Fallece a los 93 años la legendaria actriz mexicana y madre de la cantante Alejandra Guzmán
Obituario — La palabra leyenda se hace pequeña a la hora de rendirle homenaje a Silvia Pinal, la legendaria actriz que falleció hoy en la Ciudad de México a los 94 años. La actriz, considerada como ícono del cine y la televisión, falleció luego de padecer y enfrentar varias complicaciones de salud que se habían agravado en las últimos horas.
Y es que cuando una mujer que hizo tanta historia, vivió tantas vidas, cumplió tantos sueños y sufrió tantas tragedias emprende su viaje final, el lenguaje se queda corto y solo queda agradecer y recordar para intentar retratar, probablemente de manera imperfecta e incompleta, lo que fue su paso por este planeta.
¡Sí¡ Planeta, porque Silvia Pinal pertenece no a uno, sino a varios mundos. Tantos que ni la serie sobre su vida o su propia autobiografía llegaron a contarlos todos.
Su libro, que tituló “Esta soy yo”, comienza con su madre, una adolescente de 15 años que el 13 de septiembre de 1931 dio a luz a una bebé, hija del rico y bien parecido director de orquesta Moisés Pasquel, quien se negó a conocerla hasta que ella ya era mayor. Ese dramático inicio, que podría haber sido sacado de una telenovela clásica, siguió con la pequeña Silvia acompañando a su madre a la tienda donde era vendedora hasta que contrajo matrimonio con el político Luis G. Pinal. De él recibió su apellido y de ambos, madre y padre adoptivo, la disciplina y la ética laboral.
Quizá imaginando el mundo de su padre biológico, o porque la sangre llama, el sueño juvenil de Silvia Pinal era ser cantante de ópera. También soñaba con irse de casa y lo logró. Tenía apenas 16 años cuando contrajo matrimonio con Rafael Banquells, un actor y director que le doblaba la edad y al que terminó manteniendo. A pesar de eso, la controlaba “y me di cuenta de que con mi familia no estaba tan mal”, recordó la estrella en su libro”. La actriz Sylvia Pasquel es producto de esa unión. Sylvita, como es llamada en familia, adoptó el apellido Pasquel en su nombre artístico para subrayar la conexión nunca admitida con su abuelo materno.
El Bel Canto se le resistió, pero su pasión por las artes la llevó primero al teatro y luego al floreciente sector cinematográfico que vivía lo que hoy conocemos como la era dorada del cine mexicano.
En esos tiempos compartió carteles con los más grandes. Desde Pedro Infante -quien intentó una relación con ella con tal empeño que hasta hizo que le robaran el auto para que a Silvia no le quedara más remedio que aceptar aventones en su moto- hasta Mario Moreno “Cantinflas”, pasando por Germán Valdés, mejor conocido como “Tin Tán”, a quienes las nuevas generaciones lo podrán identificar mejor como hermano de Don Ramón y tío de Cristian Castro.
LA MUSA DE BUÑUEL
Al divorciarse de Banquells Silvia Pinal siguió brillando y enamorando. La cantidad de romances que reveló incluyó al dueño de Televisa Emilio “El Tigre” Azcárraga Milmo. Eventualmente, se casó con el magnate de los muebles Gustavo Alatriste, al que ella llama “El amor de mi vida”. La historia entre ellos fue tan hermosa como triste, pues se les acabó el amor. No sin antes haber tenido a Viridiana Alatriste, la segunda hija de Pinal, quien murió en un accidente de auto cuando tenía 18 años. “Doña Silvia nunca se recuperó de la muerte de Viridiana. Ella misma lo compartió conmigo”, contó Itatí Cantoral cuando protagonizaba la bioserie sobre la vida de Pinal.
Pero mucho antes de esa gran tragedia, Alatriste se convirtió en el productor de las películas más galardonadas a nivel internacional de Silvia Pinal. Se trató de “Viridiana” (1961) y “El ángel exterminador” (1962) y “Simón del desierto”, dirigidas por el cineasta español Luis Buñuel. Mientras que la primera recibió el premio “Palma de oro”, el máximo premio europeo de cine, que se otorga en el Festival de Cannes, la segunda fue definida por el propio Buñuel como una de sus obras más personales. La relación de las familias Alatriste/Pinal y Buñuel fue tal, que el cineasta y su esposa fueron los padrinos de la niña Viridiana y siguieron unidos hasta la muerte de él en 1983.
EL MÁXIMO ÉXITO Y EL ABUSO
Tras sus trabajos europeos, Silvia Pinal regresó a las producciones mexicanas y hasta llegó a trabajar con Ricardo Montalbán, quien después se mudó a Los Ángeles y triunfó en Hollywood. A la Diva le llovieron las propuestas, pero después de un intento se dio por vencida. “Mi inglés es horrible”, admitió. Tanto, que en aquella película llamada “Shark” su voz fue doblada por completo. La protagonizó con Burt Reynolds, uno de los grandes galanes de la década de los 60. En aquella época también trabajó en producciones italianas y argentinas.
Durante esos años Pinal pasó de estrella a empresaria de la industria del entretenimiento, financiando y produciendo obras musicales y comedias en el teatro. Además, montó una empresa de cosméticos tipo Avon, que eventualmente terminó cerrando porque había crecido demasiado para poderla manejar sola.
Aunque se había prometido a sí misma no volverse a casar, un joven se prendó de ella e insistió tanto que logró conquistarla. Se trató de el astro pop del momento: Enrique Guzmán. La pareja se casó en 1967 y tuvo dos hijos: Alejandra y Luis Enrique.
La unión llegó a la televisión en el formato de un programa de variedades conducido por Pinal y Guzmán, pero mientras ante la pantalla todo era miel, en privado era pura amargura. Los celos de él se volvieron obsesivos y su reacción era a menudo violenta. Una de las mujeres más deseadas de México estaba siendo abusada físicamente por su marido sin que nadie lo supiera. En la serie sobre su vida, la estrella reveló que su entonces marido hasta la violó.
Sorprendentemente, o quizá no, porque todas las mujeres abusadas se sienten atrapadas, no fue hasta que lo descubrió siendo infiel que tomó la decisión de dejarlo y tras un muy peleado divorcio logró deshacerse de él.
LA CASA DEL PEDREGAL, LAS MUJERES Y LA POLÍTICA
La casa que se ve en las reuniones familiares de la dinastía Pinal es la que la artista construyó en un terreno en el barrio de Jardínes del Pedregal, en la zona sur de la Ciudad de México. La compra se la recomendó su papá y allí se hizo la mansión de sus sueños. Allí vivió casi toda su vida de adulto, con excepción de la épica en la que fue la primera dama del estado de Tlaxcala y los nueve meses que pasó en Miami, mientras pendía una orden de detención en su contra, por supuesta malversación de los fondos de la Asociación de Artistas de México. Eventualmente, la situación fue aclarada y se eliminaron los cargos.
En esa mansión están los retratos que los maestros latinoamericanos de la pintura como el mexicano Diego Rivera y el ecuatoriano Oswaldo Guayasamín le hicieron. También los grandes regalos que ha recibido a lo largo de su vida. Allí también se encuentra con sus hijos, sus nietos y bisnietos. Las famosas Frida Sofía y Stephanie Salas son sus nietas. Michelle Salas, hija de Luis Miguel, es su bisnieta.
A pesar de su mala suerte en el amor, incluyendo un novio que perdió a manos de su propia hija Silvita - otros romances incluyeron al actor Omar Sharif y el empresario hotelero Conrad “Nicky” Hilton (el primer esposo de Elizabeth Taylor y tío abuelo de Paris Hilton) - Silvia Pinal siguió creyendo en el amor.
En 1983 contrajo matrimonio por cuarta y última vez con el político Julio Hernández Gómez, entonces gobernador de Tlaxcala. Después de su divorcio Pinal quedó picada por el gusanito de la política y tras ganar las elecciones se convirtió en diputada, cargo que ostentó por cuatro años.
LA SILVIA DE LA TV Y LA DE LA FAMILIA
Las buenas generaciones conocieron a Silvia Pinal gracias a sus múltiples apariciones en televisión. El proyecto del que siente “más orgullosa” es “Mujeres, historias de la vida real”, que produjo durante 15 años, contando muchas de las historias que le contaban sus fans y que vivió ella misma.
Sin embargo, su historial en la pantalla chica fue casi tan prestigiosa como la del cine. Su primera telenovela fue “Los caudillos”, que en 1968 contó la historia de los líderes históricos de México. Entre las que ella mismo produjo se destacan “Mañana es primavera” y “Eclipse”. De hecho, su último trabajo fue en una telenovela: “Mi marido tiene más familia” en 2018.
“Mi mamá no puede dejar de trabajar. En cuanto salió del hospital ya se puso a ver qué nuevos proyectos podía hacer. Ella se sigue aprendiendo los libretos de memoria, es la mujer más trabajadora que he conocido”, expresó Alejandra Guzmán en una entrevista, poco después de que la artista saliera del hospital en 2020 tras caerse y romperse la cadera.
Además, ha sido la única de la familia que ha mantenido la calma ante la gran crisis familiar que desató Frida Sofía y con la única que no se ha metido. De hecho, la abuela Silvia ha dicho que se siente identificada con ella. Sobre su otra nieta con vida pública Stephanie, Silvia Pinal se ha limitado a apoyarla, incluso cuando a los 15 años quedó embarazada del Sol de México. Incluso llegó a decir que le alegraba que Luis Miguel fuera el papá “porque el bebé iba a ser muy bonito”. Sobra decir que tenía razón.
La gran última gran diva mexicana ha sido leal con sus amigos, defensora a muerte con sus hijos y amante de su público.
Su muerte deja un gran vacío entre sus seres queridos, sus fans y en el mundo de la farándula mexicana, latinoamericana y mundial. Gracias por todo Silvia Pinal.
Alicia Civita trabajó como colaboradora para Los Angeles Times en Español
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