Rusia invade Ucrania desde varios frentes
KIEV, Ucrania — Rusia inició el jueves una invasión a gran escala en Ucrania, lanzando ataques aéreos contra ciudades y bases militares, y desplegando soldados y tanques desde tres flancos, en un asalto que podría reescribir el orden de seguridad mundial impuesto tras la Guerra Fría. El gobierno ucraniano pidió ayuda mientras los civiles abordaban trenes y vehículos para escapar del conflicto.
Decenas de ucranianos, tanto civiles como militares, murieron en el primer día completo de combates.
El presidente ruso, Vladimir Putin, restó importancia a la condena internacional y a las nuevas sanciones, mientras desataba la guerra terrestre más grande en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. De manera escalofriante, Putin hizo referencia al arsenal nuclear de su país, al amenazar con “consecuencias que nunca han visto” a cualquier otro país que intente interferir, y una resolución diplomática parece ahora imposible.
Las fuerzas ucranianas se preparaban para más ataques luego de soportar una andanada rusa de misiles lanzados desde tierra y mar, un ataque que un alto funcionario de defensa estadounidense describió como la primera fase de una invasión destinada a tomar centros de población clave y, en última instancia, “decapitar” al gobierno de Ucrania e instalar uno nuevo. Las autoridades ucranianas dijeron que ya habían perdido el control de la central nuclear de Chernóbil, escenario del peor desastre en una planta atómica en el mundo.
“Rusia se ha embarcado en el camino del mal, pero Ucrania se está defendiendo y no renunciará a su libertad”, tuiteó el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy, quien ordenó una movilización militar total con vigencia de 90 días. Con cada vez menos poder, abogó el jueves por sanciones aún más severas que las impuestas por los aliados occidentales y ordenó una movilización militar total con vigencia de 90 días.
Zelenskyy dijo en un discurso por video que habían muerto 137 “héroes”, entre ellos 10 militares, y que 316 otras personas habían resultado heridas. Entre los muertos estaban todos los guardias fronterizos de la isla de Zmiinyi, en la región de Odesa, que fue tomada por los rusos.
Concluyó un emotivo discurso diciendo que “el destino del país depende totalmente de nuestro ejército, de las fuerzas de seguridad, de todos nuestros defensores”. También dijo que el país había escuchado de Moscú que “quieren hablar del estatus neutral de Ucrania”.
El presidente estadounidense Joe Biden anunció una nueva ronda de sanciones en contra de Rusia, asegurando que Putin “eligió esta guerra” y que su país pagará por las consecuencias de sus actos. Otras naciones también anunciaron sanciones o indicaron que lo harán a la brevedad.
Ante el temor de un ataque ruso en la capital, miles de personas se resguardaron bajo tierra al caer la noche, hacinando las estaciones del metro de Kiev.
Por momentos se sintieron destellos de normalidad. Las familias cenaron juntas. Los niños jugaban. Los adultos charlaban. Las personas llevaron bolsas para dormir o a sus perros o crucigramas, cualquier cosa para hacer más llevadera la espera y la larga noche que tenían por delante.
Pero el agotamiento, y las preocupaciones, eran evidentes en el rostro de muchos.
“Nadie creía que esta guerra fuera a comenzar, y que atacarían Kiev directamente”, dijo Anton Mironov, quien pasaba la noche en una de las viejas estaciones del metro. “Principalmente, me siento fatigado. Nada de esto parece real”.
La invasión comenzó el jueves por la mañana con una serie de ataques con misiles, muchos contra instalaciones vitales del gobierno y de las fuerzas armadas, seguidos rápidamente de un despliegue terrestre por tres frentes. Funcionarios de Ucrania y Estados Unidos indicaron que las fuerzas rusas atacaban desde el este hacia Járkiv, la segunda ciudad más grande del país; desde la región sureña de Crimea, la cual se anexó Rusia en 2014; y desde Bielorrusia, en el norte.
Zelenskyy, quien cortó las relaciones diplomáticas con Moscú y declaró la ley marcial, hizo un llamado de ayuda a los líderes mundiales, asegurando que “si no nos ayudan ahora, si no le ofrecen ayuda significativa a Ucrania, mañana la guerra tocará a sus puertas”.
Aunque Biden señaló que no tenía planes de hablar con Putin, el líder ruso tuvo lo que el Kremlin describió como un “intercambio serio y franco” con el presidente francés Emmanuel Macron.
Ambos bandos afirmaron haber destruido aviones y equipos militares de la otra parte, aunque poco de eso pudo confirmarse.
Horas después de que comenzara la invasión, las fuerzas rusas tomaron el control de la zona alrededor de la ahora inutilizada planta de Chernóbil después de una feroz batalla, dijo a The Associated Press el asesor presidencial Myhailo Podolyak.
El Organismo Internacional de Energía Atómica, con sede en Viena, indicó que Ucrania le informó de la toma en Chernóbil y añadió que no había “víctimas o destrucción de la instalación industrial”.
El desastre de 1986 ocurrió cuando explotó un reactor nuclear de la planta, ubicada 130 kilómetros (80 millas) al norte de Kiev, lo que arrojó nubes radioactivas a toda Europa. El reactor dañado posteriormente fue recubierto para evitar filtraciones.
Alyona Shevtsova, asesora del comandante de las fuerzas terrestres de Ucrania, publicó en Facebook que los miembros del personal de la planta de Chernóbil habían sido “tomados como rehenes”. La Casa Blanca dijo estar “indignada” por los reportes sobre la toma de rehenes.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo que el “acto de guerra brutal” destrozó la paz en Europa, uniéndose a un coro de líderes mundiales que condenaron la invasión, la cual podría causar un gran número de víctimas y derrocar al gobierno elegido democráticamente de Ucrania. El conflicto sacudió los mercados financieros mundiales: las acciones se desplomaron y los precios del petróleo subieron ante las preocupaciones de que las facturas de calefacción y los precios de los alimentos se dispararán.
La condena llovió no sólo desde Estados Unidos y Europa, sino también desde Corea del Sur, Australia y más allá, y muchos gobiernos alistaban nuevas sanciones. Incluso líderes amistosos como el húngaro Viktor Orban buscaron distanciarse de Putin.
El primer ministro británico, Boris Johnson, dijo que su objetivo era aislar a Rusia de los mercados financieros del Reino Unido cuando anunció sanciones en respuesta a la invasión. Anunció la congelación de los activos de todos los grandes bancos rusos y planes para impedir que las empresas rusas y el Kremlin recauden dinero en los mercados británicos.
“Ahora vemos quién es en realidad, un agresor sediento de sangre que cree en las conquistas imperiales”, dijo Johnson en relación a Putin.
Las sanciones de Estados Unidos se centrarán en bancos, oligarcas y compañías estatales rusas, así como en sectores tecnológicos, dijo Biden, pero no están diseñadas para afectar a los mercados energéticos mundiales. Las exportaciones de crudo y gas ruso son fuentes de energía vital para Europa.
Zelenskyy hizo un llamado a Occidente a ir más allá y sacar a los rusos del sistema SWIFT, una red financiera clave que conecta a miles de bancos de todo el mundo. La Casa Blanca se ha mostrado renuente a expulsar de inmediato a Rusia del SWIFT ante las preocupaciones de que eso pudiera desatar enormes problemas económicos en Europa y otras partes de Occidente.
Aunque algunos europeos especularon sobre la posibilidad de una nueva guerra mundial, Estados Unidos y sus aliados de la OTAN no han mostrado indicios de que vayan a enviar tropas a Ucrania por temor a un conflicto de mayor escala. En su lugar, movilizaron tropas y equipamiento como medida preventiva, y Biden dijo que Estados Unidos enviará fuerzas adicionales a Alemania para reforzar a la OTAN.
Autoridades europeas declararon el espacio aéreo del país como una zona activa de conflicto.
Después de varias semanas de negar sus planes de invadir, Putin lanzó la operación en un país del tamaño de Texas y que cada vez se inclinaba más hacia el Occidente democrático y lejos de la influencia de Moscú. El mandatario ruso dejó claro esta semana que no le encuentra motivo a la existencia de Ucrania, lo que provocó temores de un conflicto más extenso en el territorio que alguna vez fue parte de la Unión Soviética. Putin dijo que no tiene planes de ocupar Ucrania, pero su objetivo final sigue siendo incierto.
Las autoridades ucranianas pidieron a la población que se resguardara y mantuviera la calma.
“Hasta el último momento, no creíamos que sucedería esto, simplemente no quería pensar en eso”, dijo una aterrorizada Anna Dovnya, en Kiev, mientras veía a soldados y policías retirar las esquirlas de una pieza de artillería. “Hemos perdido toda la fe”.
Con afirmaciones y contradicciones de logros militares amplificándose en redes sociales, era difícil determinar qué sucedía exactamente en tierra.
Rusia y Ucrania presentaron afirmaciones contradictorias sobre el daño que han infligido. El Ministerio de Defensa de Rusia indicó que ha destruido un gran número de bases aéreas, instalaciones militares y drones. Confirmó la pérdida de uno de sus aviones de combate Su-25, atribuyéndola a un “error del piloto”, y dijo que un avión de transporte An-26 se estrelló por una falla técnica, cobrando la vida de toda la tripulación. No reveló cuántas personas viajaban a bordo de la aeronave.
Rusia afirmó que sus ataques no están dirigidos a las ciudades, pero los periodistas vieron zonas destruidas en varias partes civiles.
El ejército polaco elevó su nivel de alerta, y Lituania y Moldavia se preparaban para hacer lo mismo.
Putin justificó sus actos durante un discurso televisado durante la noche, en el que aseguró que el ataque era necesario para proteger a los civiles en el este de Ucrania, una afirmación falsa a la que Estados Unidos había pronosticado que recurriría Rusia para justificar una invasión. Putin acusó a Estados Unidos y a sus aliados de ignorar las demandas rusas de evitar que Ucrania se integrara a la OTAN y de que se le otorgaran a Rusia garantías de seguridad, asegurando que la acción militar fue una “medida obligada”.
En anticipación a la condena y las sanciones de la comunidad internacional, Putin emitió una contundente advertencia al resto de los países para que no interfirieran.
En un recordatorio del poderío nuclear ruso, advirtió que “nadie debe tener ninguna duda de que un ataque directo a nuestro país conllevará destrucción y consecuencias horribles para cualquier posible agresor”.
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Isachenkov y Litvinova reportaron desde Moscú.
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Los periodistas de The Associated Press Francesca Ebel, en Kiev; Angela Charlton, en París; Geir Moulson y Frank Jordans, en Berlín; Raf Casert y Lorne Cook, en Bruselas; Nic Dumitrache, en Mariupol, Ucrania; Inna Varennytsia, en el este de Ucrania; y Robert Burns, Matthew Lee, Aamer Madhani, Eric Tucker, Nomaan Merchant, Ellen Knickmeyer, Zeke Miller, Chris Megerian y Darlene Superville, en Washington, contribuyeron a este despacho.
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