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CRÍTICAS. Un ‘Oppenheimer’ arrepentido, una ‘Barbie’ subversiva y más estrenos en salas

Cillian Murphy en una escena de "Oppenheimer".
Cillian Murphy en una escena de “Oppenheimer”.
(Melinda Sue Gordon/Universal Pictures)
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Si no has estado con la cabeza enterrada en el suelo durante los últimos meses y tienes cierto interés en el cine, sabrás ya que este fin de semana le pertenece a “Barbenheimer” o a “Oppenbarbie”, es decir, los curiosos términos que se crearon en la redes para referirse al estreno simultáneo de dos superproducciones muy distintas y muy esperadas. Nadie les podrá quitar el dominio, aunque se asoma por ahí un insólito competidor.

OPPENHEIMER

Director: Christopher Nolan

Reparto: Cillian Murphy, Robert Downey Jr., Emily Blunt

Género: Drama biográfico / Thriller

Cuando yo era un niño y vivía todavía en Perú, una de las historias reales que más me impresionaron fue el lanzamiento por parte de Estados Unidos de dos bombas atómicas en solo tres días y en medio de ciudades japonesas densamente pobladas. El número de muertes, que algunas fuentes colocan por encima de 200 mil, y el hecho de que la mayoría de las víctimas fueran civiles, me parecían hechos absolutamente devastadores sin justificación alguna.

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¿Que había pasado con los responsables directos de lo que para mí eran masacres inauditas?, me preguntaba. ¿Fueron capaces de dormir tranquilos luego de estos actos? Tuve algún tipo de respuesta al enterarme del caso de Claude Eatherly, un piloto vinculado a la misión de ataque que fue consumido por la culpa y cuya salud mental se fue deteriorando progresivamente con el paso de los años. Pero no estaba realmente familiarizado con J. Robert Oppenheimer, el físico estadounidense que ha sido llamado “el padre de la bomba atómica” y que, tras lo sucedido en Hiroshima y Nagasaki, se convirtió en un férreo defensor del control nuclear y armamentístico, como leo ahora.

“Oppenheimer”, la película de Christopher Nolan que se encuentra ya en cartelera, intenta remediar la falta de conocimiento sobre este personaje trascendental valiéndose de una propuesta particularmente ambiciosa que rehúsa constantemente los dictámenes del ‘biopic’ convencional para transformarse en una reconstrucción épica de las vivencias del científico vinculadas tanto al Proyecto Manhattan -encargado de construir la bomba- como a las vicisitudes posteriores de su vida, marcadas por los cuestionamientos que se le hicieron debido a sus simpatías iniciales por el comunismo.

El resultado es ciertamente impresionante y loable, y lo es por diversas razones. La primera pertenece al ámbito estrictamente cinematográfico, y tiene que ver con el hecho de que la cinta se filmó empleando una combinación de IMAX y 65mm que le brinda una grandeza muy particular, además de lucir magníficamente en una pantalla IMAX (es decir, la manera en que la vi). Pero eso no debe llevar a pensar que “Oppenheimer” es simplemente un espectáculo visual; de hecho, la mayor parte de sus escenas se desarrollan en entornos cerrados y se concentran en los rostros de sus personajes.

Para una comunidad de Nuevo México, “Oppenheimer” del director Christopher Nolan será dolorosa

Esta es también una cinta que tiene que verse por la manera en que cuestiona las decisiones militares de las superpotencias y el modo en que estas pueden afectar a la Humanidad entera. Nolan, quien escribió también el guión, no deja de colocar sobre la mesa los argumentos que señalaban la necesidad de un ataque sin precedentes para poder acabar con un conflicto (la Segunda Guerra Mundial) que había cobrado ya millones de víctimas; pero las imágenes que muestran a los ciudadanos estadounidenses celebrando con estruendo el cruel bombardeo dicen más que mil palabras.

Pese a ello, uno de los aspectos menos logrados del filme es su exceso de palabras. Nolan hace un trabajo admirable al transmitirnos de manera sencilla algunos conceptos complejos de la física cuántica, y la primera parte de la historia, marcada por aires de ‘thriller’, resulta absolutamente cautivadora.

Sin embargo, los constantes saltos en el tiempo -el filme tiene tres segmentos intercalados, filmados en formatos distintos- y la abundancia de conversaciones entre personas relacionadas al tema llegan en cierto momento a ser abrumadores, sobre todo porque la cinta dura tres horas. No ayuda tampoco en ese sentido el excesivo peso que se le da a la banda sonora de Ludwig Göransson, cuyo volumen impide en varios momentos la apreciación correcta de lo que se dice.

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“Oppenheimer” es un alegato antibelicista y un estudio sobre la redención que, por ello mismo, demanda la exhibición compleja de circunstancias psicológicas y emocionales. Por ese lado, y a pesar de dejar en claro su posición, Nolan no logra desprenderse del todo de esa gelidez que lo ha acompañado a lo largo de su carrera, ni es todavía capaz de desarrollar a personajes femeninos realmente creíbles. Pero lo que ha puesto ante nuestros ojos merece definitivamente ser visto, como lo merece también la increíble actuación de Cillian Murphy en el papel de Oppenheimer y la de un irreconocible pero fantástico Robert Downey Jr. en el rol de Lewis Strauss, el empresario que financió la construcción de las armas nucleares.

BARBIE

Directora: Greta Gerwig

Reparto: Margot Robbie, Ryan Gosling, America Ferrera

Género: Comedia / Fantasía

“Fuera de aquí, fascista”, le dice una adolescente a Barbie durante los primeros minutos de la película, llamada con el mismo nombre de la famosa muñeca y disponible desde hoy en salas. Este simple hecho demuestra lo equivocados que están todos los que, sin haber hecho las averiguaciones correspondientes, se encuentran convencidos de que este es un trabajo complaciente, superficial y bobo que se ha hecho sobre la base de una línea de juguetes complaciente, superficial y boba.

Estas averiguaciones les hubieran permitido descubrir, por ejemplo, que “Barbie” (la película) ha sido dirigida por Greta Gerwig, la creadora de la estupenda -y nada complaciente- “Lady Bird” (2017), y escrita por ella misma al lado de Noah Baumbach, realizador y escritor de filmes tan brillantes -y tan poco complacientes- como “The Squid and the Whale” (2005) y “Marriage Story” (2019).

Para ser claros, “Barbie” ha sido producida por Mattel Films, la división cinematográfica de Mattel, que es la compañía creadora de la muñeca. Esto podría hacer que quienes piensan que la misma empresa es una entidad perversa que solo se interesa en el dinero, y cuya mayor invención promueve ideales imposibles de riqueza y de belleza, descarten por completo su visionado, incluso cuando, al menos de manera parcial, el mismo filme presenta a Mattel como una entidad perversa que solo se interesa el dinero y cuya invención más grande promueve ideales imposibles de riqueza y de belleza.

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Se vea como se vea, la cinta de Gerwig, que se estrena con una clasificación de PG-13, es susceptible de generar polémica. La promoción descarada que termina haciendo de las diferentes versiones de Barbie y Ken, surgidas con el paso de los años para lidiar con la falta de diversidad y los reclamos de sus consumidores, está evidentemente destinada a incrementar las ventas de una línea que ha perdido lustre con el paso del tiempo. Pero es a la vez una de las mejores películas del año en términos cinematográficos, probablemente la mejor comedia que hayamos visto en mucho tiempo y un producto extraordinariamente entretenido que promueve valores acordes con la búsqueda de una sociedad más justa.

La joven actriz no jugaba mucho con Barbies cuando era niña, pero disfrutó caminar por las calles de Barbieland junto a esta famosa muñeca en la película donde interpreta a una ejecutiva de la empresa que las fabrica

Por ese lado, habrá otra controversia, por supuesto. En la película, Barbie (interpretada por la maravillosa Margot Robbie) se ve obligada a abandonar brevemente el mundo de fantasía en el que vive, y que se encuentra dominado por las mujeres, luego de alterar involuntariamente el estado de las cosas. Al llegar al ‘mundo real’ -más precisamente, a la ciudad de Los Ángeles- acompañada por Ken (Ryan Gosling), queda desconcertada ante el dominio del patriarcado, a diferencia de lo que sucede con Ken, quien se siente cada vez más fascinado por el cambio de roles.

No estoy usando la palabra ‘patriarcado’ gratuitamente. Los diálogos de Gerwig y Baumbach la emplean constantemente, hasta el punto de hacer que pierda contundencia y se sienta forzada. En todo caso, Hollywood impuso en el mundo entero sus proclamas de supremacía blanca y de dominio masculino a lo largo de casi toda su historia, por lo que las prédicas feministas no me parecen desacertadas, incluso cuando carecen de sutileza.

Lo importante aquí es que, sin dejar nunca de lado lo que quiere comunicar, la película tiene momentos absolutamente hilarantes, así como referencias a la mitología ‘barbiana’ y a la historia del séptimo arte que deberían complacer tanto a los fans del popular juguete como a los cinéfilos más acérrimos.

Por otro lado, la puesta en escena, respaldada por una excelente labor del director de fotografía mexicano Rodrigo Prieto (“Brokeback Mountain”), resulta ingeniosa, colorida y encantadora. Y no hay que olvidarse de la actriz latina America Ferrera, quien tiene un papel destacado -y finalmente decisivo- al interpretar a Gloria, una empleada de Mattel con conciencia propia.

COBWEB

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Director: Samuel Bodin

Reparto: Lizzy Caplan, Woody Norman, Cleopatra Coleman

Género: Terror

En vista de que la cartelera de este fin de semana tiene ya ganadores incuestionables y absolutos, cualquier otro estreno que se produzca en los mismos días tiene todas las de perder, y los estudios lo saben. Esto significa que, en esos casos, los lanzamientos que se hacen no cuentan probablemente con un gran nivel de confianza por parte de sus distribuidores.

Pero si bien “Cobweb” es un título menor, sobre todo cuando se lo compara con “Oppenheimer” y “Barbie”, no se trata tampoco de una película descartable. Tiene incluso el potencial de atraer de manera significativa a quienes opten por evitar las salas completamente llenas y favorezcan las propuestas pertenecientes a otros géneros, en este caso, el terror, que resulta normalmente rentable en los cines debido a su gran nivel de aceptación.

En su primer trabajo como director de largometrajes, Samuel Bodin hace gala de un dominio de la puesta en escena que resulta ciertamente sorprendente. “Cobweb” posee un gran sentido de la atmósfera, y los recursos visuales que emplea, mayormente prácticos, son los responsables principales de su efectividad en el área de los sustos, aunque tampoco decepciona la elaboración de la ‘criatura’, realizada evidentemente con el aporte de elaborados trucos digitales.

A pesar de no ser necesariamente original y de tener varios momentos que ponen a prueba la credibilidad, como suele suceder en las propuestas comerciales provenientes del horror, el guión de Chris Thomas Devlin logra mantenernos en vilo e incluye momentos bastante brutales, mientras cuenta la historia de Peter (Woody Norman), un pre adolescente que vive en una vieja casona embrujada al lado de sus dos padres, Carol (Lizzy Kaplan) y Mark (Antony Starr), quienes empiezan a dar muestras de inestabilidad cada vez más alarmantes a medida que transcurre el relato.

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