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¿Por qué en Dinamarca la comida que nadie quiere se vende como pan caliente?

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En una fría noche de verano en el centro de Copenhague, una multitud se agolpa en la entrada de un restaurante llamado Dalle Valle.

Son las 22:30 horas. El buffet de la cena se está terminando y la cocina está a punto de cerrar.

Pero esas personas, la mayoría de entre 20 y 30 años, van a llevarse los restos de comida que los comensales no quieren.

Dalle Valle es uno de los cientos de restaurantes y cafés que figuran en una aplicación llamada Too Good To Go (un juego de palabras entre los conceptos de “demasiado bueno para llevar” y “demasiado bueno para botarlo”), que permite pedir comida para llevar que de otra manera se tiraría a la basura a precios irrisorios.

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Es un ejemplo de las iniciativas sociales que se crearon en los últimos años para abordar el creciente problema del desperdicio de alimentos. Y Dinamarca va a la cabeza.

Un problema global

Una encuesta gubernamental de 2014 estimó que cada hogar de Dinamarca arroja a la basura un promedio de 105 kilos de comida al año.

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