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Myriam Hernández, Amanda Miguel y otros artistas fueron honrados por la Academia Latina de la Grabación

De izq. a der., Yordano, Abraham Laboriel, Rosario Flores, Myriam Hernández, Manolo Díaz, Amanda Miguel y Paquito D'Rivera.
De izq. a der., Yordano, Abraham Laboriel, Rosario Flores, Myriam Hernández, Manolo Díaz, Amanda Miguel y Paquito D’Rivera.
(Tommy Calle)
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Una vez más, el Consejo Directivo de la Academia Latina de la Grabación aprovechó la semana dedicada al Latin Grammy en Las Vegas para realizar su ceremonia de Premios Especiales, que celebra los logros de artistas con trayectorias ya largas y reconocidas. El evento se llevó a cabo desde esta mañana hasta las primeras horas de la tarde en el Mandalay Bay North Convention Center, y además de contar con varios presentadores de lujo, tuvo como maestro de ceremonias al popular cantante de salsa Víctor Manuelle.

Pero los protagonistas de la velada, obviamente, fueron los músicos homenajeados: Rosario Flores, Myriam Hernández, Rita Lee, Amanda Miguel, Paquito D’Rivera, Abraham Laboriel, Manolo Díaz y Yordano. Todos estuvieron presentes en la actividad, a excepción de Lee, que no participa prácticamente en eventos públicos y cuya hija apareció únicamente en la alfombra roja.

Una de las más cercanas al sentir popular fue la chilena Myriam Hernández, quien fue presentada por la joven Cami, representante aventajada de la nueva generación del pop en su país. “Hay múltiples generaciones de mujeres que la escuchan, la respetan y la aman”, dijo la muchacha. “Es un legado que ha pasado de generación en generación, porque ella es un tremendo referente”.

En el video que se vio a continuación, donde se la calificaba como “dueña de una voz desgarradora”, la sudamericana fue retratada en el transcurso de una carrera que la encontró inicialmente como intérprete, pero que mejoró creativamente a inicios de los ’90, cuando ella misma tomó la pluma para colaborar en la escritura de sus canciones.

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“Estoy temblando”, dijo la simpática Hernández cuando le tocó dar su discurso. “Desde que me dieron la noticia, lo que hice fue llorar; no me pude contener, porque no me lo esperaba. No hay palabras para explicarlo”. La artista señaló luego que, históricamente, ha sido muy difícil destacar en esta clase de premios cuando se es chileno, pero que ella se encuentra sumamente emocionada con la acogida que están teniendo en estos eventos figuras femeninas de la misma nación, en una alusión indirecta a Cami y, probablemente, a Mon Laferte y Francisca Valenzuela.

“Agradezco primero a Dios, a la Academia por valor mi trabajo, a mis padres que están presentes aquí, a mis hijos y a mi mánager y marido, que ha sido fundamental en mi carrera”, afirmó, para reconocer luego la importancia de compositores como Armando Manzanero y Juan Carlos Calderón y mandarle también saludos a Laboriel, quien grabó el bajo en muchos de sus discos.

En la misma línea de popularidad, destacó lo sucedido con Amanda Miguel, que es argentina de crianza pero que, como ella misma lo dijo durante la ceremonia, se considera “una artista mexicana”, porque fue allí donde desarrolló su carrera y alcanzó una fama que se hizo extensiva a otros territorios latinoamericanos.

Miguel fue presentada por su hija Ana Victoria, que también es cantante y que estará protagonizando pronto una gira a su lado. “Ella es no es solo responsable de haberme dado la vida; todo el mundo que la conoce alucina con su simpleza y la brutal honestidad que tiene”, dijo de manera elocuente la hija de la estrella.

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El video correspondiente hizo un recuento de la carrera de Miguel, que se prolonga por más de cuatro décadas, y, por supuesto, no dejó de lado a Diego Verdaguer, quien además de haber sido su esposo, fue un cantante y compositor de enorme prestigio hasta su inesperada muerte en enero del 2022.

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“Este es un remedio que me da la paz y la plenitud que la música te regresa”, dijo Miguel ya en el podio, luciendo una cabellera mucho menos abundante que la que le vimos durante un show antes de la pandemia, y marcada además por tonos plateados. “Gracias a Dios por haberme hecho músico, cantante y autora. Muchas gracias a todas las personas que hicieron de mí quien soy, empezando por mi esposo Diego Verdaguer, a quien le decido este premio, porque yo tenía ya mi voz, pero él era mi mayor fan y la persona más trabajadora que he conocido”.

“Dios me ha dotado de una voz increíble, y es un don y una gran responsabilidad seguir cantando las canciones que creamos con Diego, y que no son fáciles”, añadió. “Ahora, [Lucca, el hijo de Ana Victoria, nacido en noviembre del 2021] me ha llenado de la vida que Diego se llevó. Disfruten de la vida, porque la vida se va. Disfruten plenamente cada instante”.

Por su lado, el magistral bajista de origen mexicano Abraham Laboriel fue presentado por el reconocido cantautor y pianista argentino Fito Páez, quien mostró su satisfacción por el hecho de que la Academia premie a “un artista de verdad, de sangre, porque la música es el instrumento que acompaña la vida de los pueblos”.

El video que se apreció entonces sirvió para dejar en claro los numerosos méritos de Laboriel en las cuatro cuerdas, reconocidos por sus colaboraciones con artistas de la talla de Ella Fitzgerald, George Benson, Stevie Wonder, Michael Jackson y Elton John.

“Hay tantas cosas que son especiales, y esa es la razón por la que Dios nos dio la música”, dijo el instrumentista al momento de agradecer el reconocimiento. “No tengan miedo a nada; encuentren su forma personal de hacer música, y si no pueden, llámennos, porque podemos ayudarlos”.

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Paquito D’Rivera fue celebrado inicialmente con un video en el que se hablaba de sus orígenes en el emblemático grupo cubano de jazz Irakere, de su salida de la isla para trasladarse a Nueva York en los ’80, de su incorporación a la Orquesta de las Naciones Unidas formada por el mítico Dizzy Gillespie y de una dedicación al trabajo que lo encuentra todavía grabando y haciendo giras a los 74 años.

Momentos antes, el hombre que le entregó el premio, Luis Álvarez, un representante de la Academia, resaltó también el hecho de que, de no haber sido músico, D’Rivera podría haber sido comediante; y el mismo artista lo demostró al subir al podio para dar su discurso de agradecimiento.

Myriam Hernández en el evento.
(Tommy Calle)

“¡Uyuyuy! Cómo me he encontrado con gente que me debe dinero por aquí”, fue lo primero que dijo, desatando las risas de los presentes. No fue su único comentario positivo, ya que poco después, recordó que, cuando su propio padre le hizo escuchar un disco del icónico Benny Goodman que había sido grabado en el Carnegie Hall, él entendió “carne y frijoles”, porque era la época en la que “todavía había carne en Cuba”.

Muchos años después, D’Rivera logró celebrar el aniversario número 50 de su trayectoria en el citado recinto neoyorquino; y antes de eso, logró conocer a Goodman, quien, al ser premiado en otro evento, le dijo que le parecía increíble obtener un reconocimiento por hacer la única actividad que disfrutaba. “Me pasa lo mismo”, concluyó; “lo único que me importa es hacer música para ustedes”.

El productor, intérprete y compositor Manolo Díaz, de España, fue presentado por el colombiano Carlos Vives, quien resaltó la “forma elegante y caballerosa de tratar a la gente” del homenajeado, así como su papel esencial en la Fundación Cultural Latin Grammy, dedicada a otorgar becas y donaciones.

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En el video respectivo, se nos mostró la trayectoria de un artista que se inició en el rock’n’roll de los ’60 como líder de la agrupación Los Bravos, y que más adelante, participó activamente en el despegue de las carreras de Julio Iglesias, Raffaela Carrá, Miguel Bosé y el mismo Vives.

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El discurso de Díaz, complejo pero breve, incluyó la lectura de un par de fragmentos de composiciones suyas, alusiones a los estragos de la Guerra Civil en el país que lo vio crecer y referencias a los logros de la citada fundación. “A todo esto, yo lo llamo tener suerte”, dijo casi al final. “Han sido 60 años de dedicación a la música, claro. Pero la juventud tiene razón: hay que seguir luchando”.

La cantante, compositora y actriz Rosario Flores, con tres décadas de experiencia, fue presentada ni más ni menos que por la estrella del pop colombiano Sebastián Yatra, quien la calificó como “una de esas personas que te impactan desde el momento de conocerlas”. “Nos ha puesto a todos a bailar, a aplaudir, y es la mejor representante de la rumba catalana para el mundo”, aseguró.

Flores apareció en la tarima visiblemente emocionada, hasta el punto de tener la voz entrecortada. Recordó con sentimiento “la energía” de su madre y lo importantes que fueron sus hermanos en el desarrollo de sus intereses musicales. “Honro el arte con cada poro de mi piel, respiro por mi bendito duende”, afirmó, recurriendo a figuras propias de su filiación gitana. “Tuve que separarme muchos días de mis hijos y de mi marido, pero la vida me ha dado tanto y me siento tan agradecida. Ya pasaron treinta años; que esto dure treinta más, por favor”.

Lo de Rita Lee hubiera sido memorable si la cantante brasileña hubiera estado presente. En su lugar, escuchamos las palabras sentidas de su joven compatriota Giulia Be, quien recurrió al inglés para reconocer a una mujer que “tuvo la audacia de nacionalizar la música rock y hacerla suya”. El video que se vio inmediatamente después mostró a Lee como pieza fundamental del movimiento tropicalista durante la época en que lideraba el grupo de rock y fusión Os Mutantes, y se extendió a sus logros como actriz y como intérprete del ‘hit’ comercial “Lança perfume”, ya en los ’80.

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El último en ser celebrado y en aparecer sobre la tarima fue Yordano, un eminente compositor y cantante de origen venezolano que fue presentado por su compatriota Ricardo Montaner. “En nombre de mi familia, les quiero presentar a un colega que es admirable, un tipo que ha nacido de nuevo, que ha superado varios momentos difíciles de su vida y que lo ha hecho con un empeño increíble”, comentó el autor de “Tan enamorados”.

El video que se exhibió a continuación dio más luces sobre las palabras de Montaner, ya que, luego de describir a Yordano (cuyo nombre real es Giordano Di Marzo Migani) como a un artista con 18 discos publicados que combinó “el espíritu del Caribe con los secretos de la urbe” y que gestó “la poesía urbana e inquieta”, mencionó la lucha que él mismo sostuvo con el cáncer a partir del 2011, y que según todos los indicios fue particularmente dura.

El sudamericano ofreció un discurso especialmente largo en el que, luego de mostrar su emoción por el reconocimiento -llegó incluso a sollozar-, retrocedió hasta su niñez con el fin de recordar a un niño -él mismo- que sufría de tartamudez y que, pese a enamorarse cada verano al ir a la playa, no era capaz de hablar con las chicas que le gustaban.

“Con ese sufrimiento acumulado logré hacer canciones de amor, porque creo que los obstáculos terminan siendo positivos; y en ese sentido, agradezco a mi padre, que era muy duro”, enfatizó. “La música es lo que tenemos que cuidar, porque hay una parte de ella que está hecha para llegar al alma, y creo que eso ha perdido fuerza en los últimos tiempos”.

Más adelante, empezó a describir el modo en que definió su estilo, luego de haber tratado infructuosamente de ser el John Lennon latino. “Me fui a Londres, y fue allí donde dejé el rock, porque descubrí que mi verdadera voz iba por otro lado”, recordó. “A fin de cuentas, fue Jorge Villamizar [de Bacilos] quien me dijo que yo había sido el inventor del pop caribeño”.

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