El cineasta mexicano Alfonso Cuarón no es precisamente un desconocido para los miembros de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas. En el plano individual, además de haber ganado el Oscar dos veces como director (la primera por su trabajo en “Gravity” y la segunda por “Roma”), ha recibido el codiciado galardón por su trabajo de montaje en “Gravity” y por la labor fotográfica que desempeñó en “Roma”.
Pero la obra con la que tiene serias posibilidades de regresar a la ceremonia del próximo 12 de marzo lo encuentra como productor, y es un título llamado “Le pupille” (“Los alumnos”), que se ha colocado ya en la ‘short list’ de la categoría de Mejor Cortometraje de Acción Real, cuyas nominaciones definitivas se anunciarán el 24 de junio.
Cuarón no es el único nombre de fama internacional detrás de “Le pupille”, que se puede ver desde diciembre de 2022 en Disney+ y que se encuentra dirigido por Alice Rohrwacher, la destacada cineasta italiana que nos ofreciera en 2018 el excelente largometraje “Happy as Lazzaro” (que se puede ver en Netflix).
Aunque se desarrolla en plena Navidad, el filme adopta una ruta particularmente atípica y rebelde al trasladarnos a un internado religioso de los años ’40 para contar la historia de una huérfana que desafía a su manera, y con mucha inocencia, las estrictas reglas que se le han impuesto.
En el caso de que “Le pupille” sea nominado -es casi seguro que así sea, porque es el favorito de la terna para muchos analistas-, podría encontrar a Cuarón al lado de sus ‘compadres’ y compatriotas Alejandro G. Iñarritu y Guillermo del Toro, quienes tienen también muchas posibilidades de terminar en la contienda gracias a las virtudes de “Bardo” y de “Pinocchio”, respectivamente.
En entrevista con Los Angeles Times en Español, Cuarón, que participó hace poco al lado de Iñárritu y Del Toro en el evento “The Three Amigos”, realizado en el Museo de la Academia del Cine de Los Ángeles, habló del contenido del corto, de su trabajo con Rohrwacher y de las llamativas semejanzas que “Le pupille” tiene con las propuestas de sus colegas más cercanos.
Esto es lo que sucedió durante el evento ‘The Three Amigos’, que reunió a Guillermo del Toro, Alejandro G. Iñárritu y Alfonso Cuarón
Alfonso, ¿de qué manera te involucraste con “Le pupille”?
Tuve la idea de hacer una serie de cortometrajes que celebraran las fiestas de fin de año, desde la Navidad hasta Janucá, porque se trata de una época en la que casi todas las culturas tienen una celebración cuyo origen es básicamente el solsticio de invierno.
La intención es que se realice en distintos países, en distintos idiomas y con diferentes directores que representen estas culturas. Pese a que cada una de las celebraciones tiene detalles muy específicos, se trata de actos que nos unen como seres humanos.
Hacer algo así te da la oportunidad de trabajar con directores que admiras, y eso me hizo pensar de inmediato en Alice Rohrwacher, una de las directoras más relevantes de la actualidad, que ha hecho no solo “Las maravillas” y “Feliz como Lázaro”, sino también varios cortometrajes, y que ha colaborado además con [el artista callejero y fotógrafo francés] JR [en el corto “Omelia Contadina”] y [con la firma de moda] Prada.
Hablé con ella, le presenté el proyecto y me dijo que lo iba a pensar. Cuando eso ocurre, uno está acostumbrado a que no te respondan en días, semanas o hasta meses, pero ella se comunicó al día siguiente para contarme lo que se le había ocurrido, basado en una carta que [la emblemática escritora italiana] Elsa Morante le había mandado a un conocido suyo.
Esa carta es la esencia de lo que ella terminó filmando, y aunque yo no entendía muy bien en ese momento lo que quería hacer, estaba seguro de encontrarme ante uno de esos cineastas que tienen las ideas muy claras. Tras unos pocos días me mandó un guion, y empezamos la preproducción.
Esta no es una historia convencional de Navidad; imagino que eso era también parte del concepto, que no pretendías ofrecer una versión edulcorada de la celebración.
Lo que quería es que esta fuera una versión de Alice. Me fascina que ella haya hecho un corto en el que combina tantos elementos temáticos y en el que no hay una respuesta fácil. Se trata finalmente de una historia acerca de la rebeldía, acerca de la desobediencia, y en ese sentido, se acerca al “Pinocchio” de Guillermo [del Toro]; pero también es una historia sobre el modo en que nuestros actos tienen consecuencias inesperadas.
Hay aquí una señora que le pide a las niñas huérfanas que recen para que regrese su novio, y ella misma paga [el favor] con un gran pastel que pretende ser usado por la Madre Superiora para quedar bien con el Obispo. Manipula a las niñas recurriendo a un chantaje moral, pidiéndoles que hagan el sacrificio de no comerse el pastel, y la rebeldía de esta niña al negar el pedido desata una serie de incidentes que hacen que el pastel termine siendo compartido.
¿Interviniste tú en el guion o le diste ciertos parámetros a la directora?
No; cuando trabajas con alguien como Alice, lo que quieres es estar de observador, de fan. Soy un admirador de su cine, de su proceso, de cómo arma sus historias a partir de momentos y de cómo mantiene un tono que tiene una pureza absoluta, una generosidad infinita, mientras maneja temáticas importantes. Hay algo en su obra -y eso incluye a este cortometraje- de cuento de hadas, pero lo que es muy bello es que, al final de la historia, las mismas niñas dicen que esta es una historia sin moraleja.
Mencionaste que la desobediencia en “Le pupille” se conecta con la del “Pinocchio” de Guillermo, y eso tiene entonces probablemente que ver con el hecho de que tú decides trabajar con artistas que poseen una sensibilidad semejante a la tuya y a la de tus colegas más queridos.
Sí; y Alice tiene también un gran sentido del realismo en sus personajes, porque, al igual que Guillermo, no trata de evadir el contexto social. Lo que sucede mucho cuando se cuentan estas historias en Hollywood es que se evita por completo la cuestión social y política, mientras que, tanto en “Pinocchio” como en “Le pupille”, esos elementos están presentes.
Alice tiene una gran simpatía con las clases trabajadoras, una complicidad que implica además darles una voz, darles un lugar. En ese sentido, me recuerda a cineastas como los hermanos [Vittorio y Paolo] Taviani o a [Pier Paolo] Pasolini, que hacían lo mismo y mantenían a la vez el balance tan difícil de lograr que existe entre eso y la fantasía.
Estos son los latinos que se fueron a casa con un Globo de Oro
¿Cuál es el plan con el proyecto entero? ¿Tienes un plazo determinado para cumplirlo?
No nos estamos poniendo un plazo. Ya rodamos “The Shepherd”, dirigido por [el británico] Iain Softly y basado en una novela corta de Frederick Forsyth, y estamos desarrollando otro cortometraje con [el estadounidense] David Lowery, a quien también admiro.
Por lo pronto, estoy muy agradecido con Disney y con el apoyo que nos ha dado desde el inicio. Creo que es la primera vez que [esa compañía] está detrás de un cortometraje con posibilidades en el Oscar que no se encuentra hablado en inglés. Ha sido un matrimonio muy extraño entre una cineasta como Alice y Disney, pero a la vez muy exitoso.
Claro. No deja de llamar la atención que una empresa que hasta hace poco se mostraba tan conservadora le esté dando cabida a una propuesta como esta.
Creo que todas las plataformas se están dando cuenta de que el mundo es mucho más vasto que lo que Hollywood solía brindar, no solo en lo que respecta a las voces creativas que existen alrededor del mundo, sino también en lo que respecta al público que existe alrededor del mundo y que quiere ver reflejadas sus culturas.
“Le pupille” podría darte la oportunidad de ser nominado al Oscar en la misma ceremonia con Guillermo y Alejandro.
Sí, pero no sería la primera vez. En el 2007, tuvimos la suerte de estar nominados a la vez: Guillermo por “El laberinto del fauno”, Alejandro por “Babel” y yo por “Children of Men”. Y si digo ‘suerte’ es porque estar en ese circuito nos da la oportunidad de pasar tiempo juntos, lo que se ha hecho difícil porque hacemos cosas en distintos lados.
Claro que lo que me alegra más es que todo esto le esté dando oportunidades de difusión a “Le pupille”, un filme que podría no ser adecuado para niños muy pequeños, pero que funciona maravillosamente para los niños más grandes y, definitivamente, para los adultos. Tiene un punto de vista infantil, pero maneja a la vez una gran complejidad temática y un enorme sentido de la belleza, porque Alice es una poeta que honra la realidad.
A diferencia de lo que pasó con los trabajos que ustedes promovían en 2007, “Le pupille”, “Pinocchio” y “Bardo” se encuentran disponibles en plataformas, y es allí donde serán esencialmente vistos. Ha sido todo un proceso para ustedes.
No es la primera vez que se dan estos cambios de paradigma. Al terminar los años ’20, con el advenimiento de las películas sonoras, muchísimos cineastas y actores hablaron de la muerte del cine. Y es cierto que, en los primeros años en que se dio esto, el cine comercial sufrió un retroceso, porque se había llegado a un lenguaje exquisito y este fue cambiado por un lenguaje prácticamente teatral, porque todo el mundo se estaba concentrando en sacar adelante los diálogos y la cámara no hacía mucho.
Sin embargo, hubo directores como [Alfred] Hitchcock, John Ford y [Yasujirō] Ozu que tomaron ese nuevo lenguaje, lo hicieron propio y desarrollaron tremendamente las posibilidades del cine. Hubo otros que no supieron hacer esa transición y quedaron relegados, incluso hasta en el olvido. Pero el cine no va a morir. Se va a seguir transformando, gracias a cineastas que van a adaptarse a las nuevas condiciones para hacer obras maestras.
Suscríbase al Kiosco Digital
Encuentre noticias sobre su comunidad, entretenimiento, eventos locales y todo lo que desea saber del mundo del deporte y de sus equipos preferidos.
Ocasionalmente, puede recibir contenido promocional del Los Angeles Times en Español.