Más de 60 muertos por una nueva ola de violencia en Siria
LIBANO/AP — Una serie de bombardeos y cañoneos mataron a más de 60 personas en menos de 24 horas en la ciudad siria de Alepo, informaron activistas y observadores internacionales. La disputada ciudad se ha convertido en uno de los campos de batalla más brutales en la guerra civil, en medio de una tregua hecha trizas y unas conversaciones de paz en Ginebra que han quedado estancadas.
Por lo menos 27 personas murieron en el bombardeo que alcanzó a un hospital y a los edificios adyacentes en la noche en la zona rebelde de Alepo. El hospital es patrocinado por Médicos Sin Fronteras (MSF) y el Comité Internacional de la Cruz Roja.
Al mismo tiempo el enviado de Naciones Unidas para Siria pidió ayuda a Estados Unidos y Rusia para reactivar las conversaciones de paz y el alto el fuego que “pende de un hilo”.
Sin embargo la violencia solo aumentó. Nuevos bombardeos contra zonas residenciales en la parte de la ciudad controlada por los rebeldes dejaron por lo menos 20 muertos, mientras la prensa oficialista reportó que por lo menos mil proyectiles cayeron sobre zonas controladas por el gobierno en Alepo, matando a por lo menos 14 civiles.
El jefe negociador de la oposición siria, Mohamed Alush, culpó al gobierno del presidente Bashar Asad de los letales ataques aéreos sobre Alepo. En declaraciones a The Associated Press dijo que los últimos actos violentos cometidos por las fuerzas gubernamentales muestran que “el ambiente no es propicio para ninguna acción política”.
Unos 200 civiles han muerto en una semana en Siria, casi la mitad solo en Alepo y sus alrededores. También hubo cañoneos y un carro-bomba en Damasco, métodos inusuales para la capital siria.
Debido al estancamiento de las conversaciones de paz en Ginebra, en Siria reina un ambiente sombrío ante el continuo derramamiento de sangre y ahora el temor de que Alepo se convertirá en el nuevo punto álgido de la guerra.
Comandantes rebeldes han denunciado que las fuerzas oficialistas están movilizando soldados, equipos y municiones como preparativo para una ofensiva militar en Alepo.
El hospital al-Quds patrocinado por MSF y el CICR está ubicado en el vecindario de Sukkari, en manos de los rebeldes. Fue impactado poco antes de la medianoche del miércoles, según activistas de la oposición y cuerpos de rescate. Murieron 27 personas, entre ellas seis miembros del personal del hospital y tres niños.
La Defensa Civil Siria calculó que fueron 30 los muertos y que entre ellos había seis miembros del personal del hospital. Entre los fallecidos estaba uno de los últimos pediatras que quedaban en la zona controlada por los rebeldes y un dentista.
La Defensa Civil, también conocida como los Cascos Blancos, dijo que el hospital y cuatro edificios adyacentes fueron impactados en cuatro oleadas consecutivas. Indicó que aún quedan víctimas atrapadas bajo los escombros y que la labor de rescate está en marcha todavía. El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, un grupo basado en Gran Bretaña, dijo que hubo tres niños entre las víctimas pero no quedaba claro si eran pacientes.
MSF dijo en un comunicado que por lo menos 14 pacientes y miembros del personal estaban entre los muertos y que el saldo seguramente aumentará.
“El destruido hospital apoyado por MSF en Alepo era muy conocido en la zona y fue alcanzado directamente por un ataque aéreo el miércoles”, detalló.
Un video publicado en internet por los Cascos Blancos mostró varios cuerpos sin vida, entre los que había niños, que eran sacados de un edificio y trasladados a una ambulancia en medio de gritos y sirenas. En la grabación aparecían además consternados rescatistas intentando alejar a los espectadores de la zona del bombardeo, al parecer por temor a nuevos ataques.
Alush, que fue uno de los que encabezaron las negociaciones en Ginebra, describió los ataques aéreos como uno de los últimos “crímenes de guerra” del gobierno de Asad.
“Quien comete estas masacres tiene que ser juzgado por sus crímenes en un tribunal de guerra y un tribunal de justicia. No necesita una mesa de negociación”, dijo Alush a The Associated Press en una entrevista telefónica. “Ahora, el ambiente no es propicio para ninguna acción política”.
El alto el fuego que entró en vigor el 27 de febrero se ha agrietado en las últimas semanas, coincidiendo con el aumento de víctimas mortales por la violencia, especialmente en Alepo y el norte de Siria. Otro bombardeo a principios de semana alcanzó un centro de formación de la Defensa Civil, causando cinco bajas en su equipo para la zona rural de Alepo.
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