy responsables de lo que estábamos haciendo y muy conscientes de que no podíamos salir por las noches ni ir a fiestas.

Por suerte, no teníamos entre los actores a gente muy joven, porque el problema en España durante toda la pandemia ha sido la juventud que no soporta estar en casa y que sale a beber a la calle, lo que aquí llamamos ‘botellón’. Entiendo la necesidad de divertirse, pero era el mayor foco de infección que teníamos.

Claro; en “Madres Paralelas”, la actriz más joven era Milena Smit, quien interpreta a Ana, la muchacha que sale embarazada a la vez que Janis, el personaje de Penélope Cruz. Pero, antes de entrar en eso, quisiera hablar del tema de los desaparecidos en la película, que se conecta también de algún modo con la realidad latinoamericana, donde hemos tenido víctimas similares como consecuencia de las dictaduras.

Desgraciadamente, también conocen esto; pero ha sido diferente por allá. Aunque, ¡hombre!, habrá también desaparecidos inencontrables -como cuando hablaban de los vuelos en Argentina, en los que iba un cura y alguien más y tiraban a la persona al mar-, el tema en esos países se ha abordado al menos antes.

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Lo nuestro sucedió hace 85 años, al menos en lo que se refiere a los primeros casos. España es el segundo país con más desaparecidos después de Camboya, y esa es una realidad terrorífica. Hasta ahora, no ha sido posible [solucionarlo], primeramente, porque hicimos una transición miedosa a la democracia, debido a que en las instituciones había naturalmente muchísimos elementos franquistas y había miedo de que ocurriera lo que ocurrió efectivamente tres meses después, cuando hubo un golpe militar, en 1981.

Por lo tanto, no se atrevieron a hablar de los desaparecidos; pero mi reproche hacia la izquierda española es que, cuando la democracia era ya lo suficientemente madura, cuando se había superado el golpe y cuando el Partido Socialista había obtenido tres mayorías absolutas de manera consecutiva, no se abordó tampoco el tema. Desde entonces, la derecha española se ha estado comportando de un modo muy inhumano con las víctimas y los familiares de las víctimas.

Y el problema no termina; pese a que en julio de este año se creó una ley que determina que ya no son los familiares ni las ONGs, sino la Administración la que debe hacerse cargo de la exhumación de los restos de las víctimas, se sigue discutiendo la misma ley en el Parlamento, y todavía no la ponen en funcionamiento.

Me parece un problema tremendo, porque la sociedad española tiene una deuda con las víctimas que estuvieron luchando en ese momento por la democracia, y creo que hasta que no paguemos esa deuda, no podremos cerrar completamente el capítulo de la Guerra Civil.

Otro aspecto interesante de la película es el aporte novedoso que haces al presentar a estas dos madres que son mujeres contemporáneas, pero a la vez de diferentes generaciones, lo que las lleva a actuar de maneras muy distintas e implicaba para ti un proceso creativo muy esforzado. ¿Qué tan divertido o complicado es darle vida a esta clase de personajes?

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Me atrae, porque yo conozco muy poco de la generación de Milena Smit. Lo que ocurre con el accidente que sufre [su personaje] es algo que leí en un periódico y que tiene que ver con la actualidad, con la promiscuidad que hay en las redes sociales y cómo estas se han convertido en un arma que es a veces terrible. Pero también me interesaba que representara a la parte más conservadora dentro de la sociedad española.

Ella no tiene ideología, pero cuando dice -porque lo ha oído de sus padres- que abrir estas fosas solo serviría para abrir viejas heridas, usa una frase que viene directamente de la derecha. Me interesaba que esta joven que no tiene ideología hubiera sido educada en una familia conservadora, porque la tercera madre de la historia, que es su propia madre, es una mujer conservadora. Cuando alguien dice que es apolítico, lo que está diciendo en realidad es que es conservador. Entonces, la mayor, que es [el personaje de] Penélope, es la que tiene un vínculo con el pasado, porque fue educada por su abuela, quien le ha dejado el legado de abrir la fosa común donde estaría su bisabuelo.

Cruz y Smit en una escena del filme.
(Sony Pictures Classics)

Fue muy interesante manejar una dinámica de dos generaciones en la que la joven no fuera la más progresista, sino al contrario. Los jóvenes de ahora no piensan en la guerra porque no tienen fantasmas de esa época, ni tampoco fantasmas del periodo franquista. Yo sí, porque cuando se murió [Francisco] Franco tenía veintitantos años; pero la generación que ha nacido en este siglo no tiene esos fantasmas, aunque sí muchos otros problemas que surgen de los tiempos que vivimos.

Con mi película, me gustaría que las nuevas generaciones fueran conscientes de que, aunque el pasado de la guerra les cae muy lejos, en términos más amplios, se trata de un pasado reciente, porque es un pasado que no se ha resuelto; y es bueno recordar la historia de tu país, lo que vivieron tus padres, tus tíos y tus abuelos. Es importante conocer esa historia, porque siempre implica una lección que no debe repetirse en casos tan drásticos como el español.

Has hecho ya varias películas con Penélope, pero en este caso la interpretación que le pedías era especialmente complicada; y tenías además a Milena, quien solo había hecho una película antes y se enfrentaba por su lado a trabajar contigo y con Penélope, dos figuras importantísimas y con mucha experiencia en el mundo del cine. ¿Cómo fue colaborar con las dos?

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Ensayamos mucho, y eso hizo que, cuando llegamos al rodaje, tanto Milena como Penélope y yo sabíamos muy bien lo que había que hacer. Yo, por un lado, debido a la inexperiencia de Milena, tenía miedo de que ella no llegara a dar el papel en su profundidad, en toda su dimensión, por lo que quería tener la seguridad de que era capaz. Para eso, hacía falta ensayar, y de hecho, ensayé toda la película como si fuera una obra de teatro.

Por su parte, Penélope es una mujer a la que le gusta ensayar, que va sedimentando poco a poco al personaje hasta que llega a estar realmente en contacto con él; pero esta es una madre muy distinta a las anteriores [que pueda haber interpretado]. Lo que la hacía sobre todo tan diferente era la sensación de culpa que va creciendo en ella a lo largo de la película, unida a la vergüenza que experimenta por estar ocultándole algo tan importante al personaje de Ana.

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Estos son dos sentimientos que Penélope no conoce personalmente; puede imaginarlos y yo se los puedo explicar, pero le costaba trabajo llegar a ellos, porque lo que recibía de inmediato cuando ensayábamos era la emoción de la secuencia, lo que la hacía llorar de inmediato. Yo le prohibí que llorase; dejé que lo hiciera en el primer gran ensayo, para que se secase, pero en los otros dos (porque hicimos al menos tres de ese modo, como si se tratara de una obra teatral), le drenaba las lágrimas y le decía que luchara contra ellas, excepto hacia el final. Es muy interesante ese proceso de cuando la actriz está emocionada, pero lucha para no llorar, porque ofrece una expresión única que la cámara capta muy bien.

Parece haber sido la colaboración más intensa que has tenido con ella.

Totalmente. Y con Milena ha sido también muy interesante, porque yo creo que está muy dotada y tiene una química con la cámara increíble, algo que también tiene Penélope. La cámara tiene su propio gusto, que no coincide a veces con el de los directores o con un gusto humano; adora a determinadas actrices y en otras ocasiones las rechaza. No se sabe por qué; es un misterio. Pero la cámara adoró desde el primer momento a Milena, y cuando te ocurre eso, cualquier gesto pequeño que hagas es percibido por ella.

Esta película le ha gustado a muchos críticos y analistas de cine de Estados Unidos, quienes predicen ya que va a ser nominada en el Oscar dentro de las categorías de Mejor Película, Mejor Director, Mejor Guion y Mejor Actriz Principal. ¿Cómo te sientes con eso?

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Me da mucha ilusión y mucho morbo mirar que estoy en tantas listas. Pero la realidad es que, con la excepción de “Párasitos”, Hollywood nunca ha nominado a una película extranjera [en la categoría principal]. Es natural, porque se trata de la industria americana. De las categorías donde aparecemos, pienso que quienes más posibilidades tienen son Penélope, porque aparece en todas las listas entre las cinco mejores actrices, y Alberto Iglesias, quien compuso el ‘score’ y aparece también entre las cinco opciones. Me quedaría muy contento con que ellos estuvieran nominados; y se lo merecen, por supuesto.

Además de poder ver la película por aquí, tenemos ahora la oportunidad de apreciar la increíble muestra tuya que se exhibe en el Museo de la Academia, ubicado en Los Ángeles, y que tú mismo diseñaste.

Hay que ir al museo, porque la sección que me han dedicado es maravillosa. Yo hice cada una de las 12 pantallas que aparecen allí. Es la primera vez que he reflexionado sobre mi trabajo; analicé los temas recurrentes -el deseo, la familia, los cuerpos, el ‘thriller’, etc.-, escribí una lista con ellos, e hice después que los pequeños trozos de películas que muestro dialogaran entre sí acerca de un mismo tema. Fue un ejercicio muy interesante, pero, sobre todo, fue muy generoso que el museo me dedicara tanto espacio. Ha quedado muy bonito.

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