Padres del joven que murió tras coma en Corea del Norte piden compensación
Washington — La familia del joven Otto Warmbier, que murió tras entrar en coma en Corea del Norte, donde se encontraba encarcelado, pidió a la Justicia de EE.UU. que le permita apropiarse de un barco norcoreano incautado por el Gobierno estadounidense, en un nuevo intento por conseguir una indemnización.
Los padres de Warmbier formularon esa petición el miércoles en un escrito judicial de cinco páginas, al que accedió Efe este domingo.
Mediante una denuncia ante una corte federal de Nueva York, los padres de Warmbier buscan hacer responsable a Pionyang de la muerte de su hijo, que falleció después de pasar 17 meses encarcelado en Corea del Norte y haber caído en un estado de coma por causas que no se han aclarado.
En diciembre de 2018, un juez de Washington consideró que las autoridades norcoreanas eran responsables de la “tortura, la toma como rehén y el asesinato extrajudicial” de Warmbier y, por eso, ordenó el pago a la familia una indemnización de 501 millones de dólares.
Sin embargo, ese fallo tuvo un valor simbólico, ya que es bastante improbable que el Gobierno del líder norcoreano, Kim Jong-un, haga frente a ese pago.
No obstante, la familia no se ha dado por vencida y, ahora, ha pedido a EE.UU. que le otorgue un barco norcoreano que fue incautado en mayo ante la sospecha de que estaba siendo usado para vender carbón, en violación de las sanciones internacionales que pesan sobre Pionyang.
Los padres de Warmbier argumentan que si Washington les da ese barco, entonces las autoridades norcoreanas estarían pagando económicamente por la muerte de su hijo.
“Estamos comprometidos en hacer responsable a Corea del Norte por la muerte de nuestro hijo, Otto, y trabajaremos sin descanso para incautar todos los bienes de Corea del Norte donde sea que estén”, afirmó la familia del joven en un comunicado.
En enero de 2016, Warmbier, que entonces tenía 21 años, fue arrestado mientras visitaba Corea del Norte como turista; y fue condenado a 15 años de trabajos forzados por intentar robar un cartel de propaganda del hotel en el que se hospedaba, lo que el Gobierno norcoreano consideró un “acto hostil” contra el Estado.
El Gobierno del presidente estadounidense, Donald Trump, consiguió que Pyongyang liberara al joven en junio de 2017.
Cuando volvió a EE.UU., Warmbier ya llevaba más de un año en coma, estado en el que entró poco después de su última aparición en público, durante su juicio en Pyongyang en marzo de 2016.
Las autoridades norcoreanas sostiene que Warmbier sufrió un brote de botulismo y le dieron una pastilla para dormir, pero no volvió a despertarse.
La familia refuta esa versión y sostiene que su hijo fue torturado hasta quedar en coma.
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